Agencias / La Voz de MichoacánEUA. Combatir el fuego con el fuego no es solo una frase popular, es un método real eficaz y muy utilizado en la complicada tarea de hacer frente a un incendio forestal. Siguiendo ese mismo concepto, un equipo de investigadores de la Pennsylvania State University se preguntó si sería posible utilizar el SARS-CoV-2 contra sí mismo. La respuesta a esa cuestión es afirmativa y ha desembocado en la presentación de una terapia de prueba de concepto en la que se usa el coronavirus para frenar la COVID-19. El estudio se ha publicado hace tan solo unos días y consiste en un virus SARS-CoV-2 sintético diseñado en laboratorio de manera defectuosa para que interfiera con el crecimiento del coronavirus real y causando finalmente la extinción, tanto del virus que causa el COVID como del virus sintético. “En nuestros experimentos, mostramos que el coronavirus original permite la replicación y propagación de nuestro virus sintético, promoviendo así su propio declive”, explica en EurekAlert Marco Archetti, autor principal del artículo. “Una versión de este virus diseñado podría usarse como terapia antiviral frente a la COVID-19”. A grandes rasgos, cuando un virus ataca a una célula lo hace adhiriéndose a su membrana e inyectando su material genético. Más tarde se aprovecha del funcionamiento celular para replicar su material genético, lo empaqueta en viriones que se extienden e infectan a otras células. Los virus de interferencia defectuosa (DI)contienen errores en sus genomas que, frecuentemente, afectan a su capacidad para replicar su material genético. En el estudio, los investigadores de Penn State muestran como su genoma DI sintético puede replicarse tres veces más rápido que el genoma del virus original y como resultado se produce una reducción del genoma del SARS-CoV-2 y por tanto una reducción de la carga viral a la mitad en 24 horas. Los investigadores diseñaron su virus de interferencia defectuosa a partir de fragmentos del genoma del propio SARS-CoV-2 y, a continuación, lo probaron en células de mono verde africano (Chlorocebus sabaeus) que ya estaban previamente infectadas con el coronavirus original. El virus diseñado interfirió efectivamente con el crecimiento del coronavirus y los resultados del estudio muestran que el genoma defectuoso se extendió 3.3 veces más rápido que el propio coronavirus. El estudio publicado muestra resultados muy prometedores, aunque los propios investigadores reconocen que una reducción del 50% de la carga viral aún no es suficiente para fines terapéuticos. Además, y como siempre recordamos desde esta sección de ciencia en Yahoo, los estudios con resultados in vitro aún distan mucho de poder aplicarse a seres humanos (in vivo). Se necesitan más experimentos para verificar el potencial de este virus diseñado como tratamiento viral, pero los responsables del artículo abren una ventana muy interesante: en un proyecto, que aún no han presentado pero que están preparando para su publicación, el equipo ha estado utilizando nanopartículas como vector de entrega consiguiendo reducciones del coronavirus de más del 95% en solo 12 horas. Los responsables del estudio se muestran muy optimistas: “con un poco de investigación adicional y ajustes, una versión de este DI sintético podría usarse como un terapéutico autosostenible para COVID-19".