Otilia Medellín / La Voz de Michoacán Lázaro Cárdenas, Michoacán. “Será hasta el mes de marzo que nos puedan dar apoyos”, lamentó Rosendo García Rivera, presidente de la Cooperativa Puerto de Barranca, del municipio guerrerense de La Unión, quien tiene su establecimiento en la Presa José María Morelos, popularmente llamada La Villita. El pescador se refiere a las solicitudes de ayuda que han hecho él y otros trabajadores de las redes tanto de Michoacán como de Guerrero, quienes realizan labores de pesca y acuacultura en las aguas del embalse de la hidroeléctrica que opera la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y cuyas aguas están bajo la administración de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), dependencias que, se dice, determinaron disminuir el volumen de almacenamiento de la presa sin tomar en cuenta a los pescadores. “Ha sido un golpe bastante fuerte al bolsillo de los compañeros pescadores y lamentablemente nadie se ha hecho responsable y nos han dejado a la aventura, al a ver qué pasa”, lamentó el pescador. El representante de los hombres que realizan actividades de pesca en el embalse, señaló que lo que hicieron “no se vale”, y denunció que la suya es una situación muy difícil. “Afortunadamente nos estamos organizando y vamos a tener que luchar y enfrentar hasta las últimas consecuencias, pero alguien se tiene que hacer responsable de lo que está pasando y de lo que pasó”, dijo Rosendo García, quien además informó que se plantea hacer un bloqueo al puerto: “Estamos agotando todos los recursos, primero, para que se nos escuche: así como ellos dañaron a terceras personas, no queremos hacer lo mismo, pero si no nos escuchan no va a quedar otra alternativa”, sentenció. “En el lado de Guerrero hay tres cooperativas con un aproximado de 200 familias a las que nadie ha respondido nada y esta no es una situación de la naturaleza, esto lo planearon y lo pensaron pero en lo que no pensaron fue en nosotros, porque nada más pensaron en resolver su situación sin pensar que habría consecuencias para los pescadores”, dijo García Rivera. El representante de los pescadores asentados en la presa con permisos de Compesca confirmó que de la determinación de las dependencias federales no se les avisó para que tanto pescadores como acuicultores tomarán medidas preventivas. “Para nada y esto no se vale, la verdad, es tiempo que vean a los pescadores como personas, no como cosas, porque también tenemos derechos y tenemos la necesidad de que se nos tome en cuenta”, comentó el entrevistado. Es de recordar que durante el desfogue de la presa el nivel más bajo fue en la cota 40. El vaciado comenzó en el mes de octubre y para diciembre el embalse ya había recuperado su nivel de agua; sin embargo, evidencian los pescadores, el embalse se encuentra lleno de ramas y sargazo. “Actualmente ya está tomando sus niveles, pero el daño está hecho y esto tardará mucho en restablecer las condiciones naturales del hábitat de los peces”, destacó García Rivera. La pérdida de especies afectó lo mismo a quienes se dedican a la pesca libre como a los que realizan labores de acuacultura en el embalse. “Tenemos algunas jaulas, nos afectaron bastante, se murieron el 50 por ciento de los peces que teníamos cautivos y es un daño importante”, comentó Rosendo García, quien estimó que de esta producción se perdieron alrededor de 40 toneladas. “Cuando vimos que estaba faltando oxígeno tuvimos que buscar alternativas” y malbaratar el producto para no tener pérdidas al 100 por ciento. Respondió que al igual que lo hicieron los pescadores de Lázaro Cárdenas, los de La Unión, Guerrero, también hicieron peticiones de trabajo temporal y despensas desde el momento en que vieron afectados sus ingresos, pero “la respuesta que nos dieron es que nos iban a tomar en cuenta pero de marzo para adelante”, dijo, y lamentó que por no estar en elecciones no importan mucho.