EFE / La Voz de Michoacán Ciudad de México. - El presidente mexicano, Andrés Manuel López obrador, acusó este domingo al Poder Judicial de "estar podrido" y tener una "mentalidad ultraconservadora" ante los amparos que frenan sus obras de infraestructura. "Desgraciadamente el Poder Judicial está podrido, hay honrosas expresiones para no generalizar, pero jueces, magistrados, ministros, están al servicio de los grupos de intereses creados y tienen una mentalidad muy conservadora, ultraconservadora", manifestó. El mandatario hizo estas declaraciones en una gira en la norteña región de La Laguna, en los estados de Coahuila y Durango, donde su Gobierno pretende edificar una obra para potabilizar el agua y distribuirla a nueve municipios. Pero el proyecto, llamado "Agua Saludable para La Laguna", está detenido por la oposición de ambientalistas y habitantes de la región, que han interpuesto amparos para frenar las construcciones. “Si ya empezaron los amparos, pues entonces no vamos a poder terminar la obra. ¿Ustedes creen que yo voy a confiar en el Poder Judicial? No me estoy chupando el dedo", se quejó el mandatario. Este no es el primer ataque contra el Poder Judicial del presidente, quien antes ha cuestionado a los magistrados "corruptos" de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). En particular, el mandatario ha criticado a jueces que avalan amparos en contra de sus obras, como el Tren Maya en el sureste del país, o de sus políticas, como la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, que afecta a empresas privadas. "Si tuviésemos un Poder Judicial confiable, yo diría no hay problema, vamos al litigio, vamos a demostrar que no hay afectaciones, pero no. Nos metemos en eso, nos entrampamos, nos presentan una denuncia y luego otra, y otra, y otra", expresó este domingo. El presidente también criticó a sus gobiernos predecesores por heredarle obras inconclusas, como el Tren México-Toluca, que conectará al Estado de México con la capital del país. “Antes lo que importaba era el dinero, el ‘moche', el soborno, lo que entregaban las compañías constructoras para obtener esos contratos, no les importaba la gente, no les importaba que se generara un conflicto social o ambiental”, sostuvo.