Jorge Manzo / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Se tiene que cuestionar para qué nos solicitan los datos personales, ya sea dentro de las instituciones públicas o en privadas, sin embargo, la preocupación está en los profesionistas, pues la mayoría –médicos, abogados, contadores- no lo saben y olvidan establecer ese aviso de privacidad dentro de su política de protección de datos, alertó la especialista Alejandra Clemente Salvador. “La ley es clara y establece que debe haber un documento al que se llama Aviso de Privacidad, en donde le tienes que decir a esa persona qué datos le vas a pedir y para qué los quieres, y no nada más eso, también se le debe informar cómo los vas a cuidar. Yo he hecho el ejercicio, he ido con algún médico, con un dentista y les pregunto “¿Tienes un aviso de privacidad? ¿y qué es eso?, me responden”, lamentó. La especialista sentenció que incluso el Instituto Nacional de Transparencia, a pesar de que tiene un generador de avisos de privacidad, al revisar los documentos que tienen, ni ellos cumple con lo que marca la ley o están exagerados. “Dentro de ese aviso de privacidad yo tengo que decir qué información voy a pedir, pero también qué voy a hacer con esa información, si la voy a compartir. De repente nosotros vamos a un banco, por ejemplo, abro una tarjeta de ahorro y de repente me empiezan a llamar para venderme todo tipo de seguros y productos que se genera en la empresa y ahí están compartiendo datos personales”. “Hace poco vi en Internet que nos sorprendíamos porque vulneraron y se robaron la base de datos de equis tienda y todos espantados, porque ahí está en mis datos, y de repente estaba la foto de la señora de la papelería con mis datos personales como una copia de la credencial de elector. Y sí, de repente eso es lo que no vislumbramos, la ley señala que debemos de cuestionar quién nos pide datos y para qué. Llámese institución pública o particular”. La maestra definió los datos personales a aquellos que nos distingue de los demás, que parte desde nuestro nombre, domicilio, formación académica, fecha de nacimiento y edad, hasta aspectos sensibles que la propia norma clasifica como datos confidenciales, entre ellos, la creencia religiosa, preferencias sexuales, estado de salud, entre otros. Reconoció que es un riesgo que menores de edad estén expuestos en redes sociales, y aunque las plataformas se respaldan al momento de mostrar una política de privacidad, que incluye términos y condiciones, mismas que generalmente no se leen. ¿Entonces qué estamos aceptando?, cuestionó, al advertir que los niños pueden falsear la información con tal de estar en las plataformas. Criticó que muchas veces se da más información de la que se nos pregunta. En este punto, advirtió los riesgos que implica, por ejemplo, que se diga que están de vacaciones, que está toda la familia fuera de casa. “Pues significa que la casa está sola”. O por ejemplo, también remarcó que cuando se sube una foto grupal, nunca se pregunta a los demás si están de acuerdo en usar la imagen de los demás. Advirtió los riesgos que implica estar compartiendo material íntimo, que podría derivar en la aplicación de la Ley Olimpia. “Puede ser que estemos en una relación con una persona y yo decida enviarle ese tipo de material, pero implica responsabilidad”. Insistió que toda la información que se comparte a través de dispositivos “ahí se queda”. “Cuántas veces a lo mejor yo subo una foto a una red social y me arrepiento y en cuestión de segundos la bajo, Pero en ese segundo que estuvo arriba alguien la pudo descargar”, sentenció la maestra Alejandra Clemente, tras advertir que no hay una cultura del uso responsable de la Internet y de la protección de datos personales.