JUEGOS DE PODER | Una buena para el gobierno

Una de las cosas que ha hecho bien el gobierno de AMLO es el Paquete Contra la Inflación y la Carestía, pues pese a que no resolvería la inflación, si ayudaría a contrarrestar los efectos negativos de esta .

Foto: twitter

LEO ZUCKERMANN

Me gustó el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PCIC) que presentó ayer el gobierno federal. No creo que por sí mismo vaya a resolver la inflación en el país, la más alta en los últimos 21 años, pero sí ayudará a contenerla y paliar sus efectos negativos en los más pobres del país.

PUBLICIDAD

El diagnóstico que presentó el secretario de Hacienda fue correcto y certero. La inflación es un fenómeno que nos viene de fuera. Tiene que ver con la disrupción de las cadenas de abastecimiento por la pandemia del covid-19 y, ahora, un incremento en las materias primas debido a la guerra en Ucrania. México ha reaccionado controlando el precio de los productos energéticos (combustibles y electricidad) a un costo muy alto para el erario. De acuerdo a Rogelio Ramírez de la O, si el gobierno no hubiese estabilizado con sus estímulos el precio de las gasolinas, la inflación anualizada sería de cerca del 10% (dos dígitos) a diferencia del 7.6% de hoy.

El diagnóstico atinado se aterrizó en un paquete de medidas que, por un lado, pretende mantener estable el precios de algunas mercancías básicas y, por el otro, resolver los problemas de oferta. En este sentido, se promoverá un aumento en la producción de los tres granos básicos: maíz, frijol y arroz. Se ampliarán los apoyos de fertilizantes y se importarán más de estos insumos. Se agilizará la distribución de los productos básicos y la entrada al país de este tipo de importaciones.

Por el lado de los precios, el gobierno se compromete a mantener estables el precio de la gasolina, el diésel, el gas LP y la electricidad, hay que decirlo, a un costo oneroso, pero asequible, para el erario. Con la participación de la iniciativa privada, tanto de productores, distribuidores y cadenas de autoservicio, se mantendrá el precio de 24 productos durante seis meses: aceite de canola o maíz, arroz en grano, atún en lata, azúcar morena, bistec de res, cebolla, chile jalapeño, chuleta de puerco, frijol en grano, huevo de gallina blanco, jabón de tocador, jitomate saladet, leche, limón, manzana, naranja, pan de caja, papa , papel higiénico, pasta para sopa, pollo entero, sardina en lata, tortilla de maíz y zanahoria.Además, por un periodo de seis meses, habrá un arancel cero en la importación de estos mismos productos más la harina de maíz, harina de trigo, maíz blanco, sorgo y trigo.

PUBLICIDAD

De acuerdo al secretario de Hacienda, con estas medidas se impactará al 27% del Índice Nacional de Precio al Consumidor. No está mal.

El gobierno en ningún momento trató de sobre vender este paquete. Fue, me parece, aterrizado y realista.

De hecho, un aspecto positivo del lanzamiento del PCIC fue la aparición del secretario de Hacienda como un actor pragmático y serio. Enhorabuena que ya se había tardado.

Con el evento de ayer, al parecer regresaron los moderados dentro de la Cuarta Transformación.

También me gustó la capacidad del gobierno de negociar con las grandes corporaciones nacionales y extranjeras para que esto fuera un ejercicio voluntario y concertado. No es el gobierno de una retórica incendiaria en contra de la iniciativa privada o que le hace manita de cochinito a los empresarios para lograr sus objetivos. Al revés, hubo un esfuerzo de coordinación con la industria y cadenas de distribución. Esto abre, me parece, la posibilidad de un acercamiento entre gobierno y sector privado para lograr un segundo objetivo: incrementar la inversión y por tanto el crecimiento económico.

Las señales que salieron ayer de Palacio Nacional fueron positivas. López Obrador está actuando de manera responsable frente al reto inflacionario. A diferencia de lo que solemos ver todos los días, se mostró dispuesto a escuchar a sus expertos económicos y actuar en consecuencia. El gobierno no está haciendo locuras. Por el contrario, pretende actuar con medidas sensatas que no controlarán la inflación pero sí darán un respiro a los más necesitados.

Políticamente se entiende porque la prioridad número uno de AMLO es ganar las elecciones en 2024. El Presidente quiere evitar, a toda costa, una crisis económica de final de sexenio que perjudique a los candidatos de su partido. Y es que, de acuerdo a todos los analistas económicos, se prevé la inflación mundial termine en algún momento del año que entra pero, por el aumento en las tasas de interés en todos los países, derive en una pequeña recesión comenzando el 2024. Alguien, supongo que su secretario de Hacienda, le habrá explicado esto al Presidente quien decidió, por lo pronto, tomar una ruta pragmática, moderada y seria.

Twitter: @leozuckermann