LA CASA DEL JABONERO | En sus narices

Con tantos despliegues y tantos elementos de distintas corporaciones enviados a esa zona, cómo es posible que una cantina clandestina opere en total impunidad

Jorge A. Amaral

El pasado jueves la violencia volvió a mostrar su peor rostro en Zamora: 7 personas fueron asesinadas en un lugar conocido como La Casa Azul, que, según comentan, es una cantina clandestina.

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Además del despliegue de mil soldados a Zamora el viernes, a estas alturas hemos perdido la cuenta de los megaoperativos que han hecho las autoridades en esa ciudad, cuántas veces se ha informado de que se destinan tantos y tantos elementos de la Policía Michoacán, del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional para salvaguardar la seguridad de la zona compartida con Jacona, que desde hace años ha estado inmersa en la narcoviolencia que no distingue, porque lo mismo se lleva entre las patas a hombres que a mujeres, niños y ancianos.

Por eso llama la atención este caso, porque, con tantos despliegues y tantos elementos de distintas corporaciones enviados a esa zona, cómo es posible que una cantina clandestina opere en total impunidad. Ahora, por la naturaleza del hecho, yo incluso dudaría de que ahí se vendiera sólo alcohol.

Por otro lado, el Ayuntamiento de Zamora, ¿realmente existe?, ¿no es una mera abstracción plasmada en un papel?, ¿es tangible la autoridad municipal zamorana o es sólo un mito burocrático? Porque si realmente hay un Ayuntamiento en ese municipio, si hay funcionarios municipales encargados de verificar comercios y giros de todos los colores, con los índices de violencia que tienen en casa, la impune operación de una cantina clandestina sólo los hace ver como unos reverendos incompetentes, desde el Policía Municipal promedio hasta el alcalde Carlos Soto, porque si bien pelear contra narcos y sicarios no es su función, sí lo es verificar bajo qué condiciones operan los establecimientos, además de que, admitámoslo, Zamora es grande, pero tampoco esa Guadalajara como para que un lugar así pase inadvertido. Además, las autoridades estatales, que en estos casos se la pasan cacareando “labores de inteligencia”, ¿nunca pudieron detectar una cantina clandestina a la que además acuden menores de edad? Lo digo porque entre los tres lesionados una es una adolescente de 17 años.

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Aquí no importa si esas 4 mujeres y 3 varones asesinados eran esto o aquello, simplemente son víctimas de una masacre perpetrada con total impunidad. Y es que el tema no es menor en esa zona del estado, porque en lo que va del mes y hasta la mañana del viernes 28, en Jacona han sido asesinados 8 varones y 2 mujeres, mientras que en Zampar, el mes se enmarca con 29 hombres asesinados y el homicidio doloso de 9 mujeres, una de ellas era adolescente de 17 años. Pero por los varones asesinados también hay 3 chamaquitos de entre 15 y 17 años.

La violencia contra adolescentes también ha dejado heridos: 2 varones, una chica de 17 años en la masacre de la Casa Azul y una niña de 3 años alcanzada por las balas cuando asesinaron a sus padres. En cuanto a los adultos que sobrevivieron a ataques armados, una es mujer y 11 son hombres, algunos de los cuales, a la hora del reporte, se debatían entre la vida y la muerte, por lo que no se descarta que más de alguno haya muerto sin que en la prensa nos hubiéramos dado cuenta.

De ese tamaño es la violencia en Zamora, por eso choca que una cantina clandestina opere con impunidad, sabiendo que no está el horno para bollos como para permitir congales donde no sólo se venda alcohol.

El 8 de enero se informaba en un boletín de la millonaria inversión en materia de seguridad para esta zona. En esa fecha, el gobernador Ramírez Bedolla anunció que a Zamora se destinarán 40 millones de pesos provenientes del Fondo para el Fortalecimiento de la Paz, de donde a Jacona se le entregarán 11.9 millones y 7.8 a Tangancícuaro, donde tampoco venden piñas a la hora de los homicidios.

El alcalde Carlos Soto, de Zamora, no dijo nada sorprendente, sólo que esos fondos se van a utilizar para fortalecer tanto a los elementos como las estrategias de seguridad para garantizar la paz. La pregunta es si en Zamora hay estrategia. Me imagino que sí, quiero pensar que así es, porque a nivel estatal opera un Grupo de Inteligencia Operativa, en el que están representadas corporaciones tanto estatales como federales. 

Hay que ver si esa inversión realmente se utiliza para abatir la violencia en Zamora o todo seguirá como hasta ahora, porque por sí solos los cárteles nunca se van a pacificar.

Chico malo, chico malo

El año pasado, en Copándaro, durante la mediocre administración de la perredipanimorenista Mirna Violeta Acosta, un matrimonio que viajaba a bordo de una motoneta fueron embestidos por una camioneta. En el hecho, la mujer quedó lesionada y el hombre, debido a la grave herida en la cabeza, murió en el lugar de los hechos luego de un rato agonizando.

En cuanto ocurrió el accidente se hizo el reporte, pero los agentes de la Policía local llegaron hasta después de media hora, y de malas, molestos con los testigos, que fueron los que los llamaron. En su defensa dijeron que andaban en otra emergencia. Quizá si hubieran llegado a tiempo, el señor no hubiera muerto de forma tan poco digna. Pero bueno, en esa administración los policías sólo servían para nada y para cuidar a la entonces alcaldesa, esto porque muchos de ellos estaban ahí nomás como pago a su apoyo en campaña, por lo que no tenían preparación para ser agentes.

Al entrar el actual gobierno, encabezado por José Jaime García Domínguez, la expectativa era muy alta, pues el priista garantizaba el fin de un gobierno basado en la simulación y el culto a la personalidad.

Pero hace algunos días la historia se repitió. Durante una riña en una fiesta un joven fue apuñalado por un malviviente en repetidas ocasiones. Al darse el hecho, los testigos llamaron a la Policía, cuyos elementos, a decir de testigos, llegaron después de 45 minutos. El municipio cuenta con un departamento de Protección Civil pero, a decir de los denunciantes, ningún elemento sabía qué hacer. Ahora ese joven está inválido de por vida. 

No digo que si los agentes hubieran llegado a tiempo la víctima seguiría caminando, pero por la tardanza y la inoperancia no fueron capaces de detener al agresor, con domicilio bien conocido (Copándaro es un pueblito donde la mayoría de la gente se conoce).

Recuerdo que cuando era adolescente veía pasar a los agentes municipales y en mi mente sonaba “malo, malo, eres chico malo”, que era el tema del programa “Policías”, que en Canal 9 hicieron con agentes de la Ciudad de México como versión nahuatlaca de “Cops”, el programa gringo que utilizaba “Bad boy”, de Bob Marley, como tema de entrada.

El caso con el programa mexicano es que parecía parodia del estadounidense, y si los agentes de Copándaro me recordaban el programa, era porque no eran policías, eran una parodia, como lo fueron con Mirna Acosta. Espero que ahora no sea el caso. Al tiempo

Freddie Hubbard en el alma

Le cuento: mientras escribo esta entrega escucho “Keep your soul together” (1973) de Freddie Hubbard. Allá afuera se oye la radio, lo que me hace subir el volumen en mi estudio. El disco es una auténtica belleza, pues en sólo 4 piezas el trompetista nos pinta un mosaico de distintos paisajes.

El álbum arranca con “Brigitte”, una pieza suave, dulce, sumamente tierna, en la que la trompeta de Freddie Hubbard va llevando al escucha, apenas guiado por la batería de Ralph Penland y el bajo de Kent Brinkley. 

Parece que todo es ternura cuando llega el segundo track, “Keep your soul together”, en la que el acompañamiento de Junio Cook en el saxofón tenor ya se nota más, aunque al principio tímidamente, para ya después incluso tener un extraordinario solo en que la trompeta pasa a ser acompañamiento. Esta pieza es más rápida, pero el tempo es lo de menos, pues lo interesante es la extraordinaria estructura que conforman todos los músicos, ya que hacen que la pieza sea un todo, completo, circular.

Así pasamos a una delicia, “Spirits of trance”. El título de la piza es sumamente elocuente ya que es, en efecto, un trance que hace pensar en una ceremonia vudú o de santería. Estamos así frente a un perfecto bebop: rápido, vertiginoso, violento, cargado de sensualidad. A lo largo de 10 minutos puede uno entrar en trance escuchando.

Para cerrar el disco, qué mejor que “Destiny’s children”, una pieza en la que el espíritu lúdico está por todos lados, pero llama sobre todo la atención George Cables, quien al piano eléctrico le da a la piza ese plus digno de cerrar un gran disco, y es que Cables es un ejecutabnte de fraseo sumamente elegante, que fluye como agua: fino, es la palabra. Pero también la pieza está dotada de cierto aire funk que le da más vivacidad, pues recordemos que el funk es esencialmente música para el baile y la concupiscencia, como buen hijo del jazz que es.

Vaya, “Keep your soul together” es un gran disco no sólo por la calidad de ejecución de Freddie Hubbard y músicos que lo arropan, sino, ya agudizando más el oído, el finísimo trabajo en estudio que realizaron el ingeniero Rudy Van Gelder y el productor Creed Taylor, quienes distribuyeron el sonido por todos los canales logrando que cada pieza sea un abrigo que nos envuelve. Se lo recomiendo ampliamente, y si después de escucharlo se queda picado, le recomiendo “Bitches brew”, de Miles Davis, que ya es tema de otra entrega. Es cuánto.

Escúchelo aquí.