EFE / La Voz de Michoacán Los embriones de muchas especies de animales usan señales acústicas para prepararse ante el mundo exterior, según un estudio publicado por la revista Trends in Ecology & Evolution de Press Cell. Los científicos que han llevado a cabo esta investigación han bautizado este fenómeno como “programación de desarrollo acústico” y afirman que afecta a un gran número de especies. Una de las autoras del estudio, Mylene Mariette, de la Universidad Deakin de Australia, apuntó que esto se produce “cuando un sonido informa al embrión del entorno que afrontará después del nacimiento y cambia su desarrollo para una mejor adaptación al medioambiente”. Los expertos han hallado pruebas de que este fenómeno ocurre en los pájaros, donde las llamadas parentales pueden advertir a los embriones de las olas de calor o de depredadores. Mariette agregó que los embriones de animales que ponen huevos, como los insectos, las ranas, los reptiles y las aves, emplean sonidos o vibraciones para saber cuál es el mejor momento de romper el cascarón. “Esto sugiere que la programación de desarrollo acústico probablemente ocurra en muchas especies animales y en una amplia gama de situaciones, pero hasta hace poco no sabíamos que esto pasaba”, dijo la científica. Mariette comenzó a interesarse por este fenómeno cuando estudiaba cómo los pinzones cebra padres se comunicaban uno con otro a través de sonidos para coordinarse en sus tareas parentales. La experta se dio cuenta de que cuando uno de los padres estaba solo incubando, a veces, producía una “extraña” llamada aguda y se preguntó si este sonido tendría alguna implicación en el desarrollo de los embriones. Para averiguarlo, Mariette capturó el sonido de los nidos y lo aplicó a huevos incubados artificialmente en laboratorio. Así descubrió que los pinzones cebra padre producen un sonido en concreto cuando hace mucho calor y, en el momento en que el embrión dentro del huevo lo oye, ajusta su desarrollo para prepararse ante las altas temperaturas. En el caso de estos pájaros la experta vio cómo los embriones reducían el daño fisiológico que les pudiera ocasionar la exposición al calor, tras estar expuestos a esos sonidos. Esto es porque el sonido afecta directamente el comportamiento y la fisiología, sin un proceso consciente. Es por esto que, por ejemplo, la música provoca emociones espontáneas de tristeza o felicidad, sin que tengamos que recordar de qué película es la banda sonora, e incluso sin que nosotros mismos nos demos cuenta de nuestra reacción a la música”, detalló Mariette. Tras esta investigación, queda ahora por averiguar si el sonido tiene un impacto más profundo en el desarrollo de lo que sabe hasta ahora. Según Mariette, podría ser importante preservar los espacios sonoros naturales para que los animales sean capaces de adaptarse, sobre todo en ambientes que cambian rápido. En el caso de los pinzones cebra, “es bastante sorprendente que únicamente con el sonido los bebés sean capaces de prepararse ante el calor, especialmente dado el nivel alarmante de cambio climático”, subrayó.