EFE / La Voz de Michoacán Nueva York. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, dijo este lunes que pedirá detalles a los hospitales sobre los ingresados con COVID-19 tras un repunte detectado el fin de semana de Año Nuevo, que sitúa las cifras por encima de las del pasado invierno. En rueda de prensa desde la localidad de Rochester, Hochul indicó que se detectaron 51 mil nuevos casos en la última jornada, pero consideró la cifra "engañosa" por el menor volumen de pruebas durante las festividades, ya que el domingo se notificaron unos 62.500 casos positivos y el sábado 85 mil. En cuanto a la cifra de hospitalizados con COVID-19, este lunes se situaba en unas 9 mil 500 personas en toda la región, por encima del pico de 8 mil 800 ingresados que se registró en invierno de 2020, y se han reportado 103 fallecimientos en el conjunto del fin de semana. "La situación no es buena", aseguró la dirigente demócrata, que consideró el aumento de hospitalizaciones como"preocupante" pese a la "buena noticia" de que la enfermedad provocada por la variante ómicron del coronavirus no es tan "grave como se temía". No obstante, sostuvo que los datos sobre los hospitalizados no son "claros" y anunció que los hospitales tendrán que reportar cuántos pacientes con COVID-19 están ingresados debido a las complicaciones de la enfermedad y cuántos estaban recibiendo tratamiento por otro motivo y simplemente dieron positivo allí. Además, la gobernadora dijo que mañana incrementará la capacidad del estado para hacer más pruebas frente a la "nueva ola" de contagios resultante de las reuniones navideñas, que se suma al repunte invernal de casos. Por otra parte, insistió en que los niños deben volver a las escuelas presencialmente y reveló que el estado ya ha entregado más de 5 millones de autotest a los centros educativos para que los padres puedan hacérselos a sus hijos según los nuevos protocolos. La gobernadora y el alcalde de Nueva York, Eric Adams, que dirige el mayor distrito escolar de EUA con más de un millón de estudiantes, pusieron en marcha un plan que atraviesa su prueba de fuego esta semana, coincidiendo con una mayor incidencia de la variante ómicron en los menores. Si un niño da positivo en un test escolar u otro, no se cierra su clase sino que se le envía a su casa, donde la cuarentena del menor terminará al dar negativo en un test casero y no presentar síntomas, mientras que sus compañeros seguirán asistiendo a clase.