Maricruz Rios / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. La situación laboral de las mujeres michoacanas se ha precarizado en los últimos tres años. Mientras a finales de 2018 el 25.2 por ciento de las mujeres trabajadoras recibía como paga máxima un salario mínimo, para el arranque de 2022 las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) calculan que este porcentaje de féminas aumentó a un 32.4 por ciento. Es decir, prácticamente la tercera parte de las trabajadoras de la entidad no reciben más de 5 mil 258 pesos al mes, de acuerdo con el tabulador actual de 176.87 pesos como salario mínimo. La crisis por la contingencia sanitaria de COVID-19 y políticas públicas han impactado durante la actual administración, federal de acuerdo con especialistas en la materia, quienes ven que, si bien existe un mayor número de mujeres trabajando, también es cierto que lo están haciendo ante condiciones menos favorables. No solamente sus posibilidades salariales se han estacado en los últimos años, sino que muchas tienen que trabajar más. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), con datos al corte del cuarto cuatrimestre del año pasado, se calculan más de 140 mil trabajadoras en Michoacán que tienen que dedicar a su labor más de las 48 horas semanales de ley. Foto: Cortesía. Esto quiere decir que el 17.4 por ciento de las 805 mil michoacanas ocupadas tiene que trabajar más para devengar su sueldo, cuando a finales de 2018 se trataba del 16 por ciento. Los efectos económicos de la pandemia de COVID-19 han condicionado en buena medida esta situación, pues están abriendo menos nuevos negocios de los que alguna vez cerraron, con un número menor de empleados, así como sueldos y prestaciones menores. Hasta que el salario mínimo nos alcance… Si bien el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha buscado dejar atrás la pobreza laboral por ingreso por medio de continuas escaladas al salario mínimo, también es de tomar en cuenta que en la práctica no se trata de un incremento universal, y la mayoría de trabajadores tiene años estacionado con el mismo salario. Si bien se habla del tema como una cuestión de justicia social, ésta ha sido insuficiente cuando no se obliga a las empresas en general que asuman incrementos acordes, más allá de si se percibe o no el mínimo. De acuerdo con el despacho Willis Tower Watson, en México las grandes empresas transnacionales, especialmente las de origen extranjero, elevaron en 2022 como máximo un 5 por ciento las percepciones salariales de su plantilla laboral, en tanto que la inflación en Michoacán rebasó el 7.5 por ciento. Pero ésta no es la realidad de todo el país, el reporte ‘Reporte de Planeación de Presupuesto Salarial’ de Willis Tower sugiere que son los rubros automovilísticos, farmacéuticos y energéticos serían los más favorecidos con estos incrementos desconcentrados del salario mínimo, sectores con pobre presencia en la entidad. Sin embargo, las grandes, medianas y pequeñas empresas mantienen “congelados” sus sueldos desde hace años, en varias de ellas desde hace más de un lustro, y en donde la pandemia vino, en cambio, a otorgar cierta flexibilidad en la negociación para no elevar la nómina, como el poder laborar desde casa. La única posibilidad real de aumento de sueldo para varias personas es que en algún momento el salario mínimo los alcance. Las que más ganaban también se redujeron Es así que precariedad laboral del país se acentúa más en un estado como Michoacán, con contada industria y una presencia mínima de sectores innovadores y de alto perfil. De hecho, de los miles de plazas perdidas durante la pandemia por mujeres, el 9 por ciento se trataba de empleos informales y el 91 por ciento al sector informal. “El detrimento del empleo femenil proviene de segmentos de la ocupación informal en donde prevalece la incertidumbre laboral y los salarios mal pagados”, alerta sobre el tema Heliodoro Gil Corona, investigador de la Universidad Michoacana (UMSNH) y analista del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM). En palabras del especialista, “destaca el detrimento sufrido en el empleo femenil en dos direcciones: pérdida de puestos de trabajo y mengua de los ingresos percibidos; la pandemia contagió agudamente el mercado de trabajo femenil estatal, ya que el salario, tanto en la ocupación formal como en el informal sufrió un agudo deterioro”, subrayó. El deterioro en los altos ingresos de las trabajadoras también se profundizó entre aquellas que más ganaban, refiere Gil Corona, lo que refleja también la ENOE, pues mientras en 2018 el 2.7 por ciento de las mujeres ocupadas percibía más de cinco salarios mínimos, para el inicio de 2022 se redujo al 1.6, poco más de 13 mil michoacanas. “El hecho de que haya más mujeres en espacios públicos y privados no significa más igualdad de oportunidades ni reconocimiento remunerativo”, ha comentado, al tiempo de recordar que “el trabajo de conducción en el hogar es fundamentalmente de las mujeres y es marginalmente compartido por los hombres, sin reconocimiento familiar ni social”, por lo que a las horas de trabajo asalariado habría que sumar aquellas que no reciben remuneración ni reconocimiento, herencia de históricos roles de género.