Yazmin Espinoza / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. “Somos una comunidad lectora nómada. Nuestro hogar está en las historias que leemos y en los cafés desperdigados por el mundo entero”, así es como se presenta en redes sociales Café literario nómada, un proyecto de Samantha Vargas y Juan Urueta que nació en Morelia el año pasado con el objetivo de reconectar con las personas alrededor de una bebida caliente y un buen libro. Aunque la idea surgió de la mente de Sam, ella encontró en Juan al compañero perfecto para dar vida este proyecto literario que ya va por su tercer círculo de lectura y, aunque tiene como sede la capital michoacana, uno de sus objetivos a corto plazo es visitar otras ciudades y estados. “Esté donde esté se puede abrir un espacio para hablar de libros con un café. Lo pensé como un proyecto de vida porque al final vivimos en una constante incertidumbre, desde la parte de la pandemia y la situación laboral que vivimos y no sabía si iba a estar aquí o en otra ciudad, pero quería encontrar un cómplice que le gustara tanto como a mi los libros y el café”, comenta Sam. “Cuando me lo planteó vi que podía desplegar mucho de lo que había estado haciendo en mi vida, así que primero fue reconocer nuestras habilidades para ver qué podía hacer cada quien, tenemos en común la preparación en literatura, pero cada uno tiene desarrolladas diferentes competencias. Buscamos generar un equilibrio en el que pudiéramos abarcar todo lo que el proyecto exigía”, comparte Juan quien, además de un gran talento para la fotografía, se ha desarrollado profesionalmente en el mundo de la ilustración. Así, con una meta en común, Sam y Juan abrieron la cuenta en Instagram de Café literario nómada y llevaron a cabo una convocatoria para, en diciembre del 2021, realizar la primera reunión presencial del proyecto, la cual tuvo como sede la cafetería Techani MX. Esta primera reunión tuvo como pretexto el comentar la lectura de “Cuentos completos” de Leonora Carrington, creadora que muchos conocen por su obra pictórica, mientras que son pocos los que han ahondado en sus textos literarios. “La elección de los libros es un proceso muy democrático, primero de manera interna, cada uno pone algunas propuestas sobre la mesa y a través de la conversación llegamos a un acuerdo. Queremos que toquen gustos e intereses del público actual, por ejemplo, algún aspecto social presente, autores que sean llamativos o que mucha gente no conozca, pero traigan nuevas propuestas porque también es un propósito el darles visibilidad a autores que casi no se leen o autores ‘subterráneos’”, explica Juan. Foto: Víctor Ramírez, La Voz de Michoacán. Luego, para el segundo café que se llevó a cabo durante el mes de febrero, el texto a comentar fue “Temporada de Huracanes”, de Fernanda Melchor, escritora mexicana que actualmente compite por un Premio Booker International por su última novela “Paradaise”. Esta reunión tuvo como sede presencial Jardín Urbano Café, aunque también hubo una sesión virtual en la que lectores de otros puntos del país pudieron sumarse al diálogo. “Juan y yo venimos desde la academia, y conocemos la literatura desde ese lado, del rigor. Pero nos encanta el otro lado, el placer de adueñarnos de los libros y platicar con los autores. Buscamos democratizar la literatura, para que todas las personas se sientan con la confianza de tomar un libro, aunque no haya leído nada antes. Y el café es el pretexto perfecto para que cualquier persona pueda hablar de libros y se sienta cómodo”. ¿Eres un nómada literario? “Lo pensamos mucho y para nosotros ser un nómada literario es que tienes algunas características como que en cuanto te levantas, piensas en hacer café, o que despiertas y siempre hay libros al alcance de tu mano. También que siempre estás buscando un lugar para leer y tomar café y, por esto, los empleados de las cafeterías ya te reconocen, o por lo que tomas, o por tu nombre. Y claro, la idea de un viaje siempre está en tu mente”, explica Sam. Es a partir de esta identidad, que Café literario nómada comenzó a constituir una comunidad que pone a la literatura como el centro de su labor, primero de manera digital, y luego de forma presencial. “Nosotros nos la pasábamos en cafeterías, a veces solo vamos a leer. Y comenzamos a observar que había más personas así. Comenzamos entonces un scouting y nos dimos cuenta de cuántos espacios hay en esta ciudad en la que nos podemos reunir”. Y es que, una parte importante de este proyecto literario moreliano es, justamente, apoyar a su comercio local, propiciando el consumo durante sus círculos de lectura presenciales, además de hacer constante difusión de sus servicios a través de sus redes sociales para aumentar su alcance. En cuanto a su hogar virtual, Instagram ha sido la plataforma que les ha permitido conectar con nómadas de todos los puntos de la República Mexicana. “Tomamos un taller de Marketing Digital para aprender sobre el manejo de redes sociales. A nosotros nos encantaba tomar fotos de libros así que dijimos: bookstagram. Además de que el público en esta red es más o menos de nuestra edad, normalmente tiene su espacio en el mundo godín, y esta es como un escape para ellos”. Dejan su huella “Por un lado, está la comunidad que estamos construyendo en la red social que tiene sus propias dinámicas, eso marcha a la par a la experiencia que estamos creando de manera presencial”, detalla Juan. Y, como lo que busca este proyecto es generar toda una experiencia, actualmente también cuentan con algunos “souvenirs” que los lectores pueden adquirir para recordar su participación y la lectura de la que fueron parte, entre estos se encuentran “maletitas” literarias, separadores y morrales. “Cada que haces un viaje quieres llevarte un souvenir, así que comenzamos a trabajar con ciertos artículos con las ilustraciones de Juan. Además, buscamos apoyar al servicio local. Queremos encontrar esas cafeterías que no mucha gente conoce pero que son un tesoro invaluable del café y la comida”, explicó Samantha. Luego, algo importante a recalcar de Café literario nómada, es que a su paso por estas cafeterías dejo un poquito de su esencia con una dotación de libros como parte del Programa Nacional de Salas de Lectura, del cual son parte. “Estoy ahí desde hace casi siete años, comencé en Tacámbaro con un público infantil y, cuando decido quedarme en Morelia, me di cuenta de que había crecido también en otras formas de ver la literatura y decidí trabajar también con jóvenes. Quería conjuntarlo todo, así que migré a Café Literario Nómada y, así, a cada cafetería que vayamos, dejamos los libros temporalmente e irlos rotando”, detalla Sam. Así, las cafeterías que son parte de Café literario nómada, pueden ofrecer a sus visitantes la oportunidad de leer un libro durante su estancia a manera de préstamo. Dependiendo del espacio de cada una, se quedan de 15 a 20 libros en las cafeterías. “Los viajeros dejan un poco de si mismos en cada lugar que van, y esta es nuestra huella. Eso es lo que nos hace trascender de la virtualidad. Eso nos abre el espacio para que todos los que quiera puedan participar”, comparte Juan. De acuerdo con Sam y Juan, su misión y deseo por el cual trabajan todos los días para materializar es convertir a Café literario nómada en un modo de vida y que puedan, en un tiempo, organizar sesiones de lectura en diferentes países, con una comunidad tan grande como sea posible. “Nosotros buscamos el pretexto del encuentro, y la charla va surgiendo sola. Justamente queremos validar la palabra de todos, porque todas son válidas. La importancia de la oralidad, porque todo saber, toda historia es digna y puedes aprender mucho de la otra persona, no solo leyendo un libro, sino simplemente escuchando al otro”.