Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán Michoacán. De esa pequeña habitación del poblado de San Miguel Tlacotepec, municipio de Tlalpujahua, emerge una mezcla de olores, entre agrios y dulces; dentro se siente un cálido sopor causado por el fuego que arde a elevada temperatura al interior del horno de barro. Una mujer sentada en una pequeña silla, con ágiles y hábiles manos, imprime los últimos toques a esas rosquillas a las que llaman "pan de pucha", una tradición de más de 100 años en esta región del oriente michoacano. ¿De qué está hecho el pan de pucha? Celosa de la receta que ahora resguarda la tercera generación familiar, la señora Silvana García Monroy apenas esboza algunos ingredientes: huevo, harina y azúcar; luego alguien revela dos mas: anís y pulque, este último que funge como levadura. El resultado es una delicia para el paladar, ya sea recién hecho o dejando que adquiera una consistencia crujiente. Tlacotepec tiene magia rústica y sus calles empedradas tienen un encantador panorama fantasmal por lo solitarias que lucen, pues la mayoría de sus habitantes han emigrado a otras partes, principalmente al Estado de México y Ciudad de México. En una parte alta se levanta su imponente templo, dedicado a San Miguel Arcángel y a la Virgen de Guadalupe. Este monumento religioso tiene una mezcla muy peculiar: conserva una de las torres del original recinto de hace 400 años, de estilo barroco; y la otra, así como la mayor parte de la fachada, se reconstruyeron con cantera rosa hace unos 40 años, ahora de estilo neoclásico. Foto: Juan Carlos Huante Foto: Juan Carlos Huante Foto: Juan Carlos Huante Foto: Juan Carlos Huante