Científicos de la Universidad Michoacana van por reintroducción a su hábitat se segunda especie de pez

La primera especie que reintrodujeron al entorno silvestre fue el pez tequila, y ahora, después de años de estudios, buscan reinsertar la skiffia dorada.

Juan Bustos / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Los científicos nicolaitas van por la reintroducción de una segunda especie en Teuchitlán, Jalisco: la skiffia dorada, que es una especie endémica. Esto se da tras el éxito del rescate e introducción del pez tequila; sin embargo, la pandemia ha retrasado el proyecto ante la escasez de financiamiento, expuso Omar Domínguez, investigador de la Facultad de Biología de la Casa de Hidalgo.

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En entrevista, señaló que a través del Laboratorio de Biología Acuática de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo es que se posibilitan estas acciones de rescate en conjunto con el financiamiento de organismos extranjeros, como acuarios y zoológicos europeos.

El doctor explicó que precisamente el antecedente del rescate de pez tequila, da las condiciones para poder reintroducir una segunda especie: “Nuestra idea era movernos de lugar, pero los pobladores de Teuchitlán nos pidieron que nos quedáramos para continuar con ese proyecto”.

Foto: Cortesía.

Explicó que sería mucho más sencillo debido a que ya se tienen los estudios del río y las condiciones para la reintroducción; sin embargo, la limitante sería la pandemia de COVID-19, que ha frenado el financiamiento de proyectos por parte de estos organismos internacionales.

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Indicó que en un par de años se podría estar en condiciones comenzar con las pruebas para su reintroducción y que existan mejores condiciones para un financiamiento, que acompaña la labor de la Universidad y el esfuerzo interinstitucional.

Recordó que precisamente hace 20 años, conservacionistas internacionales vinieron a México con la idea de implementar un programa de conservación de una familia de peces endémica del país, la familia Goodeidae. “Tras pasar por varias universidades deciden instalar el proyecto de conservación ex situ, es decir, mantener poblaciones de peces de mayor peligro fuera de su área natural en acuarios, en el Laboratorio de Biología Acuática de la Universidad Michoacana”.

Expuso que ahí comienza el proyecto con organismos internacionales que aportan fondos para instalar este proyecto y mantenerlo durante casi 30 años, posteriormente se piensa en reintroducir estas especies al medio natural, aquellas que se extinguieron.

Apuntó que fue en 2000 en que trajeron estas dos especies que se mantuvieron en cautiverio más o menos de 2002 a 2013, “se estuvo intentando conseguir recursos para su reintroducción, pero los que financiaban este tipo de proyectos señalaban que casi es imposible que una especie que estuvo en cautiverio en acuario tanto tiempo, se pudiera regresar a establecerse”.

Dijo que a pesar de la negativa de fondos internacionales, lo que se hizo fue conseguir recursos para construir un estanque en el Jardín Botánico de la Universidad, ahí se liberaron unas parejas del pez tequila y en el 2014 se contabilizaron 10 mil individuos viviendo en este estanque del Jardín Botánico y con ello se convenció a los que financian este proyecto de que era viable la introducción, lo cual ocurrió en 2014.

Agregó que de 2014 a 2016 hubo una serie de investigaciones que se hicieron en el laboratorio con 15 investigadores de la Facultad, educadores ambientales, ecólogos, ictiólogos y exoplantologos, para entender cómo estaba el hábitat, dónde se iba a reintroducir y si iba sobrevivir.

Precisó que se hicieron estudios de biología, ecología, calidad del agua, ambiental, interacciones tróficas, muchos estudios biológicos y de igual forma se hizo un estudio en la población que estaba en el Jardín Botánico, para saber qué comía y cómo se desarrollaban, cuándo se reproducía y cuántas crías tenía, todo con los peces que ahí crecieron.

“Después vino la fase de campo de dos años para poder establecer la mejor área de reproducción en el río. Se empezaron a hacer experimentos controlados en el río, con jaulas flotantes que se construyeron en el río y se introdujeron para ver cómo se reproducían, qué comían y si la calidad de agua era adecuada, y ver si podrían ser reproducidas en el río”, dijo.

Expuso que posteriormente se marcaron a los peses con una especie de tatuaje fluorescente para contabilizarlos al ser liberados y analizar las muestras de peces introducidos y peces que nacieron en el sitio donde encontraron una población de más de mil 500 ejemplares y en otros cuerpos de agua como manantiales.