ETELBERTO CRUZ LOEZA El 6 de enero del 2021, en Washington, capital de Estados Unidos, en algún momento del proceso de calificación y validación por sus instituciones políticas, en su Senado, del proceso electoral efectuado en noviembre – 2020 – anterior, del cual resultó electo por las dos vías – la directa, resultante de la contabilidad de las boletas electorales en los diversos tipos de casillas y la indirecta y que es la que cuenta, la del Colegio Electoral (Federal), su actual presidente Joe Biden y kamala Harris, vicepresidente, horda de armados y enfurecidos simpatizantes de Donald Trump asaltaron el Senado, vandalizaron ese espacio, irrumpieron en los espacio administrativos-oficinas; se registraron heridos y decesos – 5 policías -. (Hasta gritaron que matarían determinados representantes) En un instante las imágenes de este hecho vandálico dieron la vuelta al mundo que vio lo que solamente en los países bananeros y subdesarrollados sucede y es casi, cotidiano. Los medios de comunicación de todo tipo, particularmente los individuales – las benditas redes sociales - se espantaron, criticaron este suceso y lo calificaron, todos, como atentado a la democracia. Este pasado 6 de enero, Joe Biden, a un año de distancia afirmó: el año pasado, por primera vez en nuestra historia, un presidente que acababa de perder las elecciones trató de evitar la transferencia pacífica de poder, cuando una turba violenta asaltó el Capitolio. Pero fallaron. Y en este día del recuerdo que debemos asegurarnos que tal ataque nunca vuelva a suceder. No sólo es un expresidente, sino que es un expresidente derrotado. Falló en sus intenciones de aferrarse al poder al intentar bloquear el relevo presidencial justo a un año atrás. El poder debe ser transferido pacíficamente Existe bastante narrativa sobre este hecho, que ha sido calificado, catalogado de diversas maneras y formas, más veamos… ¿Insurrección? No. No se notó, no se evidenció una manifestación nacional; no hubo, no se supo de un estallido violento en todo el país. Fue focalizado en un punto. El Capitolio, en las construcciones del Senado en donde se calificaba la elección. ¿Golpe de Estado? No, tampoco. No hubo ni políticos, prominentes, ni partidos, ni mandos militares, ni tropas, ni policías, ni agencias, ni… ¡Nada! Salvo el amotinamiento, el vandalismo. ¿Ruptura del orden constitucional? No, tampoco. Lo que sí se evidenció fue lo inédito de los sucesos y lo curioso que en una de las sedes de sus instituciones democráticas haya o se hubiera presentado esa vandálica movilización. ¿Presentación de plataforma ideológica, algún manifiesto, alguna proclama a la nación? Salvo las palabras fraude, robo, nada…No, tampoco. Y eso que Donald Trump sabe y domina la comunicación instantánea. Movió, a tras mano sus piezas ¿Asonada militar, levantamiento en armas de alguna de las 5 Armas de Estados Unidos? No, nada de eso. ¿Toma de instalaciones de cadenas de diarios, revistas, estaciones de radio, televisión, comentaristas, presentadores de noticias, miembros del establishment mediático? No, nada, nadie, ninguno. Simple: si no se validaba ese día, hora y lugar, por acuerdo del pleno, podría ser en otro día, hora y lugar y asunto arreglado. Es increíble que se hubiera tomado de ¿sorpresa? a todas las policías, a todas las agencias de seguridad interna, a las áreas de inteligencia del estado norteamericano. Con la actual tecnología de imagen y audio, es verdaderamente imposible que no estuvieran enterados. Todo ese suceso fue de película Para mí, es un escenario semejante al ataque a Pearl Harbor: únicamente dos opciones: ¿Estados Unidos sabía o no sabía, día y hora, del ataque al puerto de Pearl Harbor? Sí estaban enterados, pero dejaron correr los sucesos porque…deseaban tener justificación-causa de guerra para declararle la guerra a Japón. Validaron todos los escenarios y dejaron correr los hechos. Lo demás es historia. Aquí es semejante: Trump, y su horda, carecían de alguna opción de romper el orden constitucional norteamericano. Valorados los escenarios, era necesario que sucediera para …jurídica y políticamente evitar regresara a ser postulado a la presidencia de la República por el partido Republicano. (Donald Trump fue un fenómeno que no supo lo que tuvo en sus manos; no entendió qué era y para qué era y los pragmáticos norteamericanos no desean que se repita ni que lo replique alguien con perfil parecido; finalmente Donald Trump sirvió de ejemplo de patologías y desgastes de las democracias y, como complemento, de la forma del cómo se pervierten y/o destruyen las democracias y que, además, que no es garantía de gobiernos eficientes; sólo gobiernos populares, como lo afirma Fidel Ambriz Ordaz). ) Todo el poder presidencial y todo el poder del H. Congreso norteamericano está en contra de Donald Trump y Nancy Pelossi y su grupo están hurgando y rascando hasta el fondo y saldrá sangre. Aparte, la justicia norteamericana lo está persiguiendo por sus delitos fiscales cometidos por su abuso de poder que lo determinaron a bloquear-obstruir la justicia. Con todo y su manejo de las redes sociales y su enorme cantidad de dinero, de éstas, Donaldo Trump, no se salva, sin contar sus acosos y abusos sexuales.