Jaime Darío Oseguera Méndez Mucho se ha venido hablando de las causas por las que Rusia invadió Ucrania. Algunos se refieren a la composición originaria del Imperio Ruso en diferentes momentos de fragmentación, recomposición, invasión, expansión y conquista. Otros hablan de las ansias y apetitos derivados del perfil psicológico de Putin y los menos apelan a las razones nacionales que comparten ambos países históricamente. La nación es el conjunto de elementos que le dan a los individuos un sentido de pertenencia. Los principales son: el origen étnico, el lenguaje, la religión; las costumbres como la comida, el vestido, el arte, la poesía; la parte simbólica como las banderas, los himnos nacionales y toda esta invención de la realidad que se deposita en la historia común a la que los individuos se afilian o los afilia el sistema educativo; es lo que se llama a la identidad colectiva y es el cemento de la idea de nación. En muchos sentidos Ucrania y Rusia comparten esa identidad y orígen común, lo que de ninguna manera justifica la invasión. Existen además otros componentes culturales compartidos entre ambas naciones. Una gran cantidad de rusos viven en Ucrania o dicho de otra manera, un porcentaje muy importante de los ucranianos tienen antecedentes rusos. Justamente la parte étnica es uno de los elementos a los que se apela en esta decisión expansiva e imperialista de Putin pero es ahí donde ha encontrado la mayor resistencia: queriendo hacer Rusos a los conquistados, los ha convertido en Ucranianos más orgullosos. Sabiendo lo anterior, ya es tiempo de hablar de las gandes y graves consecuencias económicas de la guerra. En un mundo globalizado, la guerra es uno de los principales adversarios del comercio y obviamente del progreso. Una de las consecuencias económicas más importantes de la guerra o mejor dicho de la invasión de Rusia a Ucrania, será el encarecimiento del comercio. En términos generales la transportación, los seguros de la misma, las fianzas, los fletes de mercancías que transitan en diferentes lugares del mundo, principalmente relacionados con la zona del conflicto, tenderán a subir sus precios y se van a trasladar a los productos que distribuyen. No se sabe el alcance de las amenazas de los países que defienden a Ucrania, enrolados en la OTAN, pero cualquier barco, avión o ferrocarril con sus banderas, seguramente estará muy pendiente de que no le caiga un misil ruso o que no se vaya a generar algún problema a bordo de los mismos. Y esto, aunque parece excesivo, hasta medio paranoico, sin duda incrementa los nervios y por lo tanto los costos de la transportación comercial. Se espera un incremento en el valor de las cadenas productivas, principalmente en las que intervienen productos rusos o de sus filiales. En este globo interconectado, lo que afecta a una región tiene inmediato impacto en otra. El incremento enel precio de los productos de Rusia y Ucrania afectará ciertas ramas de actividad económica globalmente. Por ejemplo, Ucrania produce una cantidad importante de los insumos para fertilizantes, que se usan en Europa y el mundo. Podríamos esperar que el costo de algunos productos agrícolas se incremente. Ucrania y Rusia sonimportantes proveedores de gas natural y petróleo; por su territorio pasan varios de los ductos que surten a Europa. Si Ucrania está invadida, en guerra y Rusia bajo sanciones, seguramente provocará una escalada de aumentos en casi todos los productos derivados como la gasolina y el disel. Ucrania es uno de los principales productores de cereales hacia Europa. La guerra va a deteriorar o exterminar sus capacidades productivas. También se verán afectados los productos Rusos, sujetos ahora a restricciones como el aluminio, niquel y cobre de los cuales son exportadores Rusia y Ucrania, porque son insumos de múltiples productos como autos, celulares y otros electrodomésticos. No importa que estemos del otro lado del mapa, la globalidad nos pone a todos a la puerta del conflicto. Una consecuencia económica inmediata, dicen los analistas, será el aumento de los precios, es decir de la inflación en el planeta. Pareciera que el aumento de los precios del petróleo es una ventaja para México y tal vez pudiera serlo, sin embargo, hemos venido reduciendo sustantivamente la producción así que no tendremos más ingresos por ese concepto. Menos ingresos y gasolinas más caras no es una buena señal para la economía. Las sanciones económicas que se imponen a Rusia, el congelamiento de sus cuentas y el impedimento de que participe en el sistema financiero internacional, va aprovocar un reacomodo en la especulación y un aumento de las tasas de interés para atraer más capitales en diferentes paises. Aumento de precio en los productos y su transportación; aumento en el costo del dinero y en los insumos principales de la industria. Restricción y temor en ciertas rutas de comercio. Cierre de algunas cadenas productivas y constante tensión entre los países, no son buenas señales para el crecimiento. Por desgracia la que gana es la industria que produce armas, como siempre. La guerra nunca se justifica, no tiene ninguna racionalidad positiva, en la visión de Hobbes, sin embargo, es una propensión natural del ser humano; egoísta al fin, competitivo. En la búsqueda de gloria y honor asume que bajo la ley natural es justificable que el pez más grande se coma al más pequeño y, como consecuencia, se imponga el más fuerte. Ese es el razonamiento previo a la civilización. Hoy la guerra cuestiona nuestra noción de sociedad. Sí como dice el gran Hobbes, el hombre es el lobo del hombre, de qué nos sirve la libertad y el pensamiento; la razón y la palabra, para que queremos el desarrollo si seguimos en el fondo siendo o justificando a las bestias.