Maricruz Rios / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Si bien el precio del limón ha regresado a la normalidad hacia la segunda quincena de febrero, la producción del cítrico en Michoacán continúa en caída libre, pues en el arranque de año apenas logró la tercera parte de lo que normalmente se cosecha. El reporte del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) revela que en el mes de enero la entidad concretó apenas 25 mil 475 toneladas de limón, muy por debajo de las 67 mil toneladas promedio que se cosechan cada mes en los municipios productores, siendo también el arranque de año más flojo del último lustro. Foto: Agencias. Como comparativo, en enero de 2021 se alcanzaron poco más de 63 mil toneladas del cítrico, por lo que el desplome de la producción en enero oscila entre el 60 y 62 por ciento. La merma en la cosecha de limón, de acuerdo con especialistas y las mismas autoridades en materia agrícola, viene en buena medida de la problemática de violencia que enfrentan varias de las regiones productoras. Familias enteras han abandonado sus huertas, al menos temporalmente, ante el riesgo que suponen los conflictos armados, además del temor que persiste por las minas antipersonales que se han detectado en algunas parcelas. Apenas el pasado 13 de febrero se reportó la explosión de una mina artesanal en Aguililla que le costó la vida a un campesino y dejó herido a su hijo. De acuerdo con la información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), hasta el fin de semana pasado el personal del Ejército había desarticulado ya 250 dispositivos antipersonales de este tipo, varios de los cuales se encontraron en caminos y sembradíos de zonas agrícolas de Tierra Caliente. LA AMENAZA DE LA INSEGURIDAD La misma autoridad estatal ha reconocido que la problemática de la disputa de grupos del crimen organizado ha permeado en la producción del sector primario. Cuauhtémoc Ramírez Romero, titular de Secretario de Desarrollo Rural y Agroalimentario (Sader), admitió recientemente que “en algunas regiones la actividad agrícola había sido impactada por la presencia de grupos delictivos, afectando principalmente cultivos como el maíz, jitomate, arroz, maíz, caña y limón”. En el caso de Tepalcatepec, por ejemplo, los productores habrían perdido hasta 243 millones de pesos, principalmente por el limón; a finales de 2021 los campesinos no pudieron cosechar unas 700 hectáreas de diversos productos, principalmente cítricos, por la presencia de los grupos criminales. Refiere el informe del SIAP que el municipio de Tepalcatepec está por debajo del 50 por ciento de su producción habitual, lo mismo con Buenavista y Apatzingán, además de Aguililla, esta última, demarcación que prácticamente desapareció de los indicadores del SIAP, pues familias enteras que anteriormente se dedicaban al campo han huido de la violencia. Esta problemática arrastra también otro fenómeno, el alza de algunos productos, como sucedió justamente a inicio de año con el limón debido a un limitado abasto. Heliodoro Gil Corona, coordinador de Proyectos Estratégicos del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM), ha advertido que incluso el tema inflacionario que se vive en la entidad (la más alta del país en enero pasado) se aleja ya de los factores comunes de mercado y tiene origen también en la búsqueda del control de cárteles de las actividades productivas primarias, así como métodos de acaparamiento y especulación. En este orden de ideas, refirió el también académico de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) que hay este fenómeno de la violencia y la inseguridad en zonas que ya son dominadas por células criminales amenazan no sólo la producción, sino su incidencia en el precio al consumidor; “el aumento en particular de dos productos, el limón y el aguacate, cuyos precios son reflejo del impuesto que cobra el crimen organizado en regiones de Michoacán”. Remató el analista del CEEM alertando que “los precios del limón y aguacate actualmente no están determinados por mecanismos de mercado, sino sustituidos por el mecanismo de la extorsión en las cadenas de valor entre la siembre y cosecha, almacenamiento, distribución y consumo”.