Bosco Sodi regresa a lo “Elemental” en el Museo Anahuacalli

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Ciudad de México.- Tras cinco años de no exhibir en este país, el artista mexicano Bosco Sodi (1970), considerado uno de los más cotizados en la actualidad, presenta a partir de hoy su exposición “Elemental” en el Museo Diego Rivera Anahuacalli.

Dakin Hart, curador en jefe del Museo Noguchi en Nueva York, comentó que el artista presentará objetos hechos con materia orgánica para entablar un diálogo con la arquitectura de piedra volcánica que tiene el museo.

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“Son una serie de cubos hechos con arcilla, más de 100 obras que Sodi ha trabajado desde hace años con la idea es simular una ciudad antigua”, dijo el curador, quien señaló que se pretende traer de vuelta el volcán Xitle al Museo Anahucalli.

“Queremos por un rato la institución regrese a lo prehistórico y prehispánico, el museo es de por si un guardián de historia y culturas antiguas, de tal manera que necesitamos traer la naturaleza del recinto de manera activa”, señaló Hart.

El Museo Anahuacalli combina la naturaleza y la cultura, siendo una doble referencia física de montaña y pirámide, volcán y templo. La roca con la que está construido viene de la explanada de lava producida por el Xitle, volcán cuya erupción destruyó Cuicuilco, una ciudad prehispánica precursora de la Ciudad de México.

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Este extraño y maravilloso museo contiene un compendio de lo que el ser humano, motivado por la necesidad y la esperanza, el amor, la furia y la locura, es capaz de formar de la tierra.

La exposición “Elemental”, de Bosco Sodi, está enfocada en la parte prehistórica del museo, su parte anacrónica: la roca y el calor, el volcán y sus sublimes latidos.

Las pinturas matéricas, las piedras volcánicas y los cubos de barro de Sodi cortan a través de la cultura de la materia como un río que fluye rápido a través de una planicie fluvial. No son productos de la tierra, si no la presencia de la tierra misma.

Cubos de arcilla envueltos de lámina de oro, escultura de piedra volcánica, tabiques de barro rojo y cuadros de aserrín ocuparán el patio del museo y algunas salas, estableciendo una conexión con el edificio que, a decir del artista, asemeja un viejo volcán.