José Luis Ceja / La Voz de Michoacán Jiquilpan, Michoacán. Pese a que en el ámbito regional Jiquilpan es considerado como una de las localidades que en mayor medida refleja su compromiso con temas relacionados al medio ambiente, de acuerdo con Mateo Alfredo Castillo Ceja, representante en México de la Iniciativa Internacional de la Carta de la Tierra del Centro CT de Educación para el Desarrollo Sostenible en UPAZ. A decir del especialista, Jiquilpan, Arteaga y Paracho son aquellos en los que menor impacto han causado estos temas. “Es evidente la ausencia de una política municipal que transversalice (sic) el sentido de la sustentabilidad y armonice las políticas sociales, económicas, ambientales y culturales, principalmente, por lo que la administración municipal debe realizar un esfuerzo colaborativo entre sociedad y gobierno para lograr una transformación de sus políticas locales, donde la sustentabilidad sea el eje motor de la política para garantizar la calidad de vida de la población con estilos de vida sustentables”, señaló en entrevista. Castillo Ceja agregó que “si bien los municipios más alineados a una política de sustentabilidad son La Huacana, Zitácuaro, Maravatío y Sahuayo, estos no son suficiente para ejercer un liderazgo regional para aspirar a un verdadero movimiento municipal por la sustentabilidad en el estado, por lo que debemos insistir y motivar en los tomadores de decisiones estas formas de alfabetización, “transversalización” y armonización de las políticas para brindar verdaderamente las posibilidades de mejores estilos sustentables de vida. En contraparte, los menos alineados son los municipios de Arteaga, Jiquilpan y Paracho”. El ambientalista empezó su proyecto de investigación haciendo un análisis del concepto de sustentabilidad y de diversos instrumentos y mecanismos de evaluación que deberían ser considerados dentro de cada Plan Municipal de Desarrollo. Para conocer de manera directa el abordaje de estos documentos, llevó a cabo entrevistas con el 10 por ciento de las presidencias municipales del estado de Michoacán, con un cuestionario, y verificó la coherencia entre sus respuestas con lo estipulado en dichos planes. “El análisis del trabajo de campo me permitió reflexionar sobre el concepto de sustentabilidad y el ciclo de la política pública donde se inserta la ciudadanía organizada y cuáles son los momentos importantes de incidencia”. De acuerdo con Castillo Ceja, el trabajo de campo también permitió encontrar obstáculos y plantear las herramientas que permitan lograr la sustentabilidad como política pública, al igual que comprender que la gestión requiere trabajo conjunto para lograr una verdadera gobernanza por la sustentabilidad municipal. Así, además de encontrar debilidades e inconsistencias se identificaron oportunidades para alcanzar la sustentabilidad municipal. De esta forma los resultados fueron el desconocimiento del concepto de la sustentabilidad como política; la ausencia de un marco normativo que favorezca una política de las dimensiones del desarrollo, la planeación desarticulada con limitados mecanismos para abordar todos los ejes del desarrollo, sumada a la ausencia de un marco ético, lo que no permite concretar valores y principios de actuación coherente para el desarrollo sustentable, además de restringidos vínculos con los mandatos internacionales como la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), la ignorancia y/o apatía por parte del gobierno para fortalecer y facilitar la actuación ciudadana en el diseño, desarrollo y evaluación de la sustentabilidad como política municipal y el condicionamiento del financiamiento y los recursos económicos, sociales y humanos para emprender estas tareas. “El propósito de mi investigación fue diseñar un procedimiento de cogestión que permita el empoderamiento ciudadano y fortalezca la gobernanza para la sustentabilidad” además, señala, este proyecto de investigación identificó que la sociedad civil requiere un mecanismo de evaluación que permita el empoderamiento de la política pública. En atención a esta necesidad, se diseñó un procedimiento de evaluación del Desarrollo Municipal Sustentable (DMS) que permite la interacción entre gobierno y sociedad en un entorno transparente y de rendición de cuentas más allá de los esquemas de medición con indicadores tradicionales. Esta propuesta de evaluación cuenta con un instrumento de aplicación sencilla, flexible y versátil, adaptado del propuesto por la Iniciativa Internacional de la Carta de la Tierra para evaluar proyectos, planes y programas que pretende ir más allá de una certificación tradicional y que cuenta con un componente participativo que privilegia a los actores principales y que lo hace único e innovador para garantizar el inicio de una cogestión efectiva.