Arturo Molina / La Voz de Michoacán Michoacán. Investigan acciones de tala y desmonte de superficie boscosa en las inmediaciones de lago de Zirahuén. A pesar de los intentos por preservar las zonas de recarga de uno de los lagos más importantes del estado, los efectos de la deforestación le siguen alcanzando. Apenas el fin de semana, población de la región denunció la tala de pinos de hasta 40 años de edad. En cuestión de horas, al menos 2 trailers de rollos de madera salieron del predio del Paraño, apenas a un par de decenas de metros del lago. Al respecto, los lugareños presentaron la denuncia ante la opinión pública y a la Fiscalía General del Estado de Michoacán a través de la Fiscalía de Delitos Ambientales en dónde se abrió la carpeta de investigación al respecto y sin que hasta el momento se hayan presentando más detalles sobre la situación. Por su parte, dependencias ambientales del estado de Michoacán advirtieron que se revisaran las documentaciones referentes a posible permisos de aprovechamientos forestales o incluso de cambio de uso de suelo. Luego de que la denuncia de los colonos se difundieran a través de medios locales de comunicación, un ciudadano se anunció como presunto copropietario propietario y argumentó contar con permisos para la extracción del recurso maderable, por lo que negó que la acción fuera ilegal. Asimismo, aseguró que las acusaciones referentes a la “tala ilegal” podrían derivar en algún tipo de conflicto con la comunidad indígena de Zirahuén, misma que ha arremetido en diferentes ocasiones contra especuladores del suelo. A pesar de que el presunto copropietario alegó tener documentos que prueban la legalidad de la tala de los pinos y de exigir su derecho de réplica, hasta el cierre de esta edición no ha compartido los mismos ni una versión al respecto. Las imágenes satelitales de la deforestación en el otro en mención es evidente. La riviera del lago presenta un franja en dónde la vegetación endémica fue sustituida por diversos tipos de cultivos. A la franja anterior, se suma otra cantidad aún no especificada de superficie por los efecto de la tala en mención. Al igual que en muchos otros cuerpos de agua del estado, en Zirahuén no se han detectado cuales son las principales fuentes de degradación que siguen afectado día con día al ecosistema y a las poblaciones colindantes. Una de las denuncias que se ha hecho por parte de autoridades, ha sido el de la constante problemática del Cambio de Uso de Suelo en la ilegalidad, lo que además, habría traído consigo el uso de productos agroquímicos para las cientos de hectáreas de huertas de berries y de aguacate que han proliferado en la zona, que es además rica en mantos acuíferos. Fotografías recientes de la cuenca y sus alrededores, dan cuenta de los problemas a los que se enfrenta Zirahuén, la población y sobre todo las autoridades en materia ambiental. La pérdida de zona boscosa en la zona aledaña al lago, y la cual era considerada como zona de recarga, ha desaparecido prácticamente por completo, en su lugar, se notan las marcas de lo que ahora son diferentes campos de cultivos. Desde el año 2013 los habitantes de Zirahuén, y de otros poblados aledaños al Lago, se acercaron a autoridades municipales, estatales y al sector académico para comunicar su preocupación por un cambio de coloración del lago y florecimientos algares excesivos.La cuenca del Lago de Zirahuén es una importante fuente de abastecimiento para la agricultura y el consumo humano en las poblaciones aledañas. Se trata de una cuenca endorreica ubicada principalmente en el Municipio de Salvador Escalante, en la parte nor-central del Estado de Michoacán. Su principal corriente es el río El Silencio, también conocido como Arroyo La Palma, el cual se origina en el extremo oriente de la cuenca y desemboca en la parte occidental del Lago. La vocación económica de la región ha estado orientada a la agricultura, sin embargo, es hacia finales de la década de 1990, tras la adopción del cultivo de aguacate, que el valor de producción de este sector pasa de alrededor de 30 por ciento a más del 90 por ciento, empleando apenas la cuarta parte de la superficie agrícola; mientras que el maíz, en el mismo periodo, generó poco menos del 1 por ciento del valor utilizando más de la cuarta parte de la superficie sembrada y cosechada.
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