Redacción / La Voz de Michoacán Paracho, Michoacán. Esta comunidad de Nurio, establecida en el corazón de la Meseta, una de las cuatro regiones de la zona Purhépecha, es uno de los pueblos originarios, donde aún se mantiene la lengua materna y la vestimenta tradicional; la iglesia en honor al santo patrono, Santiago Apóstol, era una construcción del siglo XVI, es decir, tenía casi 500 años, en los albores de la invasión española. Solamente las bardas eran de material como piedra y cemento; el portón labrado del siglo XVI, ventanas, el bautisterio, retablo, imágenes y el rico artesonado en el cielo de la nave a manera de la edad media, eran prácticamente de madera, así como el tejado, a base de tejamanil, que es una madera de pino o madroño; el piso de vigas, las bancas, escaleras y dos cruces procesionales, también de madera Para los pueblos originarios, la iglesia ha sido el centro de reunión del catolicismo; conmemoran varios santos durante el año, pero el 25 de julio, día de Santiago Apóstol, la festividad dura varios días. El coro a un costado de la entrada, era único en su tipo; el retablo, reparado hace poco por el INBA, solamente existían dos en el mundo, éste de Nurío y otro en Sudamérica; había una réplica del Señor de Los Milagros y varias imágenes más. La tarde del domingo pasado, el templo se incendió, no hubo manera de combatir las llamas, debido a varios factores, como la falta de agua y mangueras de presión que llegaran a más de 20 metros de altura y a que el material, era altamente inflamable. Prácticamente todo, quedó reducido a cenizas, los daños son incalculables e irreparables. Están de pie, solamente las bardas. Casi 500 años de historia, han pasado a la historia.