AP / El Universal Santiago de Chile, Chile.- El irreverente antipoeta chileno Nicanor Parra fue enterrado ayer en su casa del litoral central y, como había especificado, en la tierra. Aunque en Chile se prohíben las inhumaciones fuera del cementerio, era Parra y se cumplió su deseo. Murió a los 103 años. Sus restos fueron trasladados muy temprano desde la Catedral de Santiago, donde fue velado la víspera, hasta el pequeño balneario de Las Cruces, 130 kilómetros (80 millas) al noroeste de la capital. Y fue inhumado en la tierra después de una misa fúnebre en la parroquia del lugar, a la que asistió la presidenta Michelle Bachelet, familiares, amigos y conocidos. La Mandataria participó en la interpretación de la cueca “Los Parecidos” en un emotivo momento del funeral. El ataúd aún conservaba el letrero escrito por el propio Parra: “Voy & vuelvo”. En 2011, en una entrevista, el escritor había solicitado: “Entiérrenme como es debido... en la tierra, no incinerado ni en un nicho”. Y su petición fue cumplida, pues quedó sepultado en un hoyo cavado en la tierra en un sector junto a su casa, donde fue depositado el féretro cubierto por una manta echa por su madre con retazos de tela. Según las instrucciones del poeta chileno Nicanor Parra, que escribió en 1969, hace cerca de 50 años. “Terminando el velorio quedan en libertad de acción, ríanse, lloren, hagan lo que quieran", escribió el poeta, matemático, físico y académico chileno que es considerado una de las mayores leyendas de la literatura hispanoamericana del siglo XX y pilar de la poesía chilena junto con Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Gonzalo Rojas. En el antipoema incluido en su antología "Obra Gruesa" señala: "Cuidadito CON velarme/ en el salón De honor De la universidad/ o en la Caza del Ezcritor/ de esto no cabe la menor duda/ malditos sean si me velan ahí...". Lo que no se le ocurrió dejar por escrito es si le hubiera gustado la decisión que tomó el gobierno chileno, que al conocer la noticia de su muerte, decretó dos días de duelo nacional y la suspensión de ceremonias oficiales. En las afueras de la parroquia se congregaron algunos centenares de personas que están veraneando en el litoral central chileno o que acudieron especialmente a despedir al poeta que vivió los últimos 20 años de su vida en Las Cruces. Una de sus vecinas dijo a la televisión estatal que Parra “era muy dije (simpático), calladito sí”, mientras un hombre aseguró que acudió a despedirlo después de viajar desde San Fabián de Alico, 550 kilómetros (341 millas) al sur de Las Cruces, donde nació el poeta, matemático y físico. Tras el oficio el cortejo fúnebre, amigos, familares y fanáticos se trasladaron pie, detrás del automóvil que llevaba el ataúd, hasta llegar a la que fue su casa, donde en un sitio aledaño a la vivienda ya se había cavado un hoyo para el féretro. Sus pies daban al mar, pues en vida Parra pidió ser enterrado mirando el océano Pacífico. El entierro en su casa fue posible porque las autoridades correspondientes accedieron a cumplir sus anhelos. No fue posible observar si se cumplieron otros de sus deseos, como que en las exequias hubiera un par de zapatos de fútbol, una bacinica floreada, sus gafas negras (para manejar) y un ejemplar de la Biblia. Parra murió el martes en su casa en la comuna de clase media de La Reina, que estaba siendo recuperada tras años sin usarse y ser invadida por okupas. Regresó a La Reina, al suroriente de la ciudad, pocos días antes de morir. A lo largo de su vida fue reconocido con honores que incluyen el Premio Nacional de Literatura, en 1969; el Premio Juan Rulfo, en 1991; La Medalla Gabriela Mistral, en 1997; y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en 2001. En 2011 fue distinguido con el Premio Miguel de Cervantes, considerado el más importante de la lengua española, y al año siguiente obtuvo el Premio Iberoamericano de Literatura Pablo Neruda. En cinco ocasiones trascendió que fue considerado para el Nobel de Literatura, un galardón que sí recibieron otros dos destacados escritores chilenos: Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Al litoral central llegó un nuevo y famoso poeta, pues además de Parra, Vicente Huidobro está enterrado en Cartagena y el Nobel de Literatura 1971 Pablo Neruda yace en su casa del cercano balneario de Isla Negra, con los pies también en dirección al mar. Reacciones en México El poeta mexicano David Huerta afirma que la poesía de Parra es la de un sobreviviente de muchas batallas, glorioso. "Fue un ejemplo de coherencia y sus poemas nos presentan esa coherencia como una gozosa imitación del caos. En el horizonte del pasado siglo y de lo que va de este, Parra forma el ángulo más carnavalesco, más lleno de frescura lúdica, de esa triada de chilenos geniales que se completa con Pablo Neruda y Gonzalo Rojas. (Entre los descendientes en esa fronda genealógica hay que contar a Elvira Hernández y Raúl Zurita, quienes aprendieron todo lo que pudieron de aquellos tres)". Luego dice que es una verdadera lata que nada más cuando se mueren les hagamos caso a los poetas; "mejor dicho, hacemos como que les hacemos caso. ¡Pónganse a leerlos, carajo!", afirma Huerta, quien, como otros mexicanos, manifestó su pesar por la muerte del chileno. Antonio Ortuño escribió en Twitter: "A los 103 años ha muerto Nicanor Parra, el poeta insolente y genial."; Luigi Amara tuiteó una imagen del poema "Misión Cumplida" y el mensaje: "Uno de mis antipoemas favoritos, que también puede leerse como antiepitafio". La presidenta chilena Michelle Bachelet, quien visitó a Parra en Las Cruces con motivo de sus 100 años de vida, en 2014, señaló: "Chile pierde a uno de los más grandes autores de la historia de nuestra literatura y una voz singular en la cultura occidental. ¡Estoy conmovida por el fallecimiento de Nicanor Parra! Mi más profundo pésame a su familia". El escritor y Premio Cervantes Sergio Ramírez señaló: "Si quieren un infaltable poeta de cabecera allí está Nicanor Parra. Lírico como no hay otro, burlón y burlesco, iconoclasta, provocador, siempre en el experimento, Nicanor y antinicanor. Como lo creía eterno me sorprende saber su muerte, pero eterna será su poesía, amén." Numerosas instituciones culturales españolas también lamentaron su muerte. El Instituto Cervantes destacó que Parra "rompió los moldes tradicionales de la poesía en lengua española". Al tiempo de que recuperó algunos de sus versos: "Fui lo que fui: una mezcla/ De vinagre y aceite de comer/ ¡Un embutido de ángel y bestia!". El Instituto Cervantes evocó que en 2012, con motivo de la entrega del Premio Cervantes, el poeta depositó en la caja de seguridad número mil 552, su máquina de escribir, con la orden de devolvérsela a sus herederos el 5 de septiembre de 2064, fecha en la que cumpliría 150 años. El escritor chileno Rafael Gumucio declaró a EL UNIVERSAL que "Nicanor Parra inventó el Chile actual. Es el que antes y mejor comprendió que había que vivir la contradicción sin conflicto. Su vida fue sin embargo un largo duelo de astucia, lucidez y dolor para imponer la voz del electrón periférico, y dejar en claro que cualquier ecuación sobre el mundo o la sociedad tiene que contar con las ‘variables ocultas’, que cambian todo el resultado de la ecuación. Tengo la impresión que pasaremos los próximos 101 años descifrando el sentido profundo de sus aparentes chistes". Sin embargo, Fabienne Bradu, investigadora de la UNAM, dijo en entrevista que la antipoesía no le gusta pero reconoce que la obra de Parra marcó una etapa importante en la poesía hispanoamericana del siglo XX para ciertos sectores de la crítica. "Sin embargo, la persona no me simpatiza: con los años y la admiración irrestricta de sus adeptos, se volvió un surtidor de ocurrencias, sin duda graciosas, pero más cercanas a la gesticulación verbal que a la poesía genuina".