RAFAEL ALFARO IZARRARAZ El presidente ha cuestionado a Loret y Carmen Aristegui durante una emisión de la mañanera, del viernes 4 de febrero. Como se sabe, ambos periodistas han difundido de manera maliciosa y faltando a la veracidad información acerca de los hijos del presidente: la de los Chocolates Rocío y la presunta propiedad de una casa del hijo mayor del presidente en Houston, en EU. La malicia debe entenderse como la intención de un informador (en este caso Loret y Carmen) de hacer pasar por buena información que saben no tiene fundamentos básicos que debe sustentar, en el contexto de la libertad de expresión, la difusión de una determinada información. En otras palabras, que la información carece de veracidad y por tanto no cumple con los estándares mínimos a que debe estar sujeta. Es evidente que tanto Loret como Carmen Aristegui tienen razones de sobra para emitir información, como lo han hecho, con malicia y de falta a la verdad. En ambos casos, pero particularmente con Aristegui, existen comunicadores que la exculpan de su conducta recordando que en el pasado su noticiero fue censurado por Peña Nieto cuando dio a conocer un reportaje sobre la “Casa Blanca”. Se olvida que, así como las cosas cambian lo mismo ocurre con las personas, una cosa era Aristegui en el pasado y otra cosa es ahora. ¿Qué la hizo cambiar a Carmen Aristegui? La detención de su pareja Emilio Zebadúa. Su pareja fue Oficial Mayor durante el paso de su comadre Rosario Robles por la SEDATU y SEDESOL durante el gobierno de Peña Nieto. Es testigo protegido del Gobierno por haber participado en el desvió de millones de pesos que originalmente estaban destinados a la Cruzada Nacional Contra el Hambre. De Carlos Loret es muy conocido que el cambio de gobierno no le cayó bien a su carrera periodística. Fue despedido de Televisa, la principal fuente de su poder como contracomunicador, por dedicarse al montaje de hechos que eran ordenados desde la oficina del “superpolicía” Genaro García Luna, quien actualmente se encuentra detenido en Estados Unidos y está siendo enjuiciado por haber servido al narcotráfico durante la gestión del presidente Calderón. Algunos de los periodistas que han mostrado su rechazo a las palabras del presidente durante la mañanera en contra de Aristegui se olvidan de que la vida de la comunicadora tiene un contexto específico que no debe ser soslayado en el momento de valorar su conducta periodista hoy y no de hace algunos años. Por supuesto que desea que el padre de su hijo esté en plena liberad y no como testigo protegido. Las notas informativas que ha dado a conocer y que apuntan a familiares del presidente en realidad no van contra la familia de Obrador, aunque sean señalados, se orientan contra el gobierno del Presidente. En ese sentido forman parte de la cada vez más debilitada oposición encabezada en realidad por empresarios que fueron bendecidos desde el poder, en el pasado, y que participaron en el atraco que durante 36 años llevaron a cabo contra la Nación. Algunos defensores de Loret y Aristegui recurren a los argumentos como el decir que existe censura de parte del Presidente contra estos periodistas y que se utiliza un foro para desprestigiar su trayectoria. Argumentan que Aristegui es de izquierda. La verdad es que esto no es cierto. Tanto Loret como Aristegui cada uno por razones diferentes coinciden en atacar al gobierno con noticias maliciosas y faltando a la verdad en un momento crucial debido a causas que hemos subrayado. En caso de Loret se ha aliado a personajes que evidentemente defienden los intereses de quienes utilizaron el poder como patrimonio personal, en caso de Loret empleado de Madrazo ex líder del PRI y ex candidato presidencial quien es el auténtico dueño de la empresa en la que trabaja: Latinus. Mientras que Aristegui pues se ve obligada a defender a su pareja: Emilio Zebadúa y piensa que con la información maliciosa va a lograr que Emilio deje de ser acusado. Los santos periodicazos ya no funcionan. Algunos creen que la respuesta del tabasqueño en las mañaneras contra Loret y Aristegui por sus “reportajes” sin veracidad es un retroceso con respecto a la libertad de expresión. Tampoco es verdad, realmente la mañanera es un cambio sustancial con respecto a cómo debe entenderse la libertad de expresión que se funda en el derecho al que tiene el ciudadano de estar bien informado. La libertad que se otorgó a las empresas de comunicación, en especial a la radio y la televisión, para de manera ética formar una opinión pública crítica, se prostituyó.