El amor en estado de putrefacción: Neftalí Coria e Hitzury Molina estrenan ‘Germen’

“No puedo concebir el teatro que hago sin poética, sin un sostenimiento poético que le permita llegar más a fondo”. Netfalí Coria, dramaturgo y poeta

Alexandro Arévalo Oros

Tras 10 años alejado de la dirección escénica, Neftalí Coria regresa para presentar ‘Germen, la puerta está abierta', obra escrita y protagonizada por la egresada de la Facultad de Bellas Artes, Hitzury Molina.

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En entrevista para La Voz de Michoacán, el dramaturgo y poeta michoacano ahonda en esta producción que replantea el significado del amor, así como nos comparte el proceso y las decisiones creativas detrás del proyecto.

Sabemos que la autora del texto es Hitzury Molina, pero, ¿cuál es la historia detrás de ‘Germen, la puerta está abierta’? ¿Cómo fue el proceso de escritura?

Lo primero que llega a mis manos es el texto escrito por esta joven actriz, el cual fuimos puliendo durante mis talleres de escritura. El texto se renovó, se le dio otra idea en el tiempo y se quitaron los espacios tan específicos que tenía. En ese transcurso, la obra fue quedando de una manera tan ágil y libre que nos pareció ideal llevarla a escena. Ya después del proceso de montaje, el texto se volvió a corregir. Esperamos que resulte interesante, es una obra para estremecerse y puntualizar sobre la historia de cada una de las mujeres protagonistas, quienes son arrebatadas por su propia vida y llevadas a una especie de tráfago emocional tremendo. Son personajes que caminan hacia su propio abismo sin ningún tipo de salida. Estas son las historias que más me gustan porque en ellas encuentro la mejor poética.

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Neftalí Coria, dramaturgo

¿En qué momento se involucra como director? ¿Cuáles fueron sus principales aportaciones desde esta área?

En realidad no soy nuevo en esto, pues me he involucrado directamente con el teatro desde hace muchos años, aunque de manera muy espaciada. Se dio la oportunidad para que yo pudiera dirigir esta obra y así fue como empecé a trabajar con la actriz y con un grupo de personas talentosísimas, quienes se fueron integrando y uniendo esfuerzos muy interesantes. Se sumaron Carlos Guevara en la asistencia de dirección y Luis Jaime Cortez en la música, por ejemplo. Para la visión de la dirección, me guié mucho por imágenes vivas y extrañas, más que por lo práctico de la escena. Hace más de diez años que no dirigía, así que, cuando tomé el texto entre mis manos, empecé a buscar muchísimas referencias pictóricas, específicamente, pinturas medievales que me conmovieran. Indagué en la representación de la mujer y en cómo los autores pintaban a las vírgenes. Me dediqué a encontrar imágenes que ensamblaran con el texto y, a través de todas estas referencias, que se conciben en algún punto de la obra, fuimos construyendo la imagen de los personajes, descubrimos cómo caminaban, cómo saltaban, cómo movían las manos. Fue todo un proceso en el que coincidimos muchísimo con Hitzury y en el que logramos un montón de comuniones muy necesarias entre actriz y director. A mí me gusta trabajar en el teatro con paciencia y eso fue lo que sucedió: fuimos avanzando poco a poco, hasta llegar a diseñar la escena. No puedes decir “Ah, en tres meses tengo listo el montaje”, pues nosotros trabajamos durante diez meses antes de entregar el resultado final al público.

Considerando también su participación como productor, ¿cuáles fueron los principales retos a los que se enfrentaron durante el montaje?

Actualmente es imposible que la Secretaría de Cultura apoye un proyecto como este, a menos que sea a través de becas, premios y dádivas. Es más, a estas alturas ni siquiera valdría la pena estarse preocupando si contamos con su apoyo o no. Si uno decide hacerlo, lo hace por encima de esto. Yo he hecho siempre el teatro que he querido, de manera íntima y con gran voluntad artística. Así logramos esta obra en la que las dificultades fueron las de siempre: poner gasolina a un coche para llegar al ensayo, comprar comida para el grupo que lleva trabajando desde el mediodía. Pero esos no son obstáculos realmente. Por eso me interesan más las dificultades artísticas, como lo fue conjuntar un equipo de gente que comprometa su tiempo para levantar una puesta escénica como esta. Tampoco existe el obstáculo de encontrar espacios para presentarla, porque siempre hay que buscar la manera de hacerlo. En mi caso, hago teatro para la gente que no va al teatro, la gente ordinaria, el público verdadero. No lo hago para los especialistas ni para los académicos, pues ellos tienen sus propios espacios y las facilidades para acercarse a las grandes puestas en escena.

Uno de los temas centrales en ‘Germen, la puerta está abierta’ es el amor, como bien se menciona en la sinopsis. Pero, ¿cuál es su concepción del amor y cómo se relaciona con la obra?

Hemos discutido mucho con Hitzury sobre qué trata la obra, aunque es cierto que el amor es lo que empuja a las protagonistas hacia el abismo, a darse un tope con el mundo. Es un amor que, como todas las cosas, se fermenta hasta la putrefacción. Se trata del amor como fracaso en una obra que no tiene esperanzas, porque no las hay. Pero no creo que este sea el tema central. Hay una cosa mucho más fuerte que es la desolación de la mujer a través de la historia. Respecto a mi opinión sobre el amor, creo que la escritura ha sido lo único grande en mi vida, por lo que sería muy difícil dar mi opinión sobre tal sentimiento. 

¿Qué tanto hay del Neftalí Coria poeta en esta puesta escénica? ¿De qué manera conviven estas dos facetas suyas, la de dramaturgo y la de poeta?

He visto teatro que, respetablemente, no le interesa la poética. Es más, entre la misma gente del teatro hay a quienes no les interesa la poesía y no entienden la poética de su propio arte. En mi caso, la poesía y las catorce novelas que he escrito durante toda mi vida, y que han representado una labor tremenda, me han enseñado a contar historias dotándolas de fluidez. Me parece que esto se ve reflejado en el teatro que dirijo.

¿Cuál es el público al que va dirigido la obra?

A mí me parece que los jóvenes y adolescentes pueden acercarse y verla perfectamente, aunque no está hecha para ellos, sino para cualquier persona. Habrá directores que sí hagan obras específicamente para jóvenes, o para vender bien y divertir a la audiencia. Pero el teatro no está al servicio de nadie ni nada: el arte se hace porque sí, porque se tiene que hacer y ya, no para entretener ni enseñar algo. Habrá gente que sí comprometa su arte y crea que el teatro sirve para educar, y tienen todo mi respeto.

Tendrán cuatro funciones consecutivas en Morelia, pero, ¿qué sucederá después? ¿Hay intenciones de presentarla en otros lugares?

Yo termino mi trabajo el día del estreno, por lo que sé muy poco sobre hacia dónde va y el destino que tendrá. Me parece que habrá una temporada en Colombia y, probablemente, se presente acá, en Tacámbaro. Eso sí, debería llevarse a las escuelas y a distintos espacios fuera del teatro, hay que acercarla a la gente para que la vea. El equipo de esta obra está conformado por gente muy joven que está trabajando muy duro, ellos se encargan de seguir con todo esto.

‘Germen, la puerta está abierta’ tendrá funciones los días 4, 5, 6 y 7 de mayo, a las 19:30 horas, en el Foro La Ceiba (Lacas de Uruapan # 301, Colonia Vasco de Quiroga).

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Alexandro Arévalo Oros es egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Ha cursado talleres sobre periodismo, radio y creación literaria, así como un diplomado en producción de cine documental. Escribe sobre cine mexicano y sobre los agentes y proyectos que lo están revolucionado.
adanielao99@gmail.com / @alexandroda_