Redacción / La Voz de Michoacán Aguililla, Michoacán. En las últimas semanas dos artefactos explosivos que previamente fueron enterrados por delincuentes, estallaron en la región de la Tierra Caliente, en uno de los casos lamentablemente un campesino murió, por lo que dentro de los trabajos emprendidos por las Fuerzas Federales se ha establecido como una prioridad, la localización y destrucción de las “minas”, para evitar que los habitantes resulten afectados. Con lo que suman durante las últimas dos semanas más de 250 explosivos inhabilitados en caminos. Durante una serie de recorridos por tierra efectuados este día en comunidades aledañas al municipio de Aguililla, se pudo encontrar un grupo integrado por elementos del Grupo de respuesta a emergencias y de la Brigada de Fusileros Paracaidistas, los cuales realizaban un barrido en una brecha que comunica de la población de Naranjo de Chila a la localidad de Acatlán. Al ser consultados sobre el tema, los castrenses mencionaron que tras los lamentables hechos en los que explosiones habían matado a un civil y dejado lesionado a su hijo, se determinó el establecimiento de un grupo especializado en la detección y destrucción de los aparatos que ocasionaron la tragedia. En la cobertura noticiosa se pudo presenciar un ejercicio controlado sobre estos trabajos, en los que los elementos paso a paso detallaron el proceso que se sigue, para evitar que estos aparatos maten o lesiones a civiles inocentes. Primeramente, cuatro oficiales pie tierra van buscando algún indicio que alerté sobre la presencia de alguna amenaza enterrada. Normalmente se trata de cables que sobresalen de entre el terreno y van conectados a una fuente de energía que, puede ser una batería o algún radio y delatan en un primer momento la presencia de alguna mina “artesanal”. En caso de que sea descubierta alguna de las “minas”, de inmediato se asegura la zona y se procede a “peinarla” con un detector de metales, que permite confirmar o descartar cualquier riesgo. En cuanto el detector emite señales de alerta, el perímetro se amplia y se restringe el paso por seguridad de los propios soldados, al tiempo que el especialista en desactivación, se instala el traje de blindado (con un peso de 55 kilos), para poder acercarse con la protección adecuada. Posteriormente, y de forma muy cautelosa el elemento se aproxima al probable sitio donde se ubica la mina y realiza una minuciosa revisión del área, procurando determinar el tipo de artefacto y la ubicación de la fuente de energía. Enseguida, el experto en explosivos desactiva el aparato para evitar que detone y minutos después de forma controlada es destruido, eliminando así cualquier riesgo para los uniformados o civiles. Estas actividades han permitido que, desde el 04 de febrero al día de hoy, sumen ya más de 250 artefactos desactivados y destruidos, mismos que se detalló, no son puestos a disposición por el riesgo que conlleva su traslado. Una situación similar ocurre con los camiones blindados conocidos como “mounstros”, los cuales, al ser asegurados, solo se da parte a Fiscalía General del Estado y posteriormente son “despedazados” con ayuda de maquinaria pesada para evitar que puedan ser utilizados nuevamente. Son ya decenas de kilómetros de brechas las que han sido “peinadas” por el equipo anti-minas, y su labor continuará durante las próximas semanas, principalmente en los sitios donde ahora se tiene conocimiento, los delincuentes habían establecido sus campamentos.