Javier Favela / La Voz de Michoacán Pito Pérez, mítico personaje del pueblo mágico de Santa Clara del Cobre, sí existió en los años de transición entre el Porfiriato y la Revolución. Era una persona ilustrada y preparada, formada en el Seminario, que en sus últimos años cayó en el alcoholismo, a quien el escritor José Rubén Romero retrató como un borrachín dicharachero. Al menos esa es la versión que relata César Urincho Castro, el intérprete del personaje desde hace 8 años. Al apersonarse en una conferencia de prensa que ofreció Araceli Saucedo, alcaldesa de Salvador Escalante, el monologuista considera que las tres películas basadas en la novela “La vida inútil de Pito Pérez” terminaron por consolidar el estereotipo del vagabundo, del borrachín y del mugroso en torno a un oriundo de Santa Clara del Cobre, nacido a finales del siglo XIX. “Pito Pérez no fue una fantasía del escritor Rubén Romero. Mi abuelo, que en paz descanse, me dijo que conoció al personaje”, según afirma Urincho, quien ha hecho representaciones teatrales del personaje en 99 municipios michoacanos, con monólogos de diversos minutos de duración, siendo el más extenso de dos horas. Urincho Castro interpreta a un inadaptado social, amigo del alcohol, con dotes de poeta, crítico de la injusticia social en modo de sátira, siempre cargando el esqueleto de una mujer, a quien en sus alucinaciones alcohólicas considera como su amor más fiel. Ese fue un esqueleto que se robó Pito Pérez del hospital de Zamora, de uno de tantos sanatorios que ingresó por su adicción al alcoholismo, según refiere Urincho, quien enseguida empieza a recitar: “Yo no te tengo miedo. Tú tampoco. Te llevaré conmigo porque eres la mujer más fiel. Eres el amor que espera y vela por mí”. El intérprete afirma que en Santa Clara hay una fotografía donde aparece Pérez Gaona, el real, vestido de traje, parado junto a un esqueleto sentado con el pie cruzado y con una guitarra. El monologuista asegura que Pito Pérez nació en Santa Clara y que estudió en el Seminario de Morelia, pero un año antes de recibirse decidió salirse, ya que no sintió el llamado religioso. Regresó al pueblo natal. “Por la ilustración y la preparación que tenía, lo invitaron a trabajar como secretario del Ayuntamiento. Empezó a relacionarse con los medios políticos. Trabajó en Uruapan, en Rentas, en Tacámbaro y en Morelia. En la capital conoció a grandes personalidades de la política surgidas de la Revolución, como al entonces gobernador Francisco J. Múgica. También al gobernador y después presidente, el general Lázaro Cárdenas del Río. Por su preparación en teología y filosofía, fue maestro de logia masónica”. El Pito Pérez real entra en la leyenda, al conocer al escritor José Rubén Romero, cuando éste visitó Santa Clara del Cobre. “Hay comidita y tomadita como en todas las presidencias municipales y ahí conoce la otra faceta del personaje, la del borrachín y dicharachero. Esa personalidad se consolidó a través de tres películas basadas en la novela. Manuel Medel filma Santa Clara tal como era en los años cuarenta, con lugareños de guarache y ropa de manta. Posteriormente, Germán Valdés TinTán e Ignacio López Tarso, íconos del cine mexicano, personifican a Pito Pérez.