Horacio Erik Avilés Martínez Mañana es Día del Maestro. Por ser viernes de quincena abundarán las celebraciones y reconocimientos a la labor de los docentes. Bien merecido se lo tienen, por la inmensa serie de cambios que advinieron en muy poco tiempo, los cuales constituyeron ser auténticos obstáculos para el ejercicio de su profesión, ante lo cual hicieron esfuerzos gigantescos para adaptarse y continuar siendo los primeros garantes del derecho a aprender de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en Michoacán. Más allá de una manzana, un diploma, una medalla, un incremento salarial de un punto porcentual por encima de la inflación y algunos discursos con lugares comunes es importante reconocerlos integralmente. Para ello, es importante considerar la situación que han atravesado, lo padecido y la imprescindibilidad de los docentes para lograr el regreso presencial a clases y, con ello, la implementación de un plan de recuperación de aprendizajes mínimos en la nación. Los maestros son grandes aliados sociales y solamente con ellos se logrará afrontar con éxito el inmenso reto que comprende educar en el contexto actual. Afortunadamente, ya la vacuna contra el COVID-19 es un prerrequisito para regresar a la presencialidad escolar que parece superado. Si bien, debe celebrarse la excelente logística de las dependencias participantes, la coordinación interinstitucional y el altísimo porcentaje de trabajadores de la educación que ya han sido inmunizados, queda la duda de si se pudo haber hecho un poco más para que este proceso sucediera algunos meses antes, con lo cual se hubieran salvado decenas de vidas humanas. No hay cifras exactas de cuántos trabajadores de la educación fallecieron en la pandemia, pero si interpolamos la tasa de mortalidad y asumimos un promedio de los trabajadores de la educación, por lo menos habrá 120 fallecidos durante la pandemia. Es momento de considerar el resto de los requisitos para poder retornar a clases y abordarlos con la misma frontalidad y despliegue de recursos institucionales. Por ejemplo, la dotación de agua potable y de materiales, equipamiento y consumibles, así como la organización y capacitación de las comunidades escolares rumbo al regreso a la presencialidad. Pero, especialmente, en el marco del Día del Maestro, existen diversas prioridades que deben tomarse en cuenta para verdaderamente celebrarlo y contar con una plantilla magisterial que pueda afrontar los retos que sobrevienen en este momento histórico. Por ejemplo, están presentes estas diez urgencias: Urge que les apliquen el 123 constitucional a los maestros. Sí, que ya les paguen completo, en tiempo y forma, que la parte patronal les provea de materiales, herramientas, equipo, protección, infraestructura y todo lo necesario para realizar su trabajo en condiciones seguras. Por ejemplo, a pesar de que mañana es día de pago, al cierre de esta edición aún no se había confirmado la hora de dispersión de la nómina a través de la red de habilitados, ni tampoco certidumbre alguna respecto al pago de los salarios de los trabajadores de la educación cuyas plazas son de sostenimiento estatal. Por ende, debería de sancionarse conforme a derecho a todos aquellos que obstaculicen el cobro de las percepciones integrales a que tienen derecho los integrantes del magisterio michoacano. Que se les libere de compromisos con sus personeros, a cambio de que se les realicen simples trámites que deberían de poderse hacer desde una computadora o ventanilla. El coyotaje se ejerce en prácticamente todos los beneficios a que tiene derecho el magisterio. Todo les cuesta: desde recibir su cheque hasta obtener un préstamo inmobiliario, desde un cambio de adscripción hasta obtener promoción horizontal o vertical. Los traficantes trabajan de forma aislada y organizada, siendo esta segunda opción fuente de amplias y complejas redes de corrupción. Hablando de Día del Maestro Los maestros de nuestros hijos no merecen tener infiltrados en su gremio. Personas sin vocación, perfil académico ni experiencia para educar, quienes cobran como tales. Requiere depuración la nómina magisterial y la plantilla de personal para garantizar se acabe la mayor fuente de desvío de recursos humanos y financieros de la administración pública estatal. Es decir, que se dignifique a su máxima expresión la figura del maestro comenzando por retirar parásitos quienes, sin perfil, ni vocación brindan un pésimo ejemplo ostentándose como maestros sin ser tales. Que los estudiantes a su cargo tengan condiciones socioeconómicas y emocionales dignas para que estén en las mejores condiciones para el aprendizaje. Si bien, miles de maestros son solidarios y generosos dentro y fuera de las aulas, ellos no deberían de sacar dinero de su bolsillo para convertirse en los principales patrocinadores de las trayectorias académicas de las niñas, niños y jóvenes. Esto sucede por la omisión gubernamental en dotar de apoyo socioeducativo e integral a las generaciones jóvenes, lo cual repercute en la matriculación, permanencia y logro en el aprendizaje, pero partiendo de la irresponsabilidad institucional, de la cual los niños son víctimas, mientras que los maestros muchas veces se convierten en solidarios testigos impotentes de la tragedia. Los maestros deben de contar con un programa de formación continua basado en diagnósticos sistemáticos, profusos y periódicos que permitan detectar las necesidades del magisterio para afrontar los retos de una sociedad en cambio constante, considerando las especificidades locales y comunitarias al igual que las macrotendencias. Debe ser universal y también apegado a lo estipulado en el artículo 123 constitucional, es decir, totalmente gratuito, proporcionado por la parte patronal y realizado en horario laboral. Deben de contar con una carrera magisterial donde, de suyo, puedan obtener automáticamente beneficios por su desempeño docente sin necesidad de rellenar tortuosos formularios, de competir entre sí para ingresar a un portal electrónico confuso, burocrático y prácticamente insalvable, para, en caso de lograr superarlo, apenas ingresar al mundo de las redes de corrupción donde quien paga a las autoridades corruptas obtiene beneficios tangibles, aún sin encontrarse siquiera frente a grupo, como ya hemos demostrado desde Mexicanos Primero Michoacán ha sucedido con algunos jerarcas sindicales y gremiales, quienes a pesar de haber declarado la guerra a la evaluación docente y a la carrera magisterial, obtenían beneficios económicos producto de haberse inscrito y superado de manera inexplicable los requisitos para tales efectos, toda vez que ni siquiera estuvieron frente a grupo durante décadas. En contrapunto, abundan las quejas de los docentes quienes no pudieron siquiera lograr su registro en algún portal electrónico, de quienes vieron adelantárseles en la carrera a quienes ni clases daban y de muchos otros a quienes nunca se les brindó respuesta a sus dudas, comentarios o necesidades expuestas. Que exista un escalafón justo, meritocrático y transparente para los maestros, donde sea mediante su formación académica y el servicio prestado a los estudiantes como se les acrediten puntos para continuar obteniendo beneficios. Que nunca más sea necesario caminar kilómetros en avenidas, acampar en la banqueta ni realizar proselitismo electoral para obtener un ascenso, un aumento salarial o un cambio de adscripción. Que haya mecanismos de atención a dudas, sugerencias, quejas, denuncias, opiniones, recomendaciones y propuestas del magisterio donde se brinde cabal solución a cada una de ellas. Es decir, donde lo indebido se sancione, la omisión y el error humano se corrijan y las propuestas se escuchen, se tomen en cuenta y se incorporen a la política pública educativa. Que se acabe la corrupción al interior del magisterio michoacano, porque son las bases quienes la padecen y las cúpulas quienes se benefician de ella. Es indispensable que exista, por ende, un acto de rendición de cuentas del secretario de educación donde brinde informe de resultados ante los maestros, padres de familia, estudiantes y sociedad en general. Paralelamente, que existan concursos de oposición abiertos para que los funcionarios de la estructura de la Secretaría de Educación en el Estado sean los mejores profesionistas disponibles en el mercado laboral. Análogamente, que se norme el ingreso al servicio profesional docente a todos los niveles, así como el del personal de asistencia y apoyo a la educación, realizando convocatorias abiertas para que se acabe el tráfico y la herencia de plazas en el sector educativo estatal. Consejo docente Y es importante realizar reconocimiento a los docentes mediante la conformación de un consejo estatal magisterial, donde se escuche su voz, donde se generen buenas prácticas para la innovación educativa, donde se detecten áreas de oportunidad en los procesos con los cuales tienen que ver. El día que los funcionarios educativos, el secretario de gobierno y el titular del poder ejecutivo estatal se sienten con los maestros a escucharlos de forma sistemática y natural mucho se avanzará para mejorar la política pública en materia educativa, a la vez que se conjurarán muchos de los problemas que generalmente ocasionan la redacción de inmensos pliegos petitorios, pudiéndose atajar y resolverse las situaciones desde antes. Todos los maestros son profesionistas, dotados de inteligencia y de experiencia, merecen ser muy tomados en cuenta para establecer ciclos de mejora continua, mucho más que una palmada anual en el hombro. Así podríamos continuar citando muchas formas de reconocer y dignificar a los docentes michoacanos. Pero el abandono y el clientelismo corporativista con el cual se les ha tratado parte de quienes históricamente han dirigido las instituciones educativas, por lo que han sido parte sustancial de la conformación del enrarecido clima laboral al interior del magisterio, han contribuido enormemente a ser el origen del inmenso malestar docente que genera problemas incrementales prácticamente irresolubles. Bien vale la pena exigir a las autoridades y a los candidatos para que hagan una agenda por los maestros michoacanos. Que se comprometan de manera vinculante y seria en resolver la problemática magisterial. En la medida en la cual logremos todos juntos mejores condiciones para los maestros, también estaremos dotando de sostenibilidad a la sociedad michoacana, porque en el ejercicio pleno del derecho a aprender de nuestros hijos está depositada la esperanza de nuestra evolución. Los maestros michoacanos han dado todo, hasta la vida para formar a nuestros hijos. Es tiempo de darlo todo por ellos. Merecemos un gobierno educador. Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles