COLECTIVO CIUDAD | La infraestructura verde en nuestras ciudades

El crecimiento de las ciudades ha reducido el espacio verde y ha sido sustituido por infraestructura gris, que produce una mínima recarga de mantos acuíferos

Jorge Humberto Flores Romero

Las redes de áreas verdes o sistemas ecológicos urbanos, surgen a principios del siglo XX en las ciudades modernas, con el principio de incidir a mayor escala en la estructura del paisaje y manteniendo los ciclos ecológicos operando dentro del tejido urbano. Esta circunstancia enfatiza principalmente su condición de áreas naturales o seminaturales que se diseñan, se administran y se operan para obtener una gama de servicios ecosistémicos en un determinado territorio.

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Para el diseñador neoyorkino del Central Park Frederick Law Olmsted, las áreas naturales en las ciudades deberán “proveer a la población de los beneficios que brinda la naturaleza en su conjunto… se deberá pensar en un sistema de parques interconectados alrededor de los barrios”. O podemos entenderlo como lo definen Mark A. Benedict y Edward T. McMahon en su libro Infraestructura verde: Conectando Paisajes y comunidades, al responder a la pregunta ¿Por qué infraestructura verde?, mencionan que “   Es una red interconectada de áreas naturales y otros espacios abiertos que conservan los valores y las funciones de los ecosistemas naturales, sostiene el agua y el aire limpios, y provee un amplio arreglo de beneficios para las personas y la vida silvestre…la infraestructura verde es la estructura ecológica para la salud ambiental social y económica- en resumen, nuestro sistema de soporte a la vida natural”

La respuesta de McMahon nos sugiere que esas redes ambientales que se interconectan, se entrelazan y se entretejen con la urbe, que la convierten en un ente híbrido hiperconectado ciudad-naturaleza, y no en una dualidad urbano y natural como equivocadamente se concebía a las ciudades en el siglo XX.

Entenderemos entonces a la infraestructura verde (I.V.) en un asentamiento humano desde tres diferentes escalas: 1. Desde el espacio público; a los parques, las vialidades verdes, los camellones y las glorietas, entre otros. 2. Desde lo doméstico; a los patios y jardines. 3. Desde la Áreas Naturales y Rurales; a los ríos, arroyos, humedales, cerros, cañadas, corredores biológicos y áreas agrícolas entre otros.

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La infraestructura verde deberá de estar espacialmente interconectada para posibilitar la migración de la biodiversidad en la acepción más amplia del término incluyendo a seres humanos y movilidad, otra característica deseable es la polifuncionalidad para que pueda aportar la mayor gama posible de beneficios sociales, ambientales y económicos. Así mismo, deberá incorporar el ciclo del agua, en lo que respecta al manejo de agua pluvial, residual en un concepto que se ha mencionado en artículos anteriores en esta misma columna de opinión y que se conoce como Ciudades sensibles al agua.

No obstante, los procesos acelerados de crecimiento de nuestras ciudades han reducido el espacio verde en las ciudades, y han sido sustituidas gradualmente por infraestructura gris, que produce una mínima recarga de mantos acuíferos y por ende genera una creciente escasez de agua. Por si no fuera poco, aumentan las escorrentías que causan inundaciones, ocasionando disminución en la biodiversidad, el efecto de isla de calor urbana y en general una reducción de servicios ambientales. Sin embargo, la infiltración superficial y profunda en un contexto natural es del orden del 25%, mientras que en las ciudades escasamente alcanza un 10% de infiltración superficial y un 5% de infiltración profunda, según la Agencia de protección ambiental de EU (EPA, 2003). Podemos concluir que requerimos sistemas de ingenierías en nuestras ciudades con una visión ecosistémica y biológica que se fundamente en los procesos naturales, pensar menos en el concepto de infraestructura gris y promover la infraestructura verde.

Es importante reconocer que nuestra ciudad cuenta con un manual de calles completas, dicho sea de paso, de los primeros desarrollados en el país y que ha venido permeando en el diseño de nuestra infraestructura verde y que se fundamenta en los conceptos anteriormente mencionados, pero siempre resolviendo desde una óptica parcial y aislada, sin una completa visión ecosistémica de los asentamientos humanos. Tal vez una tarea fundamental para que sea abordada de manera multidisciplinaria por el IMPLAN Morelia, con una visión holística, en el afán de implementar un plan de Infraestructura verde hacia la construcción de ciudades más resilientes al cambio climático y más sensibles al agua.

Ante esta oportunidad que ofrecen las áreas verdes para brindar una amplia gama de servicios ecosistémicos en las ciudades, nos resulta incomprensible las acciones que ha tomado el municipio en algunos camellones de la ciudad al colocar pasto artificial, que parece tener el único interés superficial de dotar de verde y “embellecer” a las ciudades, a pesar de aportar mayor superficie no permeable y por ende desconectarse de los servicios ecosistémicos que aporta la infraestructura verde. Esta es una buena oportunidad para retomar el rumbo en la infraestructura verde en nuestra ciudad ya que, definitivamente, el ambiente y los seres que lo habitan serán los principales beneficiados, así como el planeta mismo.

colecciudad@gmail.com