José Luis Ceja / La Voz de Michoacán Jiquilpan, Michoacán. Autoridades de este municipio permitieron a partir de hoy la puesta en operación de la zona de tolerancia ubicada en la calle de Las Flores, justo a espaldas del Palacio Municipal, con la intención de regular la actividad que tras el cierre de estos establecimientos durante la administración anterior se ejercía en calles y plazas de la ciudad. En el trascurso de la anterior administración municipal, la zona de bares fue clausurada por la autoridad local bajo el argumento de que se trataba de espacios a través de los cuales se fomentaban actividades ilícitas y que constituían un riesgo tanto a la salud como a la seguridad de la población en general, por lo que, sin mediar argumento legal alguno, se declaró cerrada la zona de tolerancia, ante lo que las mujeres y hombres que mantenían ocupaciones en esa parte de la población hubieron de trasladar sus labores a las calles de la ciudad y en los jardines públicos. El 25 de abril del 2019 y bajo el argumento de que se trataba de un lugar en que se generaba violencia, además de demeritar la imagen de Pueblo Mágico, las autoridades locales realizaron la clausura de la zona de tolerancia de este municipio, espacio que, a decir de las autoridades locales, había sido un problema social heredado administración tras administración. El operativo fue realizado por personal de la administración municipal, personal de Protección Civil y personal de la Policía local, quienes previamente habían recorrido la calle de Las Flores, a espaldas de Palacio Municipal, para informar a los trabajadores de este lugar que los locales de la zona tolerada quedarían clausurados; sin embargo, algunos de estos bares estuvieron operando a lo largo del 2019 y 2020 de manera clandestina. Sobre los argumentos presentados por la autoridad municipal para el cierre de estos establecimientos, se señaló que, tras la revisión realizada, los mismos violentaban una serie de reglamentaciones locales en materia de seguridad, integridad física, higiene y administrativos, por lo que se determinó el cierre de estos locales y se emplazó a elementos de la Policía local de guardia para evitar que las trabajadoras intentaran ponerlos en operación nuevamente. El conflicto por la zona tolerada Es de señalar que la zona de tolerancia se ubica en la calle de Las Flores, entre J. Bautista Emiliano Zapata, justo a espaldas de Palacio Municipal. En ese lugar se albergan al menos una decena de negocios en los que ejerció en algún momento el sexoservicio, actualmente son únicamente cuatro los lugares que siguen prestando este servicio sin horarios definidos de cierre y apertura de los establecimientos. Durante mucho tiempo lo que se denominó como “la caja chica de Las Flores” se constituyó con los recursos provenientes de las aportaciones que realizaban los dueños de estos bares y prostíbulos al alcalde en turno, recurso que no requería de comprobación ni recibo alguno. Incluso, durante algunos periodos, las alcaldías apostaban policías armados en los accesos de esta calle para cobrar una cuota de ingreso a los clientes a la zona de bares, de tal suerte que, durante muchos años, la verdadera administradora de la zona de tolerancia fue la Presidencia Municipal. Salieron a trabajar extramuros Ante el cierre de la zona de tolerancia, las y los trabajadores de este lugar optaron por ofertar sus servicios de manera clandestina mediante el “enganche” en el mercado local, el Jardín Zaragoza, la Fuente de la Aguadora y la Glorieta de Los Gallitos, distribuidas en la geografía local, además de pequeños bares en la periferia que operan en la clandestinidad, algunas de las trabajadoras de esta calle señalaron que la clausura de los locales con giro rojo afectaba el tema de la economía, pero sobre todo porque muchas de ellas arrendan viviendas en la parte alta de estos bares, por lo que, con la colocación de los sellos de clausura, estarían impedidas de acceder a sus viviendas. Algunas de la extrabajadoras de estos lugares señalan que debido al cierre de este centro de operaciones se afectó la economía de al menos a 200 jefes de familia que obtenían sus ingresos a través del ejercicio de diversos oficios, además de que se ha afectado también a distribuidores de vinos y refrescos; lo más preocupante, señalaron, es el hecho de que al cerrar los negocios que se ubicaban en la zona de tolerancia se orilló a las mujeres a buscar ejercer su oficio en plazas públicas y en las calles de las colonias de la periferia con el riesgo que ello implica, sobre todo en el tema de salud, pues al no contar con un espacio físico dónde ubicarlas, las sexoservidoras no podían ser localizadas por personal del centro de salud para las revisiones y los controles médicos de rutina.