Agencias / La Voz de MichoacánEUA.Se ha convertido en el gran debate de las últimas semanas. Quedan muchas lagunas, importantes cuestiones abiertas y los estudios que tenemos por el momento aún no son concluyentes. De hecho, las diferentes autoridades sanitarias por todo el mundo difieren en sus comunicados. El comité asesor de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) recomendó la semana pasada administrar una tercera dosis de la vacuna de Pfizer a los mayores de 65 años y también a quienes posean un riesgo alto de COVID grave… aunque rechaza extender esta dosis de refuerzo en la población general. Siguiendo esa misma estela, la decisión en nuestro país incluye una tercera dosis para los ancianos que viven en residencias, con una ampliación reciente que incluye a los individuos del grupo 7 del plan de estrategia de vacunación, es decir, el grupo de mayor riesgo ( pacientes trasplantados, cáncer, VIH, etc.). En la mayoría de los países con campañas de vacunación avanzadas las ventajas de una dosis adicional no parecían compensar el esfuerzo económico y logístico, sin embargo esta situación podría cambiar a raíz de un importante estudio llevado a cabo en Israel. El artículo científico se ha publicado este pasado 15 de septiembre en el prestigioso The New England Journal of Medicine (NEJM) y lleva como título “Protección del refuerzo de la vacuna BNT162b2 contra Covid-19 en Israel”. El trabajo evalúa a más de un millón de israelíes, mayores de 60 años, que habían recibido sus dos primeras dosis al menos cinco meses antes. Los resultados publicados podrían conseguir un cambio en muchas políticas nacionales ya que muestran que “doce días después de recibir una tercera dosis los participantes en el estudio tenían casi 20 veces menos probabilidades de padecer COVID-19 grave que las personas del mismo grupo de edad que habían recibido sólo dos pinchazos y fueron estudiados durante un período de tiempo similar”. Además de esta reducción significativa de COVID grave, el estudio también muestra una reducción de 11,3 veces en las infecciones por SARS-CoV-2. Mientras algunos expertos, como en esta columna en Nature, expresan sus dudas sobre posibles sesgos en el estudio, Israel ha aumentado recientemente la población que recibirá esta dosis… lo que nos lleva a una cuestión vital: la practicidad de una tercera dosis. Más allá de la justicia social, e incluso dejando a un lado las terribles desigualdades globales, los criterios prácticos para destinar esas dosis extra a países menos afortunados son cada vez más claros. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) rechaza la tercera dosis de vacunación de los países más ricos y aconseja firmemente aumentar el porcentaje de vacunados en todo el mundo. Los datos más recientes a finales de agosto indican que mientras un 60% de las personas en los países de ingresos altos ya habían recibido al menos una dosis, en los países con ingresos más bajos, esta cifra se sitúa en tan solo el 1,3%. La OMS afirma que aunque poseemos evidencias de que las dos dosis habituales no resultan efectivas en determinados grupos (como por ejemplo personas que han recibido un trasplante y necesitan tomar medicamentos que inhiben el sistema inmunológico), ampliar las terceras dosis, como ya está haciendo Israel, no está justificado. Ese excedente de dosis podría ser más efectivo si se destina a países con bajos porcentajes de vacunación, reduciendo así el riesgo de que surjan nuevas y cada vez más peligrosas variantes. Los países ricos siguen dejando a un lado al resto del mundo, como si no hubiesen aprendido nada en los casi dos años que llevamos de pandemia. La propia OMS alza la voz pidiendo a estas naciones adelantadas que cumplan sus propias promesas de apoyar a COVAX (el mecanismo internacional para donar vacunas a países con menos ingresos) y recordando que el modesto objetivo de vacunar al 20% más vulnerable de la población mundial para finales de 2021 aún está demasiado lejos de cumplirse. El resumen, como la vida misma, es triste y desequilibrado: miles de millones de personas aún no han recibido la primera dosis, mientras que en otros estados se abre ya la puerta a una tercera dosis de refuerzo. Sin embargo, esta desigualdad tiene un factor que seguimos olvidando y que, como nos muestra Delta, nos terminará pasando factura: al no vacunar a todo el mundo por igual se están creando viveros para nuevas cepas, más contagiosas y peligrosas, que podrían llegar a hacer inútiles las vacunas actuales… ya sea con dos o con tres dosis.