Arzobispo Carlos Garfias Merlos Ante la actividad política que vivimos hoy, exhorto a todos los que compartimos la fe cristiana a la civilidad política y social, todos estamos llamados a construir nuestra democracia con interés, compromiso y responsabilidad. Ante las próximas elecciones de julio, los candidatos que buscan un puesto de elección popular deben estar a la altura de los tiempos políticos que demanda nuestra Patria y nuestros pueblos, permitiendo y promoviendo el desarrollo electoral en paz. Todos los cristianos, como miembros de una sociedad democrática, estamos llamados a hacer un verdadero esfuerzo por lograr la reconciliación entre las distintas opciones políticas y en la medida de lo posible la integración de las propuestas y planteamientos que potencien la respuesta a las necesidades más apremiantes de nuestras instituciones y pueblos para implementar su grandeza y belleza. Las distintas posturas políticas en la contienda electoral nos piden ser más sensibles y conscientes de la necesidad de favorecer la unidad poniendo juntos todo el esfuerzo, para erradicar la corrupción, la ignorancia y las profundas desigualdades sociales que han marcado a nuestros pueblos. Por ello es necesario que los ciudadanos generen espacios de participación, exigencia, corresponsabilidad y vigilancia en el proceso electoral. Propiciemos una convivencia pacífica y respetuosa, puesto que todos buscamos el progreso, la justicia, el respeto a los derechos humanos y el bien de la Patria. Más allá de las diferencias ideológicas, sociales y religiosas, compartimos un territorio, una historia, unos valores, unas tradiciones, unos mismos ideales. Los invito a todos para tener en cuenta los siguientes temas en los distintos discursos y posturas políticas, que hagan conciencia a nuestras opciones como creyentes: Una nación en la cual se respeten a plenitud todos los derechos humanos. Un México más justo, solidario y participativo, con un sistema económico humano, que trabaje en la reducción de la pobreza y la desigualdad social; capaz de impulsar a todos a través del empleo digno y la promoción humana. Un estado de Derecho fuerte, justo, promotor y defensor de la dignidad humana. La transparencia y la rendición de cuentas, que disminuya drásticamente la impunidad y la corrupción. El fortalecimiento y las condiciones de vida digna para las familias. Educación de calidad, para promover una cultura solidaria. La protección al medio ambiente[1]. Sintámonos todos protagonistas en este tiempo electoral y como cristianos oremos y tengamos esperanza para que en este proceso se busque trabajar por el bien común, promoviendo el orden, la justicia, la equidad y la paz. CEM, CV Asamblea Plenaria a los Candidatos a la Presidencia 2018, 12 de abril de 2018.