Redacción / La Voz de Michoacán Ciudad de México. El 21 de enero de 2012, Tania Sánchez Aranda dijo que iría a una fiesta con su novio, Juan José Flores Herrera, de 36 años, en el municipio de Francisco I. Madero, Coahuila, pero nunca regresó a casa y desde ese día la joven de 22 años está desaparecida y de él nada se sabe. Georgina, su mamá, cuenta que recibió una llamada a las 01:00 horas en la que le dijeron que tenían secuestrada a Tania. La señora, pensando que era broma, se movilizó para encontrarla, pero no tuvo éxito. Posteriormente la volvieron a contactar para pedirle 300 mil pesos de rescate, una cantidad que con su sueldo de maestra no podría conseguir en media hora, como le indicaron los secuestradores. Mientras la madre intentó denunciar lo que había pasado, los delincuentes le seguían hablando para presionarla con el dinero, pero lejos de recibir ayuda, Fernando Olivas Jurado, delegado en el Ministerio Público, le pidió que mejor negociara con los secuestradores. Más tarde le volvieron a llamar y en la procuraduría nuevamente le dijeron que siguiera negociando. Así fue como llegó a ofrecer a los delincuentes 25 mil pesos para que liberaran a Tania. A la quinta llamada escuchó la voz de su hija, quien llorando le pedía auxilio, y los secuestradores le dijeron a Georgina que le mandarían a su hija en pedacitos. "Afuera de la oficina de él, ahí estaba yo sentada llorando, con el papá de Tania y el secretario (de Fernando Olivas Jurado) mandó decir: 'dice el secretario que se enseñe a negociar' porque ya era la tercera llamada y yo le dije '¿Qué es negociar?'", contó la señora. Fue después de eso que el delegado la atendió sólo para decirle que él no contaba con los instrumentos para rastrear una llamada telefónica y sólo le pidió que reuniera a los amigos de la hija en su casa para interrogarlos. Para cuando el delegado empezó el interrogatorio, la familia de Tania investigó por su cuenta cómo rastrear las llamadas y descubrieron que las autoridades estaban involucradas en el secuestro. "Yo sé que Tania donde esté se ha de estar acordando que su madre la busca, que su madre está en la lucha", aseveró. A nueve años de estos hechos, la familia de Tania continúa con sus propias investigaciones y su mamá, con su pensión de maestra, costea los gastos para viajar y buscar a su hija. Georgina, quien es presidenta de la Caravana Internacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, dice que si algún día fue maestra, ahora es detective y "poco licenciada porque no sé de leyes, las leyes las cambian cuando ellos quieren". Con información de Milenio.