Leopoldo González Es verdaderamente increíble la cantidad de asuntos públicos que es incapaz de resolver y sacar adelante Morena y la mal llamada 4t, y que, a pesar de ello, todavía le queden seguidores. En una democracia de primer mundo, con ciudadanos no sólo informados y conscientes sino dignos, estas rémoras ya no estarían gobernando porque la sociedad organizada los habría echado del poder. El 6 de junio será una fecha clave y estratégica: las organizaciones de mujeres, de víctimas, de pobres sin empleo, de médicos y padres de familia maltratados podrán hacer de la cita electoral el día de su rebelión, porque les colmó el plato un gobierno que sólo atiende a la secta llamada 4t y desprecia al pueblo en general. Es curioso, pero nada se mueve en el país si no es para beneficiar a la oligarquía de Morena con rehabilitación de estadios de béisbol, contratos leoninos para el mantenimiento del Metro, “moches” para beneficiar a parientes, cientos de contratos de obra y cientos de adjudicaciones directas, al grado de que el 77.4 por ciento de estas últimas han ido a parar a la nueva mafia del poder. Por raro que parezca, los gobiernos anteriores construían por lo menos 4 mil 800 kilómetros de carreteras al año, mientras Morena en dos años sólo construyó 184 kilómetros. Mientras esto ocurre allá arriba, donde la burocracia de huarache dejó de serlo porque ya usa mocasín de lujo y guayaberas de 30 y 42 mil pesos, acá abajo se han multiplicado el desempleo y la pobreza y la gente vive en los filos del hambre. En lo que va del gobierno de AMLO 13 millones de mexicanos se han sumado a las cifras de pobreza que maneja el INEGI, y de ellos alrededor de 450 mil son michoacanos. Los proyectos faraónicos que, según López Obrador, iban a rescatar y a capitalizar al país, como el Proyecto Integral Morelos, el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas y el Corredor Interoceánico, no han hecho de la mexicana una economía modelo, pero sí han logrado crear lo que parecía imposible: una ´casta dorada´ estilo 4t, a la usanza de la casta revolucionaria de otros tiempos. Es decir, lo que llaman Cuarta Transformación no es un método ni una técnica de reivindicación del pobre y su pobreza, sino un conjunto de modos y técnicas para engatusar al pobre, pues la 4t no está reñida con el capitalismo, siempre y cuando la capitalista sea ella. La labia facilona y el palabreo irresponsable son la madre de la falsedad demagógica en tiempos de la Cuarta Transformación, porque, de cualquier forma, alguna madre deben tener quienes viven de la industria de la mentira. Y esto sólo se da en el género rufianesco, como un subproducto de la política de hoy. Un país como México, que acumuló estafas y decepciones desde antes de la época neoliberal, y que durante los gobiernos neoliberales conoció también la hiel de la desesperanza, merecía y esperaba más, mucho más de lo que ofreció Morena en campaña como un cambio profundo, magnífico y espectacular. Lo que se ofrece al calor de una campaña y desde el apoyo ciego e irresponsable de las masas, sin ética, sin visión y sin cultura, como le ha ocurrido a Morena muy recientemente, únicamente soportado en el dogmatismo ideológico y el ilusionismo político, fueron ofrecimientos vanos y banales que hoy tienen a México en franco deterioro y en trance de descomposición. Fue temerario e irresponsable ofrecer tanto, cuando no se tenía honor ni palabra ni capacidad para cumplirlo. También fue temerario y demagógico ofertar proyectos técnica y jurídicamente inviables, que además miran al pasado, como los que hoy están parados y tienen parado a todo un país. Asimismo, vender catálogos de buenas intenciones de saliva en un país herido por la desesperanza más atroz, fue brutal y fue criminal. México tendrá muy pronto la ocasión de reparar sus faltas. Lo que el sacerdote llama “enmienda de conciencia” no es sino arrepentimiento y llamado a no transitar por el mismo fango, por el mismo lodo. Los pueblos que han conocido una esperanza cierta, una esperanza con cuerpo, jamás la olvidan. Esperemos que sea este el caso del pueblo de México. Pisapapeles El presidente mexicano pidió perdón por la masacre de 303 chinos, ocurrida el 15 de mayo de 1911 en las inmediaciones de Torreón, Coahuila. ¿Y el perdón a las víctimas de Covid-19? ¿Y el perdón a las víctimas de la Línea 12 del Metro? Digo. leglezquin@yahoo.com