RAFAEL ALFARO IZARRARAZ Apenas la semana pasada Pablo González Casanova cumplió cien años de vida dedicada a la academia, como científico social de la UNAM. Nacido en Toluca un 11 de febrero de 1922, el Comandante, Doctor, Profesor, Científico Social o como se le llame a quien es parte de una generación de científicos sociales surgidos de la academia latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX. Su obra clásica, La Democracia en México es un eslabón cuyo conocimiento es indispensable para comprender nuestro presente. Su obra se concentra en crear nuevos enfoques epistémico-metodológicos para comprender México y América Latina desde las ciencias sociales (Jaime Torres Guillén: La imaginación sociológica de Pablo González Casanova, en Scielo) En La Democracia en México, Casanova nos refiere al México de la época postrevolucionaria inspirada en la idea de desarrollo derivada del ideal liberal de progreso que constituyó el hilo conductor de la transformación de México, el país del Partido Único (el PRI), cuya referencia sociológica, establece, fue un pacto que tuvo lugar después de la revolución y construido por grupos de la burguesía nacionalista, progresista. La revolución mexicana estuvo precedida de una cultura de poder influenciada por las tradiciones euroamericanas (la división de poderes) cuyo precedente fue la Constitución de 1924 y de 1857, actualizada por poderes institucionales y fácticos que surgieron de la revolución de 1910-1920. En parte La Democracia en México es una imagen relativamente fiel de lo que era el México antes de las políticas neoliberales. Expone, en su estructura política, la inexistencia de la División de Poderes, el poder Presidencial y su reproducción a nivel estatal y el poder que tenía sobre los gobernadores y de éstos sobre los presidentes municipales. El municipio libre y la autonomía estatal se diluyen ante el poder del presupuesto en manos del Ejecutivo civil que se consolidó luego de la pérdida de centralidad del Ejército. Es decir, una estructura política que se explica por ser una nación que apenas había superado una etapa anclada en una sociedad semifeudal. Hay una visión de González Casanova influenciada por una visión lineal del desarrollo y la historia que tiene que ver con la filosofía marxista que profesa, entendible en el contexto en que escribe su obra. Los tradicionales cacicazgos no pudieron subsistir a la agenda industrial con importante influencia norteamericana vía empresas extranjeras que lideraron las inversiones y sectores importantes de la economía, en donde el papel del Estado mexicano llegó a representar la mitad del capital y las inversiones. El Estado empresario, de acuerdo a Casanova, entendido como aquel que cumple la función de cubrir a cubrir los espacios de la economía hacia donde el capital privado no le interesa porque la rentabilidad es baja. El Estado es visto como un contrapeso a las desigualdades sociales que la lógica del capital imprime, pero que no obstante, no cumple por tratarse de una nación que existe a la sombra de EU. En la parte de la estructura social, González Casanova refiere la existencia de marginalismo social y subraya la presencia de un colonialismo interno igualmente crítico en la lógica de otros pensadores de su época, aunque un poco distinto a las ideas que desarrollaron algunos otros sociólogos latinoamericanistas como Anibal Quijano y Dussel quienes piensan en un colonialismo cultural occidental que la independencia dejó pendiente. Creo que el profesor Pablo González enfatiza más el colonialismo interno, que existe, pero que no encaja del todo en el debate posterior propuesto por Dussel y Quijano. Tampoco observo puntos de debate posteriores en este punto. Todavía en este momento no se encuentran suficientemente desarrolladas las teorías decoloniales, algo que debe considerarse. El proyecto capitalista nacional logró enraizarse y crear un ambiente de esperanza debido a los cambios que generó la revolución como la redistribución de la población en los diversos segmentos de la clases altas, medias y de bajas hacia arriba. La transformación de la estructura agraria de México ocurrida mediante el reparto de tierras, la urbanización, la migración hacia las ciudades, de regiones menos prósperas hacia otras con mejores expectativas, el traslado de empleos precarios a otros donde los ingresos son mejores, la migración hacia los EU, la educación como un medio de ascender en la escala social, los niveles de crecimiento económico logrados en la posguerra. Con respecto al colonialismo interno, González habla de la discriminación, del alineamiento racial-cultural, de la mano de un tipo de cohabitación en un mismo espacio entre la población originaria dependiente de una agricultura de subsistencia y los mestizos (ladinos, les llama Casanova) cruzada por relaciones asimétricas a favor de los mestizos asentados en metrópolis locales. Descubre en la periferia social la existencia de segmentos sociales no organizados y que viven calladamente su condición en espera de un movimiento telúrico que les permita expresarse, aunque lo hagan de momento a través de gestores, intermediarios, abogados, etc. Concluye en la necesidad de profundizar la democracia como un camino mediante el cual se crearán condiciones propicias para arribar a una sociedad igualitaria, tarea que no descarta la participación de fuerzas progresistas.