IMÁGENES NUESTRAS | Jardín de la Soterraña: de la tradición española al olvido, y ahora, en recuperación

En los últimos años se ha buscado recuperar este espacio mediante la reactivación económica, social y cultural con nuevos cafés y restaurantes alrededor, pero aún se encuentra lejos de aquel esplendor con el que fue sobreviviendo durante siglos

Foto, Samuel Herrera Jr.

Héctor Jiménez / La Voz de Michoacán
Fotos, Samuel Herrera Jr.

Morelia, Michoacán. La Plaza Ignacio López Rayón es un espacio que muchos morelianos creen no conocer o del que nunca han oído hablar, pues en vez de utilizar este nombre oficial se refieren a dicha plaza como el Jardín de la Soterraña, o simplemente La Soterraña, la cual es una denominación que vale la pena rescatar ya que engloba toda la historia de dicha zona con sus orígenes hasta la antigua España.

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Aunque Morelia fue fundada en 1541, archivos históricos apuntan a que el barrio de La Soterraña no existía o no figuró con ese nombre hasta entrado el siglo XVIII. Al igual que muchos otros sectores de Morelia, dicha zona se vio dividida por su templo más cercano, el cual comenzó a ser construido en 1762 con el nombre de la Capilla de Nuestra Señora de Nieva.

Foto, Samuel Herrera Jr.

Diversos relatos apuntan a que el centro religioso recibió este nombre por la imagen de una virgen que presumiblemente fue encontrada el municipio de Nieva, en España, y que posteriormente fue trasladada a Morelia. Existen principalmente dos versiones en torno a esta figura religiosa: la primera es que la virgen fue encontrada bajo tierra en el antiguo continente antes de ser traída a Morelia, o que fue enterrada para protegerla durante los enfrentamientos en la Guerra de Independencia.

Ambas de estas explicaciones dieron como resultado la denominación que sigue vigente hasta el día de hoy, pues dicha figura religiosa fue conocida como La Virgen de La Soterraña, ya que “soterraño” significa “enterrado”, “subterráneo” u “oculto bajo la tierra”.

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Foto, Samuel Herrera Jr.

Dicho centro religioso se dedicó a la veneración de la virgen aproximadamente hasta el siglo XX, tras lo cual Cristo Rey se convirtió en el patrono del templo. Sin embargo, la denominación de “La Soterraña” ya se había quedado en la mente y la lengua de los ciudadanos para nombrar tanto al barrio como a la plaza jardín, lo cual es una constante de los espacios del centro de la capital michoacana, cuyos nombres surgen y se mantienen más a causa de las costumbres que por los nombramientos oficiales.

Esta curiosa denominación no estuvo exenta de perderse durante el ajetreo y la vida diaria de los morelianos, ya que hacia 1854 era también conocida como Plaza del Tejamanil debido a los tejamaniles o piezas de madera para techumbre que se comerciaban en este lugar, en tanto que en 1855 se plantaron árboles que embellecieron al sitio en el que numerosos vendedores ya se reunían a ofrecer diversos productos.

Foto, Samuel Herrera Jr.

El próximo cambio para el lugar fue en 1883, cuando las autoridades cambiaron su nombre oficial a Plazuela de Don Antonio de Mendoza. Posteriormente, en 1894, los vendedores fueron reubicados a la Plaza Carrillo de la ciudad y la Plaza de La Soterraña dejó de tener un carácter comercial. No obstante, se considera que todavía jugó un papel importante para la ciudad para el abastecimiento de agua y las actividades de paseo y distracción de los ciudadanos.

Después de una serie de cambios y modificaciones de su apariencia, se estima que fue a finales del siglo XVII cuando comenzó la construcción de la plazuela con la imagen, como se le conoce hoy en día. Actualmente se ubica en la intersección de las calles Guerrero y Rayón, es decir que, aun estando dentro de los límites del Centro Histórico no forma parte de las zonas con mayor afluencia de turistas, tráfico y explotación económica.

Foto, Samuel Herrera Jr.

Lo anterior implicó que La Soterraña se convirtieran en sinónimo de delitos, asaltos, prostitución y drogadicción, pues se trataba de un espacio que muchos morelianos evitaban por la fama de que los robos eran frecuentes, a la par que la antigua plazuela presentaba una imagen descuidada, con grafitis, daños del mobiliario urbano, basura, así como botellas vacías de licor, como resultado de la permanencia de personas en situación de calle.

En los últimos años se ha buscado la recuperación de dicho espacio mediante su reactivación económica, social y cultural, en tanto que la plaza se ha convertido en la sede de las ruedas de prensa del partido Morena, y se han abierto nuevos cafés y restaurantes alrededor, algunos de los cuales incluso están orientados a preservar la memoria de la zona. Sin embargo, la plazuela aún se encuentra lejos de aquel esplendor con el que fue sobreviviendo durante siglos con su nombre extraoficial de “La Soterraña”.