Michoacán, en riesgo por los desbordes y deslaves, que abren herida de tragedia en Angangueo

Son cinco municipios michoacanos los que se encuentran en riesgo de deslave de cerros por los altos grados de deforestación,

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Hasta cinco puntos del estado han identificado zonas de riesgo por desbordes y deslaves ante la temporada de tormentas. La deforestación y la intensidad de los fenómenos meteorológicos representan un riesgo en zonas en donde los efectos del clima, junto con asentamientos irregulares, han derivado en peligro para miles de personas.

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Sumado a la región de Lázaro Cárdenas, Zitácuaro, Angangueo, Morelia, Uruapan y Pátzcuaro son los puntos en dónde se ha advertido la problemática por parte de las autoridades de protección civil.

La costa michoacana es en dónde se han registrado deslaves en zonas de carreteras y desbordamiento de ríos que han afectado a cientos de familias solo durante el fin de semana pasado.

Luego de más de dos semanas de intensas lluvias, Ricardo Luna García, titular de la Secretaría de Medio Ambiente Cambio Climático y Desarrollo Territorial (SEMACCDET) alertó por la situación que se vive incluso en zonas alejadas de la costa del estado.

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En el caso de Uruapan, recordó un fraccionamiento en las faldas del cerro de la Cruz que hace 4 años resintió los efectos de las fuertes lluvias con deslaves de lodos y materiales rocosos que dejó damnificados. A pesar de que se estableció como zona de riesgo, el desarrollo no ha sido deshabitado.

En el caso del oriente michoacano, Zitácuaro y Angangueo son los puntos que más preocupan durante este 2021. La deforestación por incendios y el establecimiento de asentamientos irregulares ha derivado en la construcción de condiciones de riesgo.

En Morelia, el Cerro del Quinceo y el Cerro del Águila son los puntos en dónde el efecto del escurrimiento de lodos por erosión y lluvia, ya han generado daños civiles en lluvias pasadas. Lo anterior no fué corregido por el ayuntamiento capitalino a pesar del impacto.

Son los municipios los encargados de regular y vigilar el crecimiento de los asentamientos. En este sentido, se ha denunciado que hasta un millón de personas viven en zonas se riesgo y no siquiera lo saben.

La deforestación en los cerros juega un papel preponderante, debido a que una vez retirada toda la vegetación arbustiva, árboles, pastos y raíces, la tierra se erosiona y al mezclarse con el agua de las lluvias genera riesgos por deslizamiento.

Y es que pese a los llamados de las autoridades en torno a los riesgos de asentar pies de casa en zonas no aptas para viviendas, predios ubicadas en faldas de cerros se siguen expandiendo todos los días.

Angangueo

A 11 años de la tragedia de Angangueo, el peligro sigue latente y replicándose en prácticamente todas las regiones del estado. El alud que sepultó parte del pueblo al oriente Michoacano, únicamente dejó destrucción y pocas enseñanzas en cuanto a la prevención del riesgo a la población y a los gobiernos locales.

A decir de las propias autoridades municipales y científicos michoacanos, los cerros se encuentran en  riesgo de colapsarse de nueva cuenta sobre las viviendas reconstruidas que alguna vez fueron arrastradas por el lodo, el agua y los residuos de árboles.

El arraigo de la población para con sus tierras y sus viviendas en las que ya tienen hasta 3 generaciones viviendo y la inestabilidad de los suelos de los cerros aledaños, ha generado una bomba de tiempo que podría detonarse en cualquier momento.

La doctora Patricia Alarcón Chairés, profesora e investigadora del Departamento de Ensayos Sísmicos de la Facultad de Ingeniería Civil de la Máxima Casa de Estudios de Michoacán ha advertido el riesgo latente en esta región, sobre todo en lo que respecta al riesgo de aludes que puedan volver a sepultar a decenas de personas.

En este contexto, la especialista y ahora presidenta del Consejo Consultivo de Cambio Climático de Michoacán advirtió que aún se mantienen diversos pendientes en la prevención del riesgo no solo en el oriente michoacano, sino en todas las regiones del estado.

Los fenómenos que provocaron los aludes en aquel fatídico febrero del 2010 incluso han empeorado. La erosión de los suelos de los cerros, provocada por el cambio ilegal de uso de suelo, la tala clandestina y el incremento de las lluvias atípicas representan un riesgo latente para miles de personas de todo el estado y que en la mayoría de los casos, desconocen.

A nivel estado, son cinco municipios michoacanos los que se encuentran en riesgo de deslave de cerros por los altos grados de deforestación, principalmente por anegación o acumulación de agua en la superficie erosionada.

Coahuayana, Aquila, Arteaga, Tepalcatepec, Zamora y Zacapu presentan ya grados de riesgo que ha propiciado la atención tanto de las autoridades de protección civil como de las propias de la Mesa de Seguridad Ambiental.El municipio que representa mayor riesgo, corresponde a Zacapu, el cual debido a los torrenciales que se han registrado.

La capital del estado no se salva del riesgo. Con base a la dinámica de suelo, la deforestación de la zona, escurrimientos y la humedad de la superficie generada por las lluvias, las faldas del Cerro del Quinceo presentan riesgo por derrumbes, situación que representa un peligro para los miles de personas que ahí radican de manera irregular.

Solo en este punto del estado convergen más de 7 mil familias entre asentamientos irregulares y fraccionamientos que han burlado los dictámenes de riesgo y que en últimos años, ya han dejado daños a decenas de viviendas.

El principal factor de riesgo es la falta de información a la ciudadanía. Más de 1 millón de personas en el estado de Michoacán, viven en zonas de riesgo a huracanes, sismos, deslaves y todo tipo de fenómenos naturales que, en conjunto con la falta de planeación y otras condiciones, han generado una peligrosa condición de riesgo para las viviendas. Lo más preocupante es que la mayor parte de la ciudadanía, desconoce el riesgo al que se enfrentan.

La deforestación en los cerros juega un papel preponderante, debido a que una vez retirada toda la vegetación arbustiva, arboles, pastos y raíces, la tierra se erosiona y al mezclarse con el agua de las lluvias genera riesgos por deslizamiento.

Y es que pese a los llamados de las autoridades en torno a los riesgos de asentar pies de casa en zonas no aptas para viviendas, predios ubicados en faldas de cerros se siguen expandiendo todos los días.