IMÁGENES NUESTRAS | Antigua Central Camionera, epicentro de la movilidad en Michoacán

Por la intensa movilidad que se desarrollaba desde y hacia ella, la Antigua Central fue corazón del estado. Duró en funciones casi tres décadas, hasta que la mancha urbana se la ‘comió’

Foto, Samuel Herrera Jr.

Arturo Molina / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Han pasado más de medio siglo desde la época de mayor auge de la antigua Central Camionera de Morelia Generalísimo Morelos, que operó a escasos metros del Centro Histórico de Morelia. Ubicada entre vecindades de las entonces afueras de la zona urbana, marcó un antes y un después en la evolución de la movilidad de los michoacanos.

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Se terminó de construir y adecuar como central de autobuses en el año de 1972; siglos antes, el inmueble fue beaterio de las Carmelitas de Valladolid y, apenas años antes de convertirse en central de autobuses, fue un almacén de materiales nacionales.

En los trabajos estructurales para convertirla en central camionera se requirieron de fuertes modificaciones en la antigua estructura del clero secular. La única condición de la Iglesia católica fue conservar la capilla lateral, misma que, sin embargo, con el paso de los años desapareció. Durante los más de 20 años que fungió como terminal de autobuses, la capilla fungió como espacio para que los viajeros, choferes y la población de la colonia ubicada a espaldas del Centro Histórico pudieran acudir a orar antes de cualquier viaje. Se ha señalado que llegó a ser una de las iglesias más visitadas de la zona.

Foto, Samuel Herrera Jr.

El inmueble que desahogaba los autobuses a la calle Eduardo Ruiz se caracterizó por la importante movilidad que se generó en torno a los autobuses. Diariamente llegaban y partían miles de personas tanto al interior del estado como hacia el exterior de Michoacán, principalmente las grandes ciudades como Guadalajara y México.

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Al igual que con otras actividades comerciales, la calle Eduardo Ruíz se llenó de cientos de comerciantes de distintas zonas de la ciudad capital que animados por la intensa afluencia de visitantes, turistas y paseantes les dejó ventas importantes hasta que poco a poco se consolidó una base de comerciantes. 

Hasta los años 70 el transporte de ferrocarril era prácticamente el único mecanismo de transporte masivo para viajar a ciudades como Uruapan, la Ciudad de México y otras regiones locales y nacionales. No obstante, con el desarrollo de las redes carreteras y con el boom económico previo a los 80, la llegada de los autobuses vino a hacer más accesible la movilidad.

Foto, Samuel Herrera Jr.

Los antiguos autobuses permitieron viajar hasta 60 personas bien acomodadas a una mayor velocidad, en trayectos mejor trazados, en tiempo reducido y a menor costo. Los acabados cromados y letreros con el destino fueron la novedad para los morelianos que, junto con la central vecina ubicada en el antiguo convento del Carmen, vieron poco a poco la llegada masiva de los automóviles.

Si bien fue considerada una de las más modernas para su tiempo, la ubicación fue su perdición. El crecimiento de la mancha urbana, el intenso tráfico vehicular y otros a factores hacían cada vez más complicado que los enormes autobuses maniobraran por la zona, por lo que para finales de la década de los 90 finalmente se terminó por buscar otras ubicaciones a las afueras del naciente anillo periférico.

Foto, Samuel Herrera Jr.

Luego de la mudanza de la antigua central, en 2001, el inmueble quedó en el completo abandono por casi una década. La llegada de sexoservidoras, cines para adultos y otros fenómenos oscurecieron el antiguo corredor que vio su máximo esplendor apenas unas décadas antes.

Finalmente, para el año 2007 y con el edificio completamente en ruinas, inició su proyecto de demolición para el cual se construyó un enorme estacionamiento concesionado a una empresa privada.

En lo que quedaba del casco de la antigua central, durante varios años jóvenes artistas lo convirtieron una sede cultural de pintura y exposiciones que fue señalada por autoridades municipales por el uso de drogas y bebidas alcohólicas, para finalmente ser rescatada por el Ayuntamiento de Morelia y destinada a convertirse en el Centro de Justicia Cívica desde el 2017.

Foto, Samuel Herrera Jr.

Desde entonces, con constante presencia de la Policía Morelia, la zona ha regresado a la actividad económica por el incremento en la afluencia de la zona norte del Centro Histórico de la ciudad.

A más de 50 años de la antigua central y del beaterio de las carmelitas queda poco. Incluso, de la antigua capilla que alguna vez fue uno de los espacios religioso más visitado apenas queda la fachada, el interior se derrumbó por el abandono y los altos costos de reparación del edificio de cantera sólida.