El muelle de San Blas: la historia real y el legendario pueblo de la canción de Maná

La icónica canción mexicana probablemente está perdida en las playlists de todo mexicano y latino, es de esas que se cantan en coro cuando alguien decide ponerla en los bares o las fiestas, y su historia es desgarradora.

Foto: Twitter

Agencias / La Voz de Michoacán

México. El muelle de San Blas es probablemente la canción de Maná que todos conocen y que se saben de memoria incluso cuando dicen que no les gusta la banda (incluso aparece en la serie El Vecino, que es una gran comedia de superhéroes en Netflix), pero no muchos saben que habla de un lugar que existe realmente y que tiene una leyenda que terminó inspirando la historia de la canción.

La icónica canción mexicana probablemente está perdida en las playlists de todo mexicano y latino, es de esas que se cantan en coro cuando alguien decide ponerla en los bares o las fiestas, y su historia es desgarradora. El muelle de San Blas habla sobre una mujer que, después de que el hombre que ama sale al mar, se queda esperando ahí mismo para sorprenderlo a su llegada.

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Pero, miles de lunas pasan, él no vuelve y ella se queda esperando, acumulando polvo, animales y hasta plantas, por lo que pasa a ser conocida como “la loca” del muelle, consumida por el dolor y la incertidumbre de la desaparición de su amado. ¿Murió? ¿La dejó? ¿Sufrió un accidente? Eso no lo sabemos, pero sabemos que una mujer así existió realmente y que San Blas es uno de los destinos mexicanos que vale la pena conocer.

¿Dónde está el muelle de San Blas?

Maná no se inventó lo de la canción, San Blas existe realmente, se encuentra en la Riviera Nayarit (donde encuentras de las mejores playas de México) y se trata de un pueblo histórico que está considerado como el tesoro del Pacífico Mexicano, y solo necesitas saber eso para darte cuenta de que te urge visitar el lugar.

San Blas se encuentra a unos 35 kilómetros de Rincón de Guayabitos y a unos 160 kilómetros del aeropuerto de Puerto Vallarta, y se trata de un lugar pequeño y detenido en el tiempo donde puedes apreciar la arquitectura colonial, grandes haciendas y, por supuesto, un gran muelle desde el que puedes observar el mar que se extiende hasta el horizonte y que choca con la arena más fina. Además de que tiene una gran oferta gastronómica formada por platillos preparados con pescados y mariscos frescos que son originarios de la zona.

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Entre sus puntos más icónicos se encuentra Las Islitas, que es una formación de peñascos a la orilla de la playa que son ideales para explorar y perderte en la naturaleza, o para tomar las mejores fotos de viajes. Además de que el lugar está rodeado de manglares y estuarios que son el hogar de más de 300 aves migratorias.

¿Quién fue la “loca” del Muelle de San Blas?

La historia comenzó en 1971, cuando una mujer llamada Rebeca Méndez se quedó en la Playa El Borrego, en San Blas, después de que su amado Manuel se adentró en el mar y nunca volvió a salir.

“Ella despidió a su amor. Él partió en un barco en el muelle de San Blas. Él juró que volvería. Y empapada en llanto, ella juró que esperaría. Miles de lunas pasaron. Y siempre ella estaba en el muelle, esperando. Muchas tardes se anidaron. Se anidaron en su pelo y en sus labios. Llevaba el mismo vestido. Y por si él volviera, no se fuera a equivocar. Los cangrejos le mordían. Su ropaje, su tristeza y su ilusión”, dice la canción, pero la historia es más compleja y trágica.

Según cuentan las leyendas, Rebeca se estaba preparando para su boda con Manuel, pero, tres días antes, él salió al mar y, al parecer, quedó atrapado por la tormenta Priscila, en el Pacífico, y perdió la vida, dejando a la mujer devastada.

Rebeca pensó que Manuel la había abandonado, así que, consumida por el dolor, se puso su vestido de novia y caminó a la playa, donde se quedó a esperar a su novio desaparecido, y todos los días volvía al mismo lugar con la esperanza de volver a verlo. Se dice también que las personas locales le llevaban comida, mientras ella vendía ropa que tejía para muñecas.

Rebeca eventualmente fue encontrada por su familia y algunos guías de turistas cuentan que ella murió en 2012 a los 63 años, y sus cenizas fueron esparcidas en el muelle para que pudiera reunirse con Manuel.