Arturo Molina /La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Durante casi cuatro décadas y decenas de generaciones de estudiantes, el Museo de Historia Natural de Morelia ha formado parte de la tradición de viajes escolares de la capital y de los municipios del interior del estado. Sus vastas exposiciones de fósiles, microorganismos, rocas y animales han cautivado la mente y la curiosidad de miles de niños y adultos a largo de este tiempo. Ubicado en el Bosque Cuauhtémoc, en las orillas del Centro Histórico de Morelia, el pintoresco inmueble que alberga al museo llama la atención desde lejos. Al acercarse, resulta casi hipnótico acceder para conocer la ciencia natural en el inmueble que data del siglo XXI y que recuerda las antiguas casonas de la zona acaudalada de la naciente Morelia. El espacio se fundó en el año de 1986 con el objetivo de promover la reflexión científica y establecer un puente que permitiera el acercamiento de la sociedad con la naturaleza. En aquel año el biólogo Francisco Méndez García propuso la creación del Museo de Historia Natural a las autoridades de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). La propuesta fue apoyada por el historiador Raúl Arreola Cortés, en aquel entonces rector de la Universidad Michoacana. Finalmente, el Consejo Universitario y el Gobierno del estado brindaron el apoyo para conseguir un contrato de comodato de una de las casas construidas a finales del siglo XIX en el Bosque Cuauhtémoc, antes Paseo de San Pedro, en donde se establecieron las instalaciones actuales del recinto del Museo de Historia Natural Manuel Martínez Solórzano”, nombrado en honor del destacado naturalista michoacano del siglo XIX. La inauguración del Museo de Historia Natural (Muhna) se realizó el 6 de diciembre de 1986 y fue uno de los sucesos más relevantes de la penúltima década del siglo XX con la marcada tendencia de la ciudad y de la Universidad Michoacana de acercarse a las ciencias naturales tales como la biología, la antropología, geología, paleontología y la zoología. En el periodo previo a la pandemia, el museo llegó a contar con un total de 3 mil 400 asistentes mensualmente, cifras que le dieron el título de uno de los recintos más visitados, tanto por los locales como por el turismo local. En muchas de las escuelas de Morelia se hizo tradición visitar el museo con los grupos de infantes para acercarles de manera lúdica, y de primera mano, los avances y la evolución de la ciencia. Recientemente se dio a conocer la propuesta museográfica titulada “Diversidad animal”, misma que ofrece una gran variedad de organismos de todas las expresiones de la vida, invertebrados, vertebrados, peces, equinodermos, corales, gusanos, etc. Esta exposición de nueva creación incluye temas como clasificación de los seres vivos, alimentación y características principales que los distinguen. Asimismo, cuenta con el “Rincón de rocas y minerales”, la cual es resultado de una colaboración con el Museo de Geología y Mineralogía de la Facultad de Ingeniería Civil donde se exhibe una diversidad de rocas y minerales de la región que permiten atestiguar una parte de su rica historia geológica. También sobrevive la exposición “Visiones de nuestro pasado”, en esta se exhiben fósiles y reconstrucciones de especies que habitaron en Michoacán y en otras partes de México. La colección de fósiles exhibida en esta sala incluye una exhibición de cráneos que muestran la evolución humana.