EFE / La Voz de Michoacán Jerusalén. Los católicos celebraron hoy en Jerusalén el Domingo de Gloria, con la que culminan las festividades de Semana Santa, mientras la región vive un repunte de tensión que se fraguó con nuevos choques entre palestinos y Policía israelí en la Explanada de la Mezquita de la ciudad considerada santa por las tres religiones monoteistas. A primera hora, religiosos y peregrinos recorrían las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén para dirigirse hacia la basílica del Santo Sepulcro, lugar más sagrado del cristianismo y punto neurálgico de la Pascua, donde la tradición sitúa la sepultura de Jesús. El repiqueteo de las campanas se mezclaba con la joya y devoción de cientos de fieles que se juntaron en torno al Edículo, estructura que protege la Tumba de Jesucristo, según la tradición cristiana, para conmemorar su resurrección tras ser crucificado en una misa encabezada por el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa. El Domingo de Gloria marca "el centro de nuestra fe, que dios está con nosotros, ha resucitado y nos da un futuro", dijo a Efe Eduardo López, sacerdote benedictino español de peregrinaje en Tierra Santa junto a un grupo de estudiantes religiosos de Teología. "Entrar en el sepulcro, donde el señor ha resucitado, es un honor", remarcó este religioso, que aseguró estar "emocionado" mientras asistía a la ceremonia, que culminó con un repiqueteo final de campanas para marcar simbólicamente la resurrección de Cristo. En la misa había gran número de peregrinos venidos de todas partes del mundo expresamente para Semana Santa, aunque solo eran cientos y no los miles que solía haber en épocas previas al coronavirus. Los salmos de los monjes franciscanos se solapaban hoy con los ritos de greco-ortodoxos, coptos o armenios, con calendario distinto al católico y que hoy arrancaron su Semana Santa con el Domingo de Ramos, por lo que se vieron palmas en las pequeñas salas del Santo Sepulcro junto a la misa de la resurrección católica. Las restricciones de la pandemia obligaron a celebrar la Pascua en tono menor y sin visitantes extranjeros en 2020 y 2021, y pese a que este año la situación vuelve a cierta normalidad, calles y templos no están abarrotados de peregrinos como antes, ya que no se recuperó aún la alta cifra de turistas propia de tiempos prepandémicos. En una estampa característica de la magnitud religiosa de Jerusalén, la Semana Santa coincide también este año con la festividad judía de Pésaj y el mes sagrado musulmán de Ramadán. Esto ha llevado estos días a muchos fieles de las tres religiones monoteístas a concentrarse en la Ciudad Vieja de Jerusalén, situada en la zona oriental de la urbe ocupada y anexionada por Israel. Ahí se ubican también la Explanada de las Mezquitas -tercer lugar más sagrado del islam- y el Muro de las Lamentaciones, principal lugar de culto del judaísmo. Todo ello se ha producido a su vez en pleno repunte de tensión en la región, que en los últimos días ha tenido su epicentro en la Explanada de las Mezquitas. NUEVOS ENFRENTAMIENTOS EN LA EXPLANADA DE LAS MEZQUITAS Hoy mismo, cuando los católicos conmemoraban la resurrección de Cristo en el Santo Sepulcro, agentes israelíes irrumpían a pocos cientos de metros, en la Explanada de las Mezquitas, para dispersar a palestinos que estaban colocando barreras y piedras en el recinto para impedir la entrada de visitantes judíos. también se produjeron incidentes alrededor de la Ciudad Vieja. Los enfrentamientos se saldaron con 19 palestinos heridos, entre los que hubo cuatro que fueron evacuados al hospital, según la Media Luna Roja palestina. El pasado viernes, la Explanada de las Mezquitas fue escenario de los choques más violentos en el complejo de este 2022, cuando la Policía irrumpió en su interior después de que cientos de palestinos arrojaran piedras y se atrincheraran en la mezquita de Al Aqsa. Los disturbios dejaron 152 palestinos y 3 agentes israelíes heridos, y el incidente se sumó a varias semanas de repunte de violencia entre Israel y palestinos en toda la región, que han llevado al período más sangriento en el marco del conflicto palestino-israelí en lo que va de año.