¿Por qué las mujeres temen ir al ginecólogo por primera vez?

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Foto: Agencias.

El Universal / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. Ir al ginecólogo por primera vez es terrible; y el estrés que la mayoría de las mujeres jóvenes siente es mucho peor de lo que imaginaba. Según una nueva encuesta americana, las chicas en verdad no sabemos qué hacer en una cita con el ginecólogo.

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Dos de cada cinco mujeres han tenido preocupaciones con respecto a su primera cita. Lo que debería sentirse como una decisión saludable… en realidad se siente como un secreto incómodo y estresante. Esto sucede porque hay un aspecto físico considerable: la idea del dolor. Y, por otra parte, muchas mujeres han tenido malas experiencias.

Muchas mujeres sienten que caminan en un callejón oscuro sin salida. La mayoría tiene muchas preguntas, pero casi siempre se sienten intimidadas o tienen vergüenza. Otras tienen miedo del dolor, y como es un momento muy íntimo, no lo hablan o lo comparten con cualquier persona… si es que lo hacen en algún momento.

Y en algunos casos, las consecuencias de este miedo e incomodidad pueden ser tremendas. De hecho, muchas mujeres nunca tienen una cita al ginecólogo o prologan sus estudios lo más posible.

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El examen

La principal fuente de preocupación es el examen mismo. Las mujeres no sólo sienten vergüenza de que alguien más vaya a ver su parte más íntima, sino que también tienen mucho miedo de que vaya a doler.

Quién estará en la habitación

Una tercera parte de las mujeres sienten preocupación por las personas que estarán en la habitación. Si el médico tendrá asistente, o si la paciente asistirá sola o acompañada. Y es que en un momento tan íntimo, es inevitable pensar en quién estará ahí para juzgarnos.

Las preguntas

El 24% de las mujeres siente preocupación por las preguntas que tendrían que responder. La honestidad es crucial con un médico, y aunque hay vergüenza detrás de detalles tan íntimos, muchas tienen más miedo de lo que sus respuestas puedan revelar.

Ir al ginecólogo no es como ir de shopping, pero tampoco es lo peor del mundo. La preparación y la información pueden hacer una gran diferencia.
Hay que dejar de hacer sentir a las mujeres que sus cuerpos y su sexualidad son fuente de vergüenza. Si podemos eliminar el tabú, podremos hablar más sobre ello y evitar malentendidos que, desafortunadamente, afectan nuestra salud.