El Universal/La Voz de Michoacán.México. Adquirir una obra falsa en Internet es muy sencillo. Necesitas un presupuesto que oscile entre 5 mil y 20 mil pesos, ubicar en una página de compra venta las obras de artistas como Javier Marín, Leonora Carrington, Manuel Felguérez, Sebastian, Jorge Marín y Rodrigo de la Sierra, elegir la pieza, esperar un par de días a que llegue a la puerta de tu casa o a un servicio de mensajería y listo. El fraude se habrá consumado. El artista Rodrigo de la Sierra, uno de los afectados por la falsificación, en entrevista explica que la venta de falsos de sus obras se ha disparado en los últimos años; ante el fenómeno comenzó a documentar puntos de venta y denunció los hechos en la Fiscalía General de la República. El problema lo remonta el artista a 2013 y 2014, cuando comenzaron las exposiciones abiertas al público, porque la gente empezó a tener acceso a la obra de manera directa e hizo registros completos de las piezas; entonces le llegaron pocas noticias sobre la venta de falsos a precios muy bajos en mercados como la Lagunilla y en Jardín Pushkin, y no le tomó mayor importancia. En febrero 2017 expuso en la Cámara de Diputados, en el verano de ese año se presentó en la Alameda Central y en diciembre exhibió en el Aeropuerto de la Ciudad de México. Además, en 2018 el personaje apareció en los boletos de la Lotería Nacional y se emitió una estampilla postal con el personaje. Entonces la falsificación de Timoteos se convirtió en un grave problema. EL UNIVERSAL realizó la compra de uno de los Timoteos con el fin de documentar la facilidad con la que operan los vendedores. Hace unos días, en la página Mercado Libre existían al menos seis piezas con precios que iban de los 7 a los 35 mil pesos. Poco después sólo estaban a la venta dos, una con un precio de 11 mil pesos y otra en 18 mil, precios que, según De la Sierra, significan la mitad de lo que podría llegar a costar una obra original. Ayer, una nueva pieza se puso a la venta a un precio de 165 mil pesos con esta descripción: “Excelente obra de arte, seriada catalogada y firmada. 2 metros de altura con su base, compre a lo seguro. Meses sin intereses”. La pieza elegida por EL UNIVERSAL no tenía descripción, pero sí se aseguraba que era la tercera copia de una serie de 10. El costo fue de 18 mil pesos sin gastos de envío. Tras la adquisición, este diario conversó con el comprador que dijo llamarse Roberto Morales. —Nos interesa adquirir otra pieza más pequeña, porque esta vez el monto fue complicado. ¿Tendrás otras disponibles pero más chicas? —Sí, te la tendría en unos 10 días. —¿Qué tipo de Timo? —Tengo uno que se llama El pensador, que está como agachado, está parado, ese es de tamaño chico. Luego tengo uno más grande, no sé si has visto los del avión, las tengo en 10 mil pesos. —¿Tienes certificado? —No, no tengo de ninguna, por eso están los costos porque no hay documentación. —Claro. ¿Tienes tu taller? —Me dedico a la compra venta, de hecho me dedico más a lo que es el mueble, cristalería, vajillas. —¿También tienes originales? —Sí, también me salen, pero ahorita de Rodrigo de la Sierra no tengo. De hecho, de esas piezas saqué varias, eran de un diputado, imagínate. Me vendió bastantes regalos que les dan luego, me dio varias piezas de bronce, de cristal, de mármol, de todo. —¿De ahí sacaste las copias? —Son cosas que les regalan a ellos, no es que ellos las hagan. No es que las revendan, es que no les funcionan, no les sirve, no sé. A lo que voy es que el menage que compré se lo compré a un diputado, salió de la casa de un diputado. El vendedor cerró la compra con la promesa de enviar fotos de otras piezas. Dos días después, la mercancía se recibió en una sucursal de Fedex; el remitente: Roberto Morales, ubicado en calle Tizoc, Iztapalapa. La pieza se le envió a Rodrigo de la Sierra para su revisión. Y, en efecto, no sólo es un falso, sino que no existe en original. “Es obvio que es una pieza falsa. El diseño no es mío, nunca he hecho una pieza así, ellos vieron una obra monumental con la misma forma y de ahí la copiaron. La calidad en la escultura no tiene nada que ver con mi mano. Yo nunca he hecho una pieza con esa forma. La pátina no es mía. Nunca utilizo esas bases. Y la firma, por supuesto, no es la mía”, dice. Y añade: “Es triste cómo inventan toda una historia y cómo justifican la venta, la pieza tiene mi firma falsificada; además, 18 mil pesos no es cualquier cosa. Es una burda copia de una pieza de arte, se acaba el discurso artístico; pagar por una pieza falsa, así sea 1 o 10 pesos, es regalar el dinero. Yo presenté una denuncia de hechos en la que testifico algunos casos que me constan, tengo información que me han hecho llegar mis seguidores”, explica. El Código Penal Federal, en materia de derechos de autor, establece en el artículo 424, prisión de seis meses a seis años “a quien use en forma dolosa, con fin de lucro y sin la autorización correspondiente obras protegidas por la Ley Federal del Derecho de Autor”, y en el artículo 424 Bis, prisión de tres a 10 años a quien “produzca, reproduzca, introduzca al país, almacene, transporte, distribuya, venda o arriende copias de obras”, entre otros, protegidos por la Ley Federal del Derecho de Autor. Sin embargo, en muchos casos la batalla contra de la venta de falsificaciones se ha perdido. Hace cinco años, el artista Jorge Marín sentó un precedente cuando tras su denuncia y un arduo trabajo en documentar puntos de venta de falsos, se logró el decomiso de 89 piezas. Hoy, dice Manuel Gil, director del Estudio Jorge Marín, esa venta continúa. “Logras dar de baja una página y al otro día hay otra; nos llegan noticias como la de una mujer que fue defraudada con 3 millones por la compra de piezas falsas. Nos hemos enfrentado directamente con ellos y nos hemos puesto en peligro. Hoy sólo podemos alertar en nuestras redes sociales y canales de comunicación para decirle a las personas que por favor no compren”, lamenta. De la Sierra espera avances en la investigación y dice: “Estoy vivo, están mi página, las galerías con que trabajo, corroboren con nosotros que la pieza que comprarán es auténtica”.