La utopía de una Economía Naranja | Reflexión sobre Marketing de las Artes y la Cultura

El objetivo inicial no es el económico, sino que apela a conocer y apreciar la obra, una tarea comparativa con el ejercicio de la promoción de los artistas y artesanos

Foto: EFE.

Nacho Tena / La Voz de Michoacán.

Con referencia a la emisión anterior, retomo la importancia del Marketing de las Artes y la Cultura planteando la cuestión de ¿qué función, sentido y fin tiene dentro de las empresas, instituciones y organizaciones culturales?

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He aquí que el Marketing Cultural apunta al posicionamiento de un producto o bien cultural entre las personas con fines apreciativos, sensitivos y también de consumo. Se utiliza como herramienta para lograr una relación más cercana con la gente, promover, distribuir obras, bienes y servicios artísticos y culturales; y el éxito de esta promoción y distribución, se basa en una relación personalizada y acertada que los organismos, instituciones y empresas culturales, que apliquen y nutran esta relación utilizando todos los medios necesarios para que el bien cultural y/o artístico llegue al consumidor con sentido más humano, sensible y permanente. Con esto, el Marketing Cultural aspira a invitar al mayor número de personas a convivir con la obra de los artistas y artesanos. El objetivo inicial no es económico, sino que apela a conocer y apreciar la obra, una tarea compartida con el ejercicio de la promoción cultural, basado en las relaciones públicas, trato personalizado, publicidad, difusión, mediación o representación. Todo esto permite a los proyectos culturales no solo obtener relaciones y formación de públicos, sino también fondos para su desarrollo sustentable.

Foto: Facebook. Luc Dardenne y James Ivory, invitados al Festival de Cine de Morelia.

¿Dónde está Morelia, con sus nombramientos?

La economía de Morelia, como capital, ciudad patrimonio, ciudad creativa por la música y ciudad de festivales, sigue estancada. Al parecer los cambios de administración, de partidos y sus criterios de gobierno, siempre implican no dar continuidad a los proyectos, sino descalificarlos y eliminarlos. Y en el tema de cultura, no es la excepción.

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En el 2017, Morelia logra ser la primera Ciudad Creativa de México en el ámbito de la música, se sientan las bases y el compromiso del municipio para incentivar aún más los festivales musicales y poner en marcha proyectos relacionados con la Música: se proponen un Centro de Documentación y Estudio de la Música, Coros y Orquestas Musicales, la creación de un Centro de Estudios de Música para el Cine y un Simposio de Industrias Creativas y Culturales, compromisos a impulsar para obtener la integración de Morelia al padrón de Ciudades Creativas de la Música de la UNESCO, compromisos en su momento no se citaron, ni se tomaron en cuenta en la gestión pasajera y saliente de Raúl Morón, hubo un supuesto reforzamiento para “reconocer el talento y vida musical”, pero no pasó nada. Más curioso aun, ahora de vuelta al municipio, Alfonso Martínez, aparentemente retoma el proyecto, pero con pocos bríos, ya que no se percibe una inversión importante para ello, en realidad la cultura nunca ha sido su prioridad.

Por otro lado, ni Morón ni Martínez concretan el registro de las empresas culturales e industrias creativas en la base de datos del INEGI, siendo algo tan básico y necesario para emprender este tema en el mapeo digital para generar y formular estadística y encuesta. Ahora, tanto Estado como municipio, se han centrado en hacer gala de la “transformación” y el “brillo” mediáticos, sacando adelante asuntos de “bomberazo” rezagados de gobiernos salientes,  por lo que se ve muy lejano concretar verdaderas prioridades, en acciones sensatas y visionarias para un plan económico que Morelia y Michoacán merecen. Los nombramientos de la UNESCO (incluyendo el aporte del paradigma de la cocina en Michoacán para que la Gastronomía Mexicana sea Patrimonio Mundial), debieran ser una oportunidad para los gobiernos de impulsar, perfilar oportunidades de promoción e incentivar la economía. En enero del 2019, Morelia entra a la Red Mexicana de Ciudades Creativas, donde se comprometen a desarrollar proyectos orientados a consolidar un cambio social, económico y cultural en sus localidades, situando a la creatividad y la cultura como motores de una planeación urbana para el desarrollo sostenible; intercambiar  experiencias que “sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles” e implementen estrategias de creatividad sustentadas en las llamadas “Tres T” (Tecnología, Talento y Tolerancia).

Aquí es dónde se espera la verdadera visión y el liderazgo en los representantes en el tema de gestión de estrategias y sus proyectos económicos para las artes y la cultura.

Foto: Cortesía.

Referencia de la Economía Naranja

Comparto, que en esencia la economía naranja o creativa, es toda actividad como motor de la innovación, el cambio tecnológico y ventaja comparativa para el desarrollo de los negocios que desarrollan el talento creativo y artístico, vinculándolas a la industria, la economía o al mercado. John Howkins, el referente más sobresaliente en el tema de la  Economía Creativa en la ONU y miembro del Consejo de Investigación de Arte y Humanidades del Reino Unido, define a la Economía Naranja, como “el conjunto de actividades encadenadas que permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual.” El color se asocia a las manifestaciones de la cultura, la creatividad y la innovación. Es uno de los conceptos más revolucionarios y da la oportunidad para tomar en cuenta el talento de otros, intercambiar ideas y dar vida a un producto completamente innovador y lleno de valor intelectual, entre ellos se identifica la producción editorial, investigación, desarrollo académico y los medios de comunicación (convencionales); arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanía y tradiciones, gastronomía, turismo cultural, museos y galerías, cine, diseño, moda, producción musical (otras industrias); y el software, publicidad y videojuegos (nuevas economías). En Asia, Europa, Norteamérica y en Latinoamérica (Colombia) y en particular en México (CdMx, Monterrey y Guadalajara), están siendo referencia importante, ya que desde la primera década del siglo XXI se ha incrementado el PIB de manera importante. Son una importante apuesta por la identidad cultural que las fundamenta en la propiedad intelectual yla componen: 1) La economía cultural y las industrias creativas y, 2) Las áreas de soporte para la creatividad.

Regresando al tema de Morelia, las únicas referencias que tenemos de industrias creativas y culturales son los festivales de Musica y Cine (haciendo un esfuerzo titánico por mantener la presencia y representatividad internacional); los esfuerzos de inversión de  MoreliArte, a través de la productora ZingulArt con las obras-performance en el Teatro Mariano Matamoros, son otra muestra de la inversión valiente y un tema muy interesante de formación de públicos. En el resto del Estado, la artesanía, música y gastronomía debieran tener una mayor proyección, pero con la sinergia de “austeridad”  la inexistencia de estrategias y liderazgo, esto nos pone en un plano mediocre y en una espera angustiante para capitalizar dignamente los talentos y vocaciones de los artistas y artesanos michoacanos.

En  resumen, para impulsar la economía naranja, se necesita:

  1. Mayor formación empresarial del sector cultural y creativo, respaldada por los gobiernos y afrontada por empresarios valientes.
  2. Impulso del emprendimiento creativo y cultural desde las universidades, para fomentar la aparición de un tejido emprendedor sólido.
  3. Apoyo a proyectos de exportación de productos y bienes culturales.
  4. Estrategias de ciudades creativas que atraigan y RETENGAN el talento en el entorno urbano como dinamizador de este modelo.
  5. Creación de sinergias con otras ciudades creativas, mercados y empresarios que apuesten por el valor y por procesos de producción innovadores.
  6. Actualización de las Tecnologías de laComunicación e Información.
  7. La potencialización de las ideas creativas basadas en marketing cultural: desarrollo y aplicación de conceptos de identidad, marca y promoción, claves para potenciar el tema de Economía Naranja.

En ninguno de los siete puntos anteriores, las Secretarías de Cultura, Turismo y Economía, de Morelia y de Michoacán, son temas prioritarios a desarrollar, esto es, son INEXISTENTES tanto en la creación de políticas públicas, como en el diseño de su estructura organizativa y operativa. Siguen complejizando y politizando obsoletamente el tema de la Promoción Cultural, Turística y Económica, sin buscar asesores que diseñen y planteen estrategias actualizadas, ya indispensables. Además, ¿las universidades qué están haciendo al respecto? y los medios de comunicación ¿qué aportan para la formación de nuestros públicos? Ya que por lo general, solo fungen como meras repetidoras de la información oficial, sin ser vehículos críticos, analíticos y de apreciación de lo que acontece en estos temas.

Puntos de reflexión para el lector:

  • ¿Se ha invertido en infraestructura tecnológica para entrar en el mercado internacional, aplicarlas y operarlas en su organización?
  • Las universidades ¿qué están haciendo para formar y potenciar a las nuevas generaciones con esta visión de la economía naranja?
  • ¿Qué trabajo transversal hacen los gobiernos entre Turismo, Cultura y Economía para informar, estrategizar, capacitar, bajar recursos y atraer inversión?
  • ¿Qué del diseño de promoción cultural y la formación de públicos?
  • ¿Qué se hace para generar y obtener datos para estudio públicos?

Ojo, foco rojo: En el ámbito cultural, Morelia y otros municipios del Estado, desde hace décadas, tienen FUGA DE TALENTOS, muchos creativos y artistas emigran a otras ciudades y países para sobrevivir y sobresalir.

En próximas emisiones compartiré mi apreciación de los puntos de reflexión aquí citados, ya que son problemas no resueltos que ameritan desarrollo y análisis, junto con la importancia de los espacios para creación, las preferencias del residente, visitante y turista. Hasta la próxima.