Ciudad de México.- Como parte de las actividades para conmemorar el centenario de natalicio de la escritora poblana Elena Garro (1916-1998), las actrices Cecilia Toussaint y Laisha Wilkins ofrecieron al público una lectura dramatizada de “El Árbol”, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio del Bellas Artes. Antes de su participación en la Lectura Dramatizada, Elena Garro, 100 años, Toussaint explicó que la actividad forma parte de la iniciativa “Leo, luego existo” del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), dedicada a difundir textos de escritores mexicanos. En esta ocasión se celebró a Elena Garro con la dramatización de “El árbol”, texto publicado en 1967, que aborda la relación entre dos mujeres de mundos muy diferentes, unidas en una historia de suspenso que tanto Toussaint como Wilkins fueron alternadamente develando. Toussaint, con el porte y la seriedad que la distinguen, ofreció una magistral interpretación de la aparentemente inocente Luisa, una indígena que después de haber sido golpeada por su marido llega a la puerta de Martita, mujer soberbia cuyos diálogos declamó Laisha Wilkins. Las dos actrices llevaron al público a través de los versos a imaginar con profundo sentimiento la historia que Garro tejió alrededor de las confesiones que Luisa hacía Martita, evocadoras de un turbio pasado del que parecía no admitir ningún arrepentimiento. Hacia el final del diálogo, Luisa le revela a una asustada Martita que, bajo la sugerencia de sus compañeras las “recogidas”, el único al que confesó sus pecados fue a un anónimo árbol en la mitad del campo, sin embargo al regresar a visitarlo descubrió que este “se secó Martita, se secó”, citó con nostálgica ternura Toussaint. Elena Garro, dramaturga y poeta, se basó en experiencias vividas durante su participación en la defensa de las tierras de los campesinos de Ahuatepec, Morelos, para escribir esta obra de teatro, en los años 50. La que fuera esposa de Octavio Paz (1914-1998) es recordada por obras que abordan la marginación de la mujer y su libertad, de ahí que ha llegado a ser considerada un símbolo libertario. Sin embargo, su vida no fue fácil, pues tras el Movimiento estudiantil de 1968, se dice que la prensa manipuló sus declaraciones acusando a intelectuales de la época de instigar a los jóvenes para luego abandonarlos a su suerte. El rechazo de la comunidad intelectual de la época no se hizo esperar y la orillo al exilio, primero en la Unión americana, también en España y Francia, y finalmente en su propio país, pues regresó para morir de cáncer de pulmón, recluida en su casa de Cuernavaca, Morelos. Es hasta años recientes que se ha revalorado la vida y obra de la autora de “Recuerdos del porvenir”, novela que le valió ganar el Premio Xavier Villaurrutia 1963.