Agencias / La Voz de MichoacánEUA. Un hombre que se ha sometido al primer trasplante doble de brazos celebra poder flexionar sus bíceps por primera vez en 20 años. A Felix Gretarsson, de 49 años, tuvieron que amputarle los brazos en 1998 después de que se le prendieran fuego al ser electrocutado mientras intentaba arreglar un cable eléctrico. Tras el accidente, se sometió a 54 operaciones a lo largo de los tres meses que estuvo en coma y tuvieron que amputarle los brazos para salvarle la vida. Este islandés de 49 años localizó a un cirujano de renombre mundial y le rogó que le hiciera el trasplante doble de brazos, que nunca antes se había intentado hacer, y se mudó a la otra punta del mundo para esperar su turno. Gretarsson se sometió a un trasplante doble de brazos y hombros en enero de este año, en el 23º aniversario de su accidente. Gretarsson, 49 años, se electrocutó mientras intentaba arreglar una línea eléctrica y ambos brazos se le prendieron fuego (SWNS). Los brazos de Gretarsson tuvieron que ser amputados después de electrocutarse, ya que seguían infectados (SWNS). Seis meses después de la operación de 15 horas y tras cientos de horas de trabajo de rehabilitación, ha afirmado que la cirugía fue un éxito ahora que puede mover los brazos y flexionar los bíceps. Ahora espera poder volver a abrazar a su familia otra vez. Hablando de cómo se sintió al despertar con brazos nuevos, dijo: Fue como si tuviera dos camiones aparcados en mis hombros. Gretarsson, que ahora vive en Lyon, Francia, añadió: La sensación en los nervios puede ser un poco dolorosa cuando crecen. Gretarsson dice que sus bíceps ya están funcionando después de la operación (SWNS). También añadió: Si me tocas el brazo, puedo sentir los nervios adentro, incluso si no siento la piel. Estoy moviendo el codo en el agua, mi bíceps ahora funciona y estoes solo cinco meses después. Tengo muchas esperanzas puestas en poder mover también las manos, algo que nadie esperaba, excepto yo. El accidente de Gretarsson ocurrió cuando agarró el cable equivocado mientras intentaba arreglar una línea que transportaba electricidad para alimentar 500 hogares en enero de 1998. Se electrocutó y cayó al suelo desde una altura de casi 10 metros, rompiéndose la espalda en tres lugares distintos y fracturándose el cuello. También se le prendieron fuego los brazos. Sus colegas corrieron a un río cercano para recoger agua con sus cascos para apagar las llamas y lo último que recuerda antes de perder la conciencia es que lo intentaban calmar. Mientras estuvo inconsciente, inicialmente los cirujanos le amputaron los brazos por encima del codo, pero finalmente tuvieron que amputar más arriba debido a las infecciones. Este padre de dos hijos ha anhelado durante años recuperar sus brazos perdidos (SWNS). Gretarsson despertó tres meses después sin brazos y luego se enganchó a las drogas y el alcohol. Perdió su profesión, a su novia de mucho tiempo y no podía ver a sus hijas Rebekka Rut y Diljá Gudmundsdóttir, que ahora tienen 27 y 23 años. Intentó la rehabilitación, pero terminó necesitando un trasplante de hígado y le dijeron que solo sería elegible si lograba estar sobrio durante un año. Logró estar sobrio de alcohol y drogas, pero aún seguía anhelando un trasplante. Tras ver un anuncio de televisión en 2007 sobre una conferencia en la Universidad de Islandia del renombrado cirujano Jean-Michel Dubernard, conocido sobre todo por realizar el primer trasplante completo de mano en 1998, fue a su encuentro y le preguntó por la posibilidad de un trasplante completo de brazos. Gretarsson se recupera bien tras una cirugía pionera (SWNS). El doctor Dubernard le dijo que había alguna posibilidad, pero que tendría que mudarse a Francia para que su equipo se preparara de forma adecuada. Cuatro años más tarde, los cirujanos aceptaron su solicitud y Felix lanzó una campaña de financiación en toda Islandia para que le ayudaran a pagar los 200 000 dólares que costó la operación. En 2013, se mudó de Islandia a Lyon con sus padres, Grétar Felixson y Gudlaug Thors Ingvadóttir, de 74 y 70 años, respectivamente, y comenzó la búsqueda de un posible donante. Durante ese período, en un bar de Lyon, conoció a la que ahora es su mujer, Sylwia Gretarsson, de 33 años, y el 11 de enero de ese año, recibió la noticia de que habían encontrado a un donante adecuado. Al día siguiente ‒en el 23º aniversario de su accidente‒ fue al hospital Edouard Herriot para someterse a la cirugía. En este momento, hace grandes progresos y los médicos le han dicho que los nervios crecen un promedio de un milímetro al día, por lo que estiman que llegarán a su codo en un año y a sus manos en dos años.