Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. A casi un mes de las agresiones en contra de ambientalistas en la región de Villa Madero, la tensión se mantiene por las amenazas del crimen organizado. Los afectados y amenazados se han acercado a los mecanismos de protección a víctimas en las comisiones de derechos humanos mientras que en otros casos han comenzado a abandonar las comunidades que hasta este año habían defendido. Advierten que los grupos delincuenciales que operan en la región, que incluye municipios como Acuitzio, Tacámbaro, Huiramba y el sur de Morelia, están vinculados a la tala ilegal y a la producción de monocultivos. A finales de este mes de diciembre, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla fue cuestionado por esta casa editorial respecto a las amenazas a los activistas de la región. La respuesta del mandatario se redujo a asegurar que se atiende a las víctimas de las agresiones. A pesar de las promesas, ninguno de los tres niveles de gobierno les ha resuelto lo más básico: garantizar la integridad de quienes asumieron las labores de defender los bosques ante la voracidad e impunidad del fenómeno de cambio ilegal de uso de suelo. En la última reunión con autoridades de la Mesa de Seguridad Ambiental de Michoacán, los pobladores de la región urgieron a implementar esquemas de protección ambiental con apoyo de seguridad pública por la presencia del crimen organizado e incluso advirtieron amenazas. A pesar de los exhortos, hasta el momento el apoyo ha sido escaso por parte de los tres niveles de gobierno. Las cifras del Consejo Promotor del Área Natural Protegida de Villa Madero señalan que entre el 2020 y 2021 se perdieron casi 1 mil 500 hectáreas de bosque para dar pasó a plantaciones monocultivos y Hoyas de agua que a su vez, han cortado el suministro de agua a las poblaciones. Ante el secuestro y posterior liberación del activista, ambientalistas del estado denunciaron la falta de atención en seguridad ambiental para las zonas en donde se ha denunciado el cambio ilegal de uso de suelo. Hay más amenazas tanto en esta como en otras regiones del estado de Michoacán en donde los activistas ambientalistas, han fungido como el “último escudo” para frenar la voracidad del cambio ilegal de uso de suelo y otros fenómenos de degradación generados por los monocultivos del aguacate y las berries. Durante los últimos 5 años, las distintas comunidades de la región se han enfrentado cara a cara contra distintos fenómenos. Aunado al cambio ilegal de uso de suelo, las hoyas de agua, los cañones antigranizo, la perforación desmedida de pozos de agua, el uso desmedido de agroquímicos y el despojo “legal” de las tierras de cientos de campesinos. Por lo anterior, desde el 2019 se confirmó el Consejo Promotor del Área Natural Protegida de Villa Madero, en donde convergen los ejidatarios, propietarios de la tierra, ambientalistas y agricultores interesados en cerrarle la puerta a la destrucción de los bosques. Entre las medidas implementadas durante este 2021 se destacó el “cerrarle la llave” del agua a los poseedores de huertas de aguacate que incurrieron en cambio ilegal de uso de suelo y la detección de las ollas de agua. Para lo anterior, han pedido casi sin resultados, la presencia de los gobiernos y de seguridad pública. La falta de agua ha generado que los campesinos dejen de producir sus tierras y terminen por rematarlas a empresas foráneas que finalmente terminan por explotar el uso de suelo. Lo anterior, representa un círculo vicioso que ha impactado a miles de familias se la región. Desde el 2018, el Consejo Estatal de Ecología, (COECO), advirtió sobre la conformación de lo que se podría considerar como el tercer polo de desarrollo del aguacate. Ubicado al sur de Morelia, Acuitzio, Villa Madero, Huiramba y Carácuaro. En este triángulo geográfico, los bosques han sido reemplazados por una gran cantidad de huertas del valioso “oro verde” y a ello se han sumado, los grandes galerones que albergan a los frutos rojos. Desde hace menos de 10 años y en silencio, los productores del mencionado monocultivo, se han aprovechado de la región, la pobreza de las comunidades y en muchos de los casos, de la falta de vigilancia para instalar enormes huertas que incluso, han cortados los corredores de fauna naturales de la región. La instalación de huertas en estos municipios, corresponde a capitales ajenos a Michoacán, toda vez que apenas un 5 por ciento de las huertas de aguacate, corresponden a productores oriundos a la región. Y es que incluso, en el caso de Villa Madero, los altos índices de pobreza, han generado que la población venda sus tierras a precios infravalorados para subsistir. Activistas, amenazados Municipios como Contepec en el oriente michoacano, Zinapécuaro en el Valle de Queréndaro, Madero en la zona sur de Morelia e incluso el cerro del Águila, han denunciado la presencia de grupos armados que amedrentan tanto a los propietarios de la tierra como a quienes han intentado alzar la voz. La situación anterior se ha dado a conocer a casi dos años de la repentina muerte del activista ambientalista, Homero Gómez González, reconocido defensor de los bosques de la Mariposa Monarca en el oriente Michoacano. El silencio se mantiene en torno al caso que alcanzó los reflectores mediáticos internacionales por las condiciones en las que se dieron los hechos.