Juan Bustos / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. La paridad de género es una urgencia dentro de los puestos de dirección de los sindicatos que pesar de apelar a la democracia sindical y ampliar los derechos de los trabajadores, en sus filas hay una agenda feminista pendiente que rompa con los roles tradicionalmente asignados, así como derrumbar estigmas sobre las capacidades de liderazgo. Particularmente en Michoacán, los sindicatos han sido ‘entes masculinos’ dominados por plantillas en donde la participación relevante de una mujer es más un accidente que una realidad continua. Y contrario a otros aspectos, como lo han sido en el gobierno y en lo empresarial, los gremios carecen de voluntad política para abrir espacios y se carecen de medidas de acción positiva que permitan, por lo menos a la fuerza, a que mujeres ocupen puestos relevantes. Foto: Fundeu En prácticamente todos los gremios sucede lo mismo: educación, salud, gobierno, seguridad, y unas pocas mujeres confirman la excepción a la regla. En entrevista tres sindicalistas que desempeñan o han desempeñado puestos de dirección consideran que, sumado a toda esta problemática, el que las mujeres no pueden ampliar su participación se debe en gran medida también a que se tienen que dividir entre su trabajo y tareas del hogar, lógicas patriarcales que persisten y que bloquean el tiempo que podrían dedicarle a una agenda gremial. Es importante señalar que en el panorama sindical del estado son pocos los liderazgos sindicales femeninos, a pesar de que incluso en algunos gremios la proporción de mujeres es igual o un poco mayor que de hombres, particularmente en el sector educativo y salud. Específicamente en el de Educación, que desde hace casi 40 años ensalza mediante la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) valores progresistas y la lucha por conquistas sociales, la aparición de la mujer en puestos de liderazgo es meramente anecdótica. Lo mismo sucede en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), donde el espíritu nicolaita no ha podido recaer en este sentido hacia sus sindicatos, y las mujeres con cierta participación reciben las carteras menos relevantes al interior de cada organismo. La paridad de género es un tema que no se aborda ni por error en la construcción de sindicatos, pero queda mucho más evidenciado en aquellos del sector educativo. EL ESTIGMA DEL LIDERAZGO Marilú Peña Guevara, exdirigente del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Intercultural Indígena (SITUIIM), comentó a esta casa editorial que es difícil para las mujeres desempeñar roles de liderazgo, no por falta de capacidad, sino por consideraciones machistas que persisten en los gremios y en las representaciones de la patronal. Explicó que su experiencia hace algunos años al frente de un sindicato fue enriquecedora, empero chocó con actitudes condescendientes o el fenómeno conocido como ‘mansplaining’, donde consideraban que no sabía cosas en lo correspondiente al mundo sindical, a pesar de su formación académica y política. “No tenía mucho en el estado, desconocía algunas cosas específicas de Michoacán, pero acaba de terminar mi maestría y tenía experiencia política, aun así, muchos intentaban hablar por mí”, dijo. Detalló Marilú Peña que tenía que imponerse ante estas actitudes de sus compañeros varones, incluso con funcionarios que creían que por ser mujer tenían ventaja ante una supuesta debilidad o hasta insinuaciones de carácter sexual como parte de la negociación; “como mujer debes distinguir esas actitudes de cómo hablan o incluso te tocan”. Expuso que el trabajo que realizó fue más llevadero, debido a que en ese momento era soltera y no tenía ninguna responsabilidad como son los hijos, tema que limita a las trabajadoras en asumir más responsabilidades. PROBLEMÁTICA SE DA HASTA EN LO ACADÉMICO María Luisa Sáenz Gallegos, líder interina del Sindicato de Profesores de la Universidad Michoacana (SPUM), coincidió en que los roles socialmente asignados a las mujeres en contexto patriarcal, limitan el desarrollo de las mujeres. Cabe señalar que es la primera lideresa del SPUM y que fue electa en medio del conflicto interno en torno a la representación sindical con el otro comité ejecutivo. “Como en la Universidad, en el ámbito de la investigación las compañeras enfrentan desafíos en desarrollar sus proyectos porque además se hacen cargo de las tareas del hogar y la crianza de los hijos”, opinó. Sáenz Gallegos expuso que, de igual forma, como en el ámbito de la investigación ahora se pide tomar en cuenta estos factores para evaluar el trabajo de las mujeres, el cual realizan en escenario de desigualdades frente a sus pares masculinos, lo mismo debe evaluarse en los sindicatos. La docente universitaria consideró que se debe tomar en cuenta la paridad de género, para atender la problemática de exclusión que se presenta, asimismo romper con estos roles socialmente asignados. Manifestó María Luisa Sáenz que en su caso cuenta con red de apoyo familiar, que le brinda el soporte para desarrollar las actividades académicas y ahora sindicales que algo con lo que deben contar las mujeres. Apuntó que las mujeres llevan mucho tiempo participando en la vida sindical: “tenemos compañeras que recuerdan a sus mamás, participando en el sindicato, pero que no pudieron participar en la dirigencia”. Sin embargo, reconoció que también persiste la idea en los propios sindicalistas que sus compañeras no pueden asumir ese rol, lo cual habla de que perviven este tipo de fenómenos de machismo en las filas de los gremios. Reiteró la necesidad de que se hagan valer estos planteamientos de equidad y el acceso a los puestos de dirección para las mujeres que son tan capaces como sus pares masculinos, pero que enfrentan contexto más complicados. ROLES DE GÉNERO Y ACOSO: FRENOS PARA MUJERES Por su parte, la secretaria general del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Poder Judicial del Estado de Michoacán (SUTASPJEM), Julie Mariela Álvarez Guzmán coincidió con las sindicalistas en torno al hecho de que las tareas del hogar y de cuidados de hijos o padres de la tercera edad, impiden la participación más activa. “Las compañeras, nos comentan, tengo que ir a preparar la comida o por los hijos, cuando no tienen la colaboración de sus parejas o familias es difícil que desarrollen la parte sindical”, dijo. Expuso que en el caso de ella también enfrentó obstáculo para acceder al liderazgo, ya que en tres ocasiones buscó dirigir al gremio, en el cual participa desde que ingresó a laborar al Poder Judicial hace más de 20 años, “persiste la idea de que tener un liderazgo femenino es signo de debilidad, incluso en la misma parte patronal”. Aclaró que las capacidades para la negociación con autoridades y la defensa de los derechos de los trabajadores no son exclusivas de un género, por lo cual son ideas con las que se tiene romper. “En el caso de nuestro sindicato. un fenómeno muy recurrente con las trabajadoras es el acoso laboral, a no contar con todo el personal necesario la presión para las compañeras y compañeros para sacar el trabajo es muy fuerte, que para una trabajadora que es madre de familia y responsable de un hogar puede ser muy pesado”. La dirigente expuso que actualmente las mujeres han alzado la voz para exigir este trato igualitario y visibilizar las injusticias que se comenten contra las mismas, por ello es importante impulsar un cambio cultural que posibilite el normalizar que las mujeres no solo en el ámbito sindical, sino en otros rubros puedan ocupar cargos de dirección. ‘NO ES LA LEY DEL MÁS FUERTE’ Las sindicalistas apuntaron que es necesario romper con esta idea de que son hombres los que tienen que dirigir la vida sindical porque son “fuertes” o “capaces”, para enfrentarse a los patrones cuando no es verdad. A pregunta expresa, Marilú Peña, exdirigente del SITUIIM, aseveró que a pesar de que se cree que los hombres son los que se agarran “guamazos”, la realidad es que muy pocas veces se ven escenarios de ese tipo en los gremios o dicho contexto a obedece a condiciones muy particulares, por lo que el argumento de la fuerza o destreza física queda rebasado. María Luisa Sáenz Gallegos, lideresa del SPUM, consideró que es necesario revisar incluso incorporar normativas y propuestas como las que indica la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en materia de equidad de género. Las sindicalistas señalaron la necesidad de transformar a las organizaciones para que ofrezcan más espacio a las mujeres entendiendo los escenarios que enfrentan, ya que las mismas participan activamente desde siempre, pero continúan siendo relegadas a espacios con poca incidencia.