Agencias / La Voz de MichoacánArgentina. Luego de permanecer dos meses internado, murió Gino Renni. La noticia la comunicaron en las redes sociales sus amigos y productores artísticos, Gustavo Yankelevich y Carlos Rottemberg. El actor se encontraba internado en el Instituto Argentino del Diagnóstico y Tratamiento (IADT) por las consecuencias del COVID-19 desde el 6 de junio. El popular actor nacido en Italia que se convirtió en una de las figuras más queridas del ambiente artístico. Tenía 78 años, pero aparentaba muchos menos. Su espíritu siempre jovial lo convirtió en uno de los personajes más queribles del mundo del espectáculo. Multifacético, se inició en canto y ganó popularidad como comediante. Su vida privada siempre la mantuvo apartada del ámbito público y fue discreto a la hora de hablar de sus amoríos. La muerte de Gino Renni significa la partida de un hombre que fue exponente de la época de oro de las comedias blancas y de las telenovelas de romántico tono naif. Vientos de agua Luigi Melieni Mollo fue el nombre con el que lo inscribieron en su Calabria natal. Aquel 7 de junio de 1943, sus padres celebraron el nacimiento del bebé, aunque las preocupaciones por la economía doméstica ensombrecían la vida cotidiana, esa constante lucha por la supervivencia. Buscando un futuro mejor, la familia se trasladó a Buenos Aires cuando el pequeño Luigi tan solo tenía tres años. Se asentaron sobre la avenida Córdoba, una arteria cercana al Mercado de Abasto donde Francisco, su padre, tenía un puesto de expendio de frutas y verduras. El hombre, de amaneceres de madrugada, sostuvo a la familia con el esfuerzo de un trabajo que solo contaba con un día de descanso por semana. Así, el matrimonio pudo criar y educar a sus hijos Luigi y Ana María. Luigi sentía devoción por esa hermana compinche que falleció hace algunos años y cuyo duelo nunca pudo superar. “Nosotros somos tanos, nos gusta la famiglia unita”, dijo hace unos años a LA NACIÓN, en una extensa entrevista realizada en su departamento de la avenida Coronel Díaz del barrio de Palermo. De adolescente, sintió su vocación por el canto. A los 17, se presentó en un certamen en radio El Mundo, luego de sentirse impulsado por su admiración por Doménico Modugno. No fueron pocos los que le aconsejaron que debía cambiarse el nombre por uno de rítmica más sencillo de memorizar. Así fue como se bautizó a sí mismo como Gino Renni, el nombre con el que cobraría gran popularidad. Su debut se produjo con el programa Italia canta con la voz de Gino Renni, en aquella emisora donde había participado de un concurso de canto. Corría el 8 de abril de 1961 y se iniciaba una carrera marcada por los grandes éxitos populares. Aquel programa duró dos años y fue el prólogo a temporadas en estaciones como Splendid, Libertad y Belgrano. Entre el canto y la actuación En 1962, y con tan solo 19 años, pisó un estudio de televisión para debutar en uno de los más famosos programas de la época: Sábados Circulares de Mancera, que emitía Canal 9. Al año siguiente se mudó a Canal 13 para participar de La cantina de la alegría, conducido por Héctor Coire, y El Club del Clan, aquel famoso ciclo donde un grupo de jóvenes cantantes hacía delirar al país. En 1964, el autor y director Hugo Moser lo convocó para debutar como actor en algunos sketches del programa Disparate S.A, fue el puntapié para que Renni mostrara esa otra faceta que le depararía tantas satisfacciones. Los Campanelli, Los hijos de López y La Tuerca fueron algunos de los espacios donde pudo lucir su faceta como comediante. Gino Renni rápidamente se convirtió en una figura famosa y su carisma y acento italiano le conferían una personalidad que se distinguía del resto. “En esa época hacía hasta cuatro shows por noche. Recorrí toda Latinoamérica y Estados Unidos. En México, actué en uno de los teatros más grandes del DF con sala llena. Pero me vine, luego de tres meses, porque me ofrecieron hacer La Tuerca. Ahí, de alguna forma, terminó mi carrera como cantante”, dijo en su última entrevista con LA NACIÓN. En 1970, su paso por La Tuerca, le deparó un premio Martín Fierro. Sin embargo, a pesar del éxito obtenido como actor, jamás olvidó su faceta como cantante y, en 1970, condujó y cantó en Voltops. Un año después, llegaría un mojón especial de su carrera: Nino, aquella telenovela argentina que fue la primera en cobrar trascendencia internacional y salir al aire para todo el continente con repetidoras como el Canal 9 de Nueva York. El de la telenovela fue un rubro en el que se lució siempre. Renni era de esos actores necesarios para componer personajes arquetípicos que engrosaban los elencos. Fue un actor convocado por Andrea del Boca, con quien compartió Perla Negra y Zíngara. Con Natalia Oreiro fue parte de Muñeca brava, Kachorra y Sos mi vida. Y con Chayanne y Araceli González fue parte de Provócame. Entre 1983 y 1986, convocado por Juan Carlos Mesa, integró uno de los programas icónicos de la televisión argentina: Mesa de Noticias, aquella disparatada redacción donde Renni compuso a Foderone de la Salsiccia, un personaje que se hizo muy popular y que logró instalar un latiguillo: “Assassino”. Fiel a su estilo, también despuntó la pasión por el canto, pero impregnada de humor en temas como “Assassino rock” o “Pasta Cuccinata”. Gino Renni no era un hombre pudoroso a la hora de mostrarse frente a cámaras, por eso no dudó en formar parte de los concursos animados por Marcelo Tinelli: Bailando por un sueño y Cantando 2011. También Gerardo Sofovich le guardaba un gran respeto y fue uno de los actores con los que más trabajo en programas como La noche del domingo, Operación Ja ja y El nieto de Don Mateo. Con Susana Giménez lo unía una afectuosa relación, razón por la cual la diva lo convocó para formar parte de algunos episodios de los sketches de su programa y para integrar una tribuna con personajes que fue parte de las temporadas 2007 y 2008 del estelar show de la diva. Actor serio y popular En 1974 debutó en teatro junto al gran comediante Osvaldo Miranda en la obra La soñadora y luego se sumó a Una rosa para el desayuno, junto a Nora Cárpena y Guillermo Bredeston. En 1984 le llegó el turno de ponerle el cuerpo a un gran autor: Darío Fo, gracias a su papel en Aquí nadie paga, pieza en la que compartió el elenco con Beatriz Bonnet. En 1991, el propio Renni se sorprendió ante el llamado del director Alberto Ure, quien lo convocó para trabajar en Noche de reyes, de William Shakespeare, en el Teatro San Martín. Allí demostró su oficio aprendido lejos del Conservatorio y a pura intuición. En cine, las comedias familiares fueron su fuerte. Participó en más de veinte títulos entre los que se destacan las sagas de Los bañeros y Brigada explosiva, todas con gran éxito de taquilla. Privacidad Ya maduro, reconoció que fue un error no haber formado una familia, aunque se reconoció muy pendiente de su hermana y su madre. En el plano afectivo, poco se subo de sus amoríos. “Mi gran amor no perteneció al medio artístico”, confesó. Tenía fama de Don Juan, pero su discreción lo llevó a manejarse con sobriedad y jamás estar envuelto en un escándalo. Conoció la noche de Buenos Aires, en tiempo donde las madrugadas de las tertulias de los actores se extendían hasta el amanecer. En aquella bohemia cultivó su estilo familiar y campechano. No tenía prejuicios en torno al género popular y sentía orgullo de formar parte de esa estirpe de artistas que podían hacer pie en Shakespeare y en Hugo Moser.