Redacción / La Voz de Michoacán Ciudad de México. El hijo de Susana tiene un año de edad. Fue producto de la violación de su hermanastro a mediados de la pandemia de la COVID-19, en 2020. “Fue muy difícil para mí –relata Susana–, fue como vivir en la cárcel. Antes me iba a la escuela, salía a la calle. Después, ya no pude hacerlo a causa de la pandemia. Resulté embarazada y he tenido que decir que el padre de mi hijo es un amigo, por temor a que me saquen de la casa. Lo peor es que no supe a dónde acudir para interrumpir este embarazo. Nadie me ayudó. Estuve sola con todo este proceso y tuve a mi hijo a mis 15 años de edad”, dijo la adolescente. En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora cada 8 de marzo, las mujeres siguen alzando la voz para exigir acceso a métodos de interrupción del embarazo, ya que en México la violencia doméstica y otras formas de violencia sexual y de género se incrementaron con la pandemia, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Paula Rita Rivera Núñez, directora de Telefem (una organización sin fines de lucro que asesora a las mujeres en esta situación), dijo que, debido al aumento de embarazos no planificados registrados durante la pandemia, “es fundamental que las mujeres tengan acceso a anticonceptivos y medicamentos para la interrupción legal del embarazo de forma sencilla, con acceso rápido y en total privacidad”. La activista señaló que es importante fomentar la accesibilidad de las mujeres más vulnerables que no tienen recursos dentro de un marco legal que permite la interrupción del embarazo, como una forma de empoderamiento para la toma de decisión en lo que se refiere a derechos sexuales y reproductivos. Datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) señalan que en 2020 la cifra de embarazos no deseados fue de 1.4 millones, sobre todo en países en desarrollo, debido a la suspensión de servicios de control de la natalidad y anticonceptivos por causa de la COVID-19. De acuerdo con Rivera Núñez, la pandemia puede analizarse desde dos puntos de vista: primeramente, se observó un incremento de la violencia de las parejas, aumento de violencia para todas las mujeres en especial, niñas y jóvenes, y en segundo lugar, un aumento de los embarazos por la falta de acceso a servicios de primera necesidad en términos de salud. En marzo de 2021, la Organización Mundial de la Salud publicó que la anticoncepción y servicios de salud son de primera necesidad; sin embargo, en México y América Latina la prioridad se centró en los hospitales COVID-19 y por el temor la población dejó de asistir a otros servicios para evitar los contagios y también por la falta de insumos. Este contexto permitió que la telemedicina tuviera la oportunidad de mejorar el acceso a la salud y a la autogestión de los procesos de salud, como por ejemplo la interrupción del embarazo de forma asequible, rápida y clara. A este respecto, Paula Rita Rivera Núñez dijo que el mes de marzo abre la posibilidad de abrir el diálogo sobre la atención integral que empodere a las mujeres para su interrupción legal del embarazo, utilizando técnicas de primera elección, sin complicaciones y sin ser juzgadas y estigmatizadas en un marco, seguro, empático y sin prejuicios.