EFE / La Voz de Michoacán Cerca la de Tierra orbita el asteroide Kamo'oalewa, que es poco conocido, aunque podría tratarse de una especie de Luna en minitatura, un fragmento perdido de nuestro satélite natural, señala un estudio publicado por Nature Communications Earth and Environment. El asteroide tiene el tamaño de una noria -entre 45 y 57 metros de diámetro-, se acerca hasta unos 14 millones de kilómetros de la Tierra y su brillo es unos cuatro millones de veces más débil que la estrella más tenue que el ojo humano puede ver en un cielo oscuro, por lo que es difícil de detectar. Bautizado como Kamo'oalewa, que alude a una cría que viaja sola en la tradición hawaiana, fue descubierto en 2016 por el telescopio PanSTARRS de esa isla. Es un cuasi-satélite, una subcategoría de asteroides que orbitan alrededor del Sol, pero que permanecen relativamente cerca de la Tierra. Unos objetos de los que se sabe poco porque son débiles y difíciles de observar. De hecho, debido a su órbita este asteoride solo pude observarse en abril y su tamaño hace que únicamente pueda verse desde ese telescopio de Hawai, uno de los mayores de la Tierra. Un equipo de astrónomos dirigido por la Universidad de Arizona estudió el astoride para tratar de dar una respuesta a su origen y descubrieron que el patrón de luz reflejada de Kamooalewa, llamado espectro, coincide con las rocas lunares de las misiones Apolo de la NASA, lo que sugiere que se originó en la Luna. El equipo aún no puede estar seguro de cómo puede haberse desprendido y el motivo es, en parte, que no se conocen otros asteroides de origen lunar. Después de tres años de investigación y observaciones, paradas el año pasado por la covid-19, el equipo encontró, en 2021, lo que considera la pieza final del rompecabezas. La órbita de Kamooalewa es otra pista de su origen lunar, pues es similar a la de la Tierra, pero con una ligera inclinación, lo que no es típico de los asteroides cercanos a nuestro planeta, según Renu Malhotra, coautor del estudio y profesor de ciencias planetarias de la Universidad de Arizona. "Es muy improbable" que un asteroide de los que se encuentran cerca de la Tierra se sitúe espontáneamente en una órbita casi satelital como este, dijo Malhotra. Sin embargo no se espera que permanezca mucho tiempo en esa trayectoria, solo unos 300 años más, mientras estiman que ocupa esa posición desde hace 500 años.