¿Sabías que Morelia tiene un tesoro oculto? Descúbrelo y conoce la joya de Michoacán
Morelia, fuera de todos los mitos, es un verdadero tesoro compuesto de historia, gastronomía, cultura, esparcimiento y mucho más que provoca un amor a primera vista con sus visitantes.


Enrique Santiago / La Voz de Michoacán
Morelia, Michoacán. El Centro Histórico de Morelia es uno de los más bellos de México y su belleza la define en gran medida su Catedral Metropolitana y justo su catedral tiene una leyenda bajo sus entrañas.
Se narra que en la ancestral ciudad de Morelia, denominada entonces Valladolid, en un cuesta de la loma de Santa María se hallaba el ingreso a un túnel que cruzaba la ciudad y estaba obstruido por unas cuantas inmensas piedras. No había construcciones en esos terrenos, ya que eran de propiedad del ayuntamiento. Los vecinos de las áreas cercanas señalaban que de ese túnel provenían gritos de pánico.
LA LEYENDA
Hace mucho tiempo un banda de ladrones había resuelto hurtar las riquezas que ellos sabían que se hallaban en una habitación especial de la Catedral de Morelia. Eran abundantes las riquezas, ya que en ese recinto se atesoraba mucho dinero y gemas que el sacerdote obtenía mediante limosnas o donativos que las familias opulentas del estado le donaban a la Iglesia.
Los ladrones habían resuelto ingresar a ese cuarto accediendo por el túnel de Santa María del cual se sabía que llegaba hasta la Catedral. Se adentraron y al arribar al lugar señalado comenzaron a excavar el piso del cuarto de los tesoros.
En tres ocasiones los ladrones lograron robar sin que nadie se diese cuenta de los faltantes en el tesoro. No obstante, cierto día el obispo estaba requerido de una pieza que era parte del tesoro y la mandó a buscar. Al no ser conseguida por el responsable de buscarla, éste lo notificó y un grupo de religiosos se dedicó a chequear el inventario con los objetos disponibles. De inmediato se percataron de que faltaban muchas cosas que debían estar allí.
Pero aunque los ladrones se enteraron de que los religiosos ya se habían percatado de los hurtos y se les estaba buscando, resolvieron repetir sus desvelamientos e ingresar de nuevo al recinto del tesoro. En un par de oportunidades más pudieron llevarse dinero y un cofre colmado de monedas de oro. La gente de la ciudad estaba atemorizada y hasta pensaron que los robos eran ocasionados por el Diablo.
Cierta noche, uno de los clérigos ingresó a la habitación y se encontró con tres hombres que estaban introduciendo oro en una bolsa. Al verlos el cura alertó a todos los religiosos de la catedral, los cuales sumados a los criados que se les aunaron se adentraron por el túnel por el que habían huido los ladrones para seguirlos y capturarlos. Todos iban rápidamente por el túnel cuando un repentino temblor provocó su derrumbe dejando a los religiosos atrapados.
Soldados llegaron para intentar sacarlos, cuando se percataron de que después del área derrumbada, el túnel se separaba en dos partes. Una de las cuales iba hacia el oriente y arribaba al sótano de un mesón, y la otra les llevaba hasta la entrada de la loma de Santa María. En ninguna de ellas consiguieron a los malhechores, quienes se habían desvanecido enigmáticamente. .
Jamás se supo que ocurrió con ellos; no obstante, algún tiempo después por toda la localidad de Valladolid y otras de Michoacán, comenzaron a ser de corriente circulación monedas de oro y plata.
LA CIUDAD, UN TESORO EN SÍ MISMA
Morelia, fuera de todos los mitos, es un verdadero tesoro compuesto de historia, gastronomía, cultura, esparcimiento y mucho más que provoca un amor a primera vista con sus visitantes.


No por nada, su emblema actual es un corazón que envuelve literalmente a Morelia.


En cualquier época visitar la capital Michoacana es un deleite, pero en la temporada navideña es un manjar. Aun con pandemia la Plaza Valladolid, una de las más emblemáticas de la ciudad, es recibe cada año al árbol monumental de Navidad que cada año se instala en ese espacio público.

Y en una plaza adyacente, la de Armas, se instala el Nacimiento Monumental que es una creación de los artesanos de Capula, un poblado perteneciente a Morelia, reconocido por su alfarería.


Es un verdadero placer caminar por las calles del centro de Morelia: cada una tiene algo que mostrar, algo que contar... y sus calles cerradas para los vehículos aún más.

En sus portales hay una vida exquisita. Entre cafés, bares y restaurantes, y aun en medio de la pandemia por COVID-19, pero con las debidas medidas para evitar contagios se puede disfrutar bastante.

Sus monumentos guardan historias de cientos de miles de personas que se han enamorado, conocido, abrazado (en tiempos sin pandemia), festejado, reído... y que contienen una vibra especial para los visitantes.

Testigo de más de 400 años de historia, el Acueducto es otra de las maravillas arquitectónicas de la capital michoacana que aporta gran parte de la personalidad de la ciudad y de una robustez que pocas urbes poseen.

A un lado del centro moreliano, se ubica el zoológico de Morelia que es un imperdible si visitas esta capital. Con 50 años de vida, este recinto es el hábitat de 473 especies y no puede faltar en tu itinerario.
