Héctor Jiménez / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán.- A medida que arrecia el calor y la escasez de agua en Morelia, se hace más evidente la necesidad de tomar mayores acciones en la protección del medio ambiente y de las zona arboladas que rodean a la capital michoacana; a la par que el Bosque Cuauhtémoc, enclavado casi en la zona centro de la ciudad, funciona como un recordatorio de que aún desde sus inicio hasta la actualidad este municipio requiere de regiones verdes para subsistir. Hoy en día, este bosque urbano ubicado a lo largo del acueducto, en la zona donde confluye el Centro Histórico y la colonia Cuauhtémoc, es uno de los lugares favoritos de las familias morelianas para pasar el fin de semana, donde encuentran la naturaleza, áreas verdes, sombra de árboles e incluso animales silvestres de los que no gozan en sus hogares ni sus colonias, y así ha sido desde hace más de 150 años. La historia de este pulmón aún vivo de la capital michoacana debe rastrearse hasta el siglo XIX, pues los archivos históricos indican que hasta el año de 1845 este lugar todavía era conocido como “Barrio de San Pedro” y estaba compuesto por terrenos ocupados por los campesinos indígenas de la época, quienes aprovechaban el agua de la zona para dar de beber a sus caballos. Así como el cuadernillo “Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce”, firmado por Juan Manuel Pérez Morelos y María del Rosario Reyes Jiménez, precisa que “El antiguo barrio de San Pedro de la ciudad de Valladolid, hoy Morelia, fundado en el año de 1541”, mientras que específicamente este terreno “Era conocido como Bosque San Pedro y en el año de 1916 cambió su nombre por el de Bosque Cuauhtémoc”. Fue alrededor del año 1850, bajo el mandato del gobernador Miguel Silva Macías, cuando se concretó un acuerdo con el que los habitantes del barrio de San Pedro accedieron a ceder este espacio para reubicarse en el Rancho de “Los Aguacates”, con lo cual los terrenos en la zona centro comenzaron a transformarse para el establecimiento de propiedades privadas. “Los particulares que adquirieron estos terrenos, construyeron grandes casas de campo con amplias avenidas a las que se es puso el nombre de distintos personajes notables de la época, entre los que destacan: fray Antonio de San Miguel, Prudencio Bocanegra, Manuel Ocaranza. A las glorietas les fueron asignados nombres mitológicos”, según detalla el mencionado cuadernillo. Fue por esas fechas que se tuvo el primer antecedente del estanque de patos y el kiosco que son puntos populares del bosque hoy en día. “Se adornó el bosque con un senador y un lago. Se creó una casa destinada para las Hermanas de la Visitación, expulsadas más tarde por el gobierno revolucionario; incluso se destinó una jaula para la exhibición de fieras. El gobernador Aristeo Mercado ordenó que se ampliara la glorieta central, colocándose un kiosco para audiciones musicales”. Los nuevos cambios en esta zona de Morelia se dieron en el siglo XX, en el marco de la Revolución Mexicana, con la cual se buscó que este espacio volviera a tener una vocación de espacio público. A lo largo de los años, desaparecieron las antiguas casones presentes en los terrenos del bosque y únicamente quedaron en pie algunos de ellas, que hoy cumplen un papel como edificios de servicio público, como es el caso del Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (Macaz) con sede en una de estas antiguas moradas, que abrió sus puertas como galería en 1971. Con el paso de este siglo, se agregó otro ingrediente al desarrollo del Bosque Cuauhtémoc, que fue el establecimiento de sedes destinadas a la salud pública. Los registros indican que el Hospital Infantil de Morelia “Eva Sábano de López Mateos”, establecido a un costado del bosque, comenzó sus operaciones en 1964. A ello se agrega el Hospital General “Doctor Miguel Silva” y el Centro Estatal de Atención Oncológica (CEAO), que están fuera del bosque pero a tan solo dos cuadras de distancia. Dicho elemento cumplió su ciclo en el pasado 2020, cuando tanto el Hospital General de Morelia como el Hospital Infantil fueron trasladados a la nueva “Ciudad Salud”. Si bien existe un proyecto por convertir los antiguos edificios en oficinas de gobierno, este se mantiene pendiente sobre la decisión de las autoridades estatales que tomen posesión en próximos meses. Así, los cambios en la ciudad siguen su curso, mientras las áreas verdes, la vegetación y los animales del Boque Cuauhtémoc demuestran su pertenencia, como un recordatorio que este pulmón de la ciudad es necesario, así como también se vuelve urgente prestar atención a las zonas arboladas que están no en el centro sino alrededor de la capital michaoacana.